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¿Por qué no judíos toleran y difunden la propaganda del holocausto?

Los motivos que impulsaron a Inglaterra y a una reticente Francia a declarar la Guerra a Alemania el 3 de Septiembre de 1939, poco o nada tenían que ver con algún deseo idealista de apoyar al dictatorial Estado Polaco. Más bien, las intenciones de Inglaterra eran las de restaurar el equilibrio de poder en el Continente y el de mantener apartado de la competencia a un competidor en el mercado de la exportación.

Como la guerra se prolongó, los gastos se incrementaron cada vez más al demostrar Alemania ser mucho más dura de vencer de lo que inicialmente se pensaba. Finalmente una Inglaterra debilitada perdió la mayor parte del Imperio. La completa destrucción de las potencias anti-comitern como entidades militares dejó un vacío en Europa que fue rápidamente ocupados por las fuerzas comunistas. La gran cantidad de monumentos y de instituciones de la civilización occidental destruidos también impresionaron al mundo. La tesis del Holocausto fue de utilidad para justificar los tremendos gastos y la forma de llevar adelante la guerra por parte de Inglaterra y de sus aliados.

En relación con la Unión Soviética todo el mundo se vio obligado a reconocer el tremendo error cometido al confiar en ella y apoyarla en sus objetivos militares prácticamente sin reserva alguna. Aquellos que habían dado voz de alarma contra la Unión Soviética podían ahora ser acallados por medio de las acusaciones del Holocausto, que fueron entonces difundidas activamente para demostrar que una victoria alemana habría sido peor que la prepotencia de posguerra de la Unión Soviética.


Extrañamente podemos constatar que el gobierno de Alemania Occidental en Bonn, procesa aquellos que cuestionan las acusaciones del Holocausto. Este extraño comportamiento por parte de un gobierno «alemán» debe atribuirse al miedo a sufrir boicots a los productos alemanes en los mercados internacionales y a presiones de parte de las potencias vencedoras, las cuales, hasta cierto punto, controlan a la Alemania Occidental como si fuera territorio ocupado. La mayoría de los gobiernos suelen decir que sus súbditos están en mejor situación que los anteriores gobiernos. El gobierno de Bonn no es una excepción a este fenómeno. Por lo cual se esfuerza para denigrar al gobierno Nacional-Socialista. La actitud del gobierno de Bonn se resume acertadamente en las líneas 3581-2 del Fausto de Goethe:

«Wie schien mir ´s schwarz, und schwárzt’s noch gar,
Mir ´s immer doch nicht schwarz g´nug war».

Por C. E. Weber
Con información de Journal of Historical Review, Vol III, Nº 2, PP 105

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