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Los musulmanes en Noruega se plantean su futuro tras los ataques – Richard Galpin (+ Video del periodista Pedro Brieger)


En la mañana del pasado lunes en el exterior de la Corte en Oslo, entre las hordas de periodistas y noruegos nativos, había varios grupos de inmigrantes de Somalia y Kenia que, como todo el mundo allí presente, tenían curiosidad por saber lo que estaba pasando adentro.

Anders Behring Breivik, el hombre que admitió haber llevado a cabo los ataques que el pasado viernes causaron la muerte de al menos 76 personas en Noruega, comparecía por primera vez ante el juez.La explosión con carro bomba en el centro de Oslo y el tiroteo en un campamento juvenil en una isla cercana fueron llevados a cabo en nombre de una ideología extremista racista e islamofóbica, con el objetivo último de acabar con la inmigración musulmana en Europa.

Pero en vez de atacar directamente a los musulmanes, Breivik lanzó su asalto meticulosamente preparado contra lo que considera la raíz del «problema»: el gobernante Partido Laborista y sus políticas migratorias liberales.

Cuando empezaron los ataques en la tarde del viernes, con el carro que hizo explosión en Oslo frente a varios edificios gubernamentales, la comunidad musulmana de Noruega se preparó para lo peor, asumiendo que lo que había sucedido era obra de militantes islamistas.

Fue una presunción compartida por muchos en todo el mundo.


Sensación de alivio

Mehtab Afsar, secretario general del Consejo Islámico de Noruega, se encontraba encabezando una delegación de su organización en el extranjero cuando empezó a recibir llamadas desde la capital noruega de asustados miembros de la comunidad musulmana.

«Oímos que algunos musulmanes ya habían sido golpeados en Oslo y mujeres que tenían miedo me llamaron pidiendo ayuda», explicó.

«Tan sólo esperaba que no fuera cierto».

En la comunidad musulmana de Noruega -compuesta por unas 100.000 personas- hubo una extraña sensación de alivio cuando quedó claro que los ataques no eran parte de la campaña global de al-Qaeda.

En cambio, se supo que el atacante era un hombre de cabello rubio y piel clara, un noruego de pura cepa que tenía el deseo y la habilidad de matar a una escala nunca antes vista en esa nación europea.

Pese a ello, el respiro de la comunidad musulmana duró hasta que se empezó a conocer la perversa ideología detrás de las acciones de Breivik.

Esperando de pié junto a la entrada de la Corte este lunes estuvo Hassan Ali, quien llegó a Noruega hace 12 años refugiándose de la guerra civil en su país nativo, Somalia.

Desde su llegada a fines de los años ’90, el número de somalíes en Noruega ha aumentado considerablemente hasta llegar a unos 27.000.Si bien Hassan Ali se siente más vulnerable tras los ataques, no está sorprendido por lo ocurrido.

Asegura que la hostilidad en Noruega contra los inmigrantes ha ido creciendo paulatinamente en la última década y culpa de ello a la pujanza de los partidos de derecha en el Parlamento, en particular el Partido del Progreso (FrP, por su siglas en noruego), que ahora cuenta con el segundo mayor número de escaños en la cámara.

«A este hombre loco (Anders Behring Breivik) el partido de la extrema derecha (FrP) le ha lavado el cerebro… y ha seguido su ideología… y necesitaba hacer algo», asegura Hassan Ali.

«El FrP atacaba al Partido Laborista porque estaba trayendo musulmanes al país y defendiendo sus derechos sociales y laborales», señala.

Breivik fue miembro del FrP durante cuatro años pero en esa formación niegan haber tenido influencia sobre su persona, y aseguran que sus acciones y valores son contrarios a las políticas y el sistema de valores del partido.


Actitud hostil

Los somalíes se sienten particularmente vulnerables al no estar tan bien establecidos como otras comunidades musulmanas como la de los paquistaníes, algunos de los cuales llegaron a Noruega en busca de trabajo hace más de 40 años.

«En los últimos tres años hemos sentido que no somos bienvenidos», asegura Hassan Ali.

«Cada domingo los periódicos escriben cosas negativas sobre los somalíes. Muchos se han ido y más se irán a medida que la presión aumente».

Miembros de otras comunidades extranjeras también están preocupados por lo que dicen es una actitud negativa hacia ellos.

Keneth, quien llegó a Noruega proveniente de Kenia hace seis años, explica que se encontraba en un avión cuando ocurrieron los ataques.»Lo primero que alguien dijo es que había sido un inmigrante y que la inmigración debía detenerse», asegura.

El gobierno admite que la oposición a la inmigración ha ido creciendo en Noruega como en otros países europeos, pero esperan que lo ocurrido el pasado viernes traiga un mayor sentimiento de unidad a la nación.

El martes, el ministro noruego para la Igualdad e Inclusión Social de la Infancia, Audun Lysbakken, se reunió con los líderes de la comunidad musulmana en Oslo.

«Espero que de las cosas terribles que estamos viviendo surja un nuevo sentimiento de solidaridad y se cree una sociedad todavía más tolerante», dijo a los presentes.

Fuente: BBC, Oslo

El Destape – Programa 25 de Julio de 2011 – Editorial Pedro Brieger

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