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Así es Erbil, la ciudad habitada más antigua  

La primera referencia a la Ciudadela de Erbil aparece en unas tablillas cuneiformes que datan del 2300 a.C. Distintos restos arqueológicos permiten asegurar que ha estado habitada desde hace al menos 7.000 años.

Tiene más de 7.000 años y es el centro de la capital del Kurdistán iraquí, amenazado por Daesh.

Rehabilitar la ciudad habitada más antigua de la humanidad. Éste fue el reto que debió asumir en 2011 Inés Ingenieros, una empresa española que ganó el concurso de rehabilitación de la Ciudadela de Erbil, que contaba con el aval de la Unesco y que suponía aceptar la responsabilidad de mantener en pie las más de 300 edificaciones que la componen, las estrechas callejuelas que se distribuyen en forma de abanico y la fortificación que la protege.

Con más de 7.000 años de antigüedad, la Ciudadela, incluida desde 2014 en el listado de Patrimonio Mundial de la Unesco, es el centro neurálgico de la cuarta ciudad más grande de Irak -la antigua Arbilum, donde se ubicó el templo de Ishtar, o la posterior Arbela, famosa por la batalla en la que Alejandro Magno derrotó al persa Darío III-. Erbil crece descontroladamente alrededor de la Ciudadela y vive permanentemente amenazada por el terrorismo de Daesh -por otros grupos igual de temibles en otras épocas, pero quizá no tan ávidos por destruir los monumentos que recuerdan la rica historia de la zona-.

Sobre un montículo artificial que se eleva treinta metros -tell, en el argot arquitectónico, y que implica la acumulación de materiales a lo largo de muchos milenios-, la Ciudadela, que ocupa diez hectáreas, ha sido habitada por distintas civilizaciones –acadios, gutis, sumerios, babilonios, asirios, hititas, medas, persas, griegos, árabes, mongoles, otomanos y kurdos iraquíes, en la actualidad, ya que es la capital de la Región Autónoma Kurda de Irak-. Por primera vez en la historia y antes de su rehabilitación parcial corrió serio riesgo de dejar de ser habitada ante la amenaza constante de derrumbe.

Las lluvias torrenciales y los seísmos han sido sus mayores enemigos a lo largo de la historia, incluso más que el hombre, ya que la mayoría de sus edificios y sus calles están construidos en barro y sólo unas pocas casas se hicieron con ladrillos unidos sin morteros. El polvo cubre casi constantemente esta singular ciudad, cuya existencia aparece por primera vez recogida en unas tablillas cuneiformes que datan del 2300 a.C.

Sus ruinas atrajeron la mira de José Martín Caro, presidente de Inés Ingenieros, que se empeñó en hacer de esta rehabilitación un ejemplo. «Soy un apasionado de la Historia y tenía muy claro que quería respetar todos y cada uno de los elementos arquitectónicos que aparecían en la Ciudadela», reconoce Martín Caro, que llegó a Erbil en 2011 para iniciar las obras y que sintió un profundo dolor al comprobar el estado en que encontró a mucha parte de sus edificios. «Estaban prácticamente derrumbados, en la más absoluta de las ruinas». Recuperar su estado inicial era parte esencial de la obra, que tuvo que prescindir de ornamentos babilonios que se pusieron en la época de Sadam Husein.

El trabajo de rehabilitación, siendo de mucha dificultad, ha supuesto poder dar una nueva oportunidad a esta Ciudadela que perdió a sus habitantes durante las obras, pero intenta encontrar ahora el esplendor que tuvo en otras épocas.

Sabía que…

La Ciudadela de Erbil se emplaza sobre un montículo artificial de tierra -tell, en el argot de la arquitectura- de más de 30 metros de altura y ocupa una superficie de diez hectáreas.

Profusamente edificada, esta ciudad está conformada por casas de arquitectura tradicional y comunicadas por intrincadas callejuelas en forma de abanico.

Alberga 322 edificios, varios palacios, cuatro mezquitas, baños turcos, un depósito de agua, tumbas y dos entradas amuralladas a las que se accede por empinadas rampas.

En ella se pueden encontrar restos de acadios, sumerios, babilonios, asirios, hititas, medas, persas, griegos, árabes, mongoles y otomanos. Hoy viven kurdos iraquíes.

Los edificios de barro edificados en el perímetro, soldados entre sí, forman una muralla que ha contribuido a su protección a lo largo de la historia.

Las lluvias, los seísmos y las guerras han sido sus enemigos. Hoy, y desde 2014, está protegida por la Unesco, que la incluyó en su lista de Patrimonio de la Humanidad.

Por Emelia Viaña
Con información de:Expansión

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