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Berenjenas,un legado árabe

Moradas, blancas o jaspeaditas, estas sensuales bayas oblongas, levemente amargas, pueden ser la base para manjares diversos en diferentes idiomas. Y, de paso, son muy saludables e ideales para dietas de adelgazamiento.

©lagaceta
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Como tantos elementos que constituyen nuestra cultura, las berenjenas se las debemos a los árabes. Y como tantos elementos que constituyen nuestra cultura, ellos las trajeron desde el Este; de hecho, los registros más antiguos las ubican al noreste de la India, en Birmania y en China. Este fruto de pulpa verdosa consistente y textura esponjosa, llegó a Europa desde África, a través de la España musulmana. Desde allí pasó a América y se extendió por todo el Mediterráneo. De hecho, cada país ha generado sus propios platos, según sus gustos y los ingredientes típicos de su región.

Alrededor del Mediterráneo los catalanes preparan la escalivada, deliciosa ensalada tibia de morrones, cebollas y berenjenas asadas en la parrilla; los griegos, su célebre mousaka; los franceses, el ratatouille; los árabes, con variantes según sus países de procedencia, el baba ganush (nuestro conocido puré de berenjenas). Las combinaciones, siempre sabrosas, son muy diversas, pero ellas, moradas, blancas o “jaspeaditas”, son protagonistas indiscutibles.


Un par de pasos básicos

Además son muy versátiles. Puedes prepararlas rellenas, asadas, formando parte de guisados. Y en láminas te permiten jugar de mil maneras: lávalas bien, córtalas en rodajas de 1/2 centímetro de espesor, ponlas en una asadera, cúbrelas con una cucharada de aceite de oliva y hornéalas unos 7 minutos (dalas vuelta a la mitad del tiempo) hasta que se doren y se pongan tiernas.

Para preparar puré, son deliciosas ahumadas: para ello lo ideal es ponerlas en la parrilla cuando hagas un asado y dejarlas hasta que la piel se ponga casi plateada. Si no tienes esta posibilidad, protege tu cocina con papel metalizado y ásalas alrededor de las hornallas (con fuego corona), dándolas vuelta para que se quemen de todos lados.

En ambos casos, espera que se entibien y separa la pulpa con un tenedor.

Más virtudes

Su versatilidad y su exquisitez nos son las únicas virtudes: su valor calórico es casi nulo. Sus estatinas ayudan a reducir el colesterol, y también disminuye los niveles de glucemia, lo que beneficia a los diabéticos.

Para tener en cuenta

– A la hora de elegirlas, apretarlas suavemente (deben ceder un poco) y asegurarse de que no tenga puntos blandos o marrones. Luego déjalas en un lugar fresco, fuera de la heladera. Estarán perfectas durante un par de días.

– En general, conviene no pelarlas y aprovechar la piel, que es donde contiene más fibra, sobre todo si se trata de ejemplares jóvenes, en los que resulta más tierna.

– Puede suceder que les sientas un ligero sabor amargo. No te preocupes: córtalas (al medio y a lo largo, o en rodajas) y déjalas un rato en agua con sal. También evitará que absorban mucho aceite si las fríes.


Con información de La Gaceta

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