Vacuidad – Huda al-Daghfag
Vacuidad
Conturbada,
mis palmas, apagadas.
Parece que es de noche aquí.
O será que el rostro se ha nublado
O que el temor del fin ha llegado.
¿Cómo?
¿Qué provocará el pavor terminal?
Mis manos durmieron y
algo dormitó con ellas.
¿Qué viste?
¿Qué es lo que ve el ciego?
Una llama que atrapa la brasa de sus ojos para que el aceite no languidezca,
ramas de olivo incendiadas de secreto,
un fuego sobre las espaldas;
y cuando mis piernas se extienden, sopló.
Mis oídos no durmieron,
observaron, con disimulo
la entrada de algunos parientes
confabulados con las veredas y las sendas.
Y también con los caminantes.
Mis pies se acurrucaron entre las ropas
y, luego,
comencé a diluirme.
Porque no hay niños que me retraten.
Por eso
me
he
Di… suel…to
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