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Manifestantes pacíficos tienen quién les dispare – Por Eva Bartlett


BEIT HANOUN
, Palestina, jul (IPS) – Las mujeres, hombres, niñas y niños palestinos que cada semana participan de la marcha hacia la «zona de contención», a 300 metros de la fronteriza Línea Verde que limita la franja de Gaza con Israel, no se amilanan pese al agobiante calor matutino que se cierne en esta época.

Los manifestantes se juntan todas las semanas cerca de la bombardeada Facultad de Agricultura de Beit Hanoun para marchar en protesta por la decisión de las autoridades Israelíes de prohibir la presencia de palestinos en el área.

Hace una década, los agricultores trabajaban las tierras ubicadas a 50 metros de la frontera. Pero la «zona prohibida» fijada por los israelíes se amplió con los años a 150 metros y, luego, a 300, dejando a la población local sin sus huertos, cultivos ni áreas de pastoreo.

Las excavadoras israelíes destruyeron todo y ahora los campesinos palestinos tratan de adentrarse dos kilómetros en la zona de contención, protegida por soldados del estado judío.

Más de 30 por ciento de las tierras cultivables de Gaza están dentro del área prohibida, que además son las más fértiles. Allí florecen olivos, frutales y cítricos, trigo, cebada, centeno y otros productos que permiten cubrir gran parte de las necesidades de este territorio ocupado por Israel.

El norte de la franja de Gaza se vio particularmente perjudicado en los últimos tiempos, lo que llevó a la población local a organizar la primera manifestación pacífica contra la zona de contención hace tres años.

Mientras el grupo marcha por el polvoriento camino hacia nuestro destino, a 300 metros de la frontera donde hay un par de banderas palestinas destruidas dejadas en otra oportunidad, Jalil Nassir, de 46 años, explica a IPS que llevan tres años realizando esta actividad en el norte de Gaza.

La popular canción de la Resistencia palestina Unadikum («Te llamo») se escucha del celular de Saber Zaneen a través de un megáfono desde el cual en pocos minutos más, el activista de 45 años emitirá un mensaje alusivo.

Zaneen y Nassir son dos de los fundadores de la Iniciativa Local, el grupo que organiza la movilización.

«Somos un pueblo resistente. Marchamos por los agricultores y sus familias que viven en la zona prohibida», explicó Nassir.

«Les destruyeron sus casas, derribaron sus árboles, arrasaron sus cultivos y no los dejan trabajar su tierra. Muchas familias que viven fuera de los 300 metros también se vieron perjudicadas» con la medida, apuntó.

«Es el tercer año que marchamos todas las semanas en diferentes partes del norte», añadió Nassir.

Unas 20 personas caminan en dirección de Erez, medio kilómetro al oeste del camino por el que circulan los privilegiados que pueden cruzar el control fronterizo custodiado por los israelíes.

Derecho se encuentra una de las tantas torres construidas a lo largo de la frontera desde donde muchas veces suelen comenzar los disparos de los soldados israelíes.

«Al principio, sólo llegábamos a 300 metros de la frontera. Pero de a poco nos fuimos acercando a ella. En algunas zonas llegamos hasta el límite mismo», relató Nassir.

Unas 1.000 personas, según varios participantes, marcharon junto al grupo de manifestantes de Beit Hanoun el 15 de mayo para conmemorar la Nakba (expulsión de más de 750.000 palestinos de sus territorios para crear el estado judío en 1948). También hubo protestas en Líbano y en las Alturas del Golán sirias.

Más de 100 manifestantes resultaron heridos en esa oportunidad y un adolescente asesinado por las bombas lanzadas desde los tanques militares y los disparos efectuados por soldados israelíes desde las torres contra la gente desarmada.

El 7 de junio, en el mismo montículo con las dos banderas donde se detiene el grupo para cantar y realizar un discurso, Mohammad Kafarna, de 19 años, fue herido en el cuello, la cintura y el abdomen por metrallas lanzadas por los israelíes.

«Abrieron fuego sin ninguna advertencia», relató Nassir. «Mohammad fue herido enseguida», apuntó.

Las casas destruidas que hay cerca de la frontera proveen de escombros y metales, muy valiosos en Gaza, donde no se encuentra material de construcción por el bloqueo israelí de los últimos cinco años. En esos terrenos destruidos, los recolectores escarban pese al peligro que suponen los dispositivos sin explotar y los disparos de los soldados israelíes.

Once civiles palestinos murieron desde 2010 en la frontera norte de Gaza, entre ellos, un agricultor de 91 años alcanzado por una bomba a 600 metros de la frontera, la misma distancia en que perdió la vida un joven de 18 años. Otro campesino de 64 recibió varios disparos en el corazón estando en su terreno a 550 metros de la Línea Verde.

Más de 30 personas resultaron heridas en la frontera a manos de soldados israelíes que les dispararon en las piernas. Algunas de ellas tenían apenas 14 o 15 años.

En la mayoría de las manifestaciones, activistas internacionales acompañan a los palestinos desarmados y son quienes documentan los ataques israelíes.

«Marchamos todas las semanas con o sin periodistas o activistas», remarcó Nassir.

«Nos vinculamos con manifestaciones populares de Cisjordania, como en Ni’lin y Bil’in», añadió.

Después de seis años de realizar marchas pacíficas, los residentes de Bil’in lograron una mínima victoria, que retrocediera un poco el muro de separación construido por los israelíes.

El megáfono se apaga y Saber Zaneen urge al grupo a salir de la zona de contención. Aparecieron soldados y vehículos militares israelíes y los organizadores no quieren más víctimas.

«Sabemos que es una zona peligrosa», señaló Abu Issa. «Nos disparan sistemáticamente. No queremos más heridos, pero seguiremos marchando en territorio palestino por las familias de los agricultores que no pueden acceder a sus tierras», añadió.

Fuente: IPS

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