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Si no fuera por la música…

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Los árabes consideraban que la salud del cuerpo residía en el equilibrio de sus humores, igual que la del alma dependía del equilibrio de los temperamentos y la perfección de la música, del equilibrio de las cuerdas. Cuando alguien estaba enfermo era porque su cuerpo estaba descompensado por uno de los cuatro humores y había que equilibrarlo con el humor opuesto, lo que se podía conseguir con la música.

Esta teoría dio lugar a que se escribieran extensos tratados y los médicos árabes se hicieron célebres por atender a los enfermos mentales con música. La música árabe se convirtió en una de las más bellas e impresionantes porque su objetivo era emocionar el espíritu… tocar el alma. Escribió Aristóteles que lo que tiene alma se distingue de lo que no la tiene por el hecho de vivir.

Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde los comienzos de la humanidad. A lo largo de la historia, la vida del hombre ha estado complementada e influenciada por la música, a la que se le han atribuido una serie de funciones. La música ha sido y es un medio de expresión y comunicación no verbal, que debido a sus efectos emocionales y de motivación se ha utilizado como instrumento para manipular y controlar el comportamiento del grupo y del individuo.

La música facilita el establecimiento y la permanencia de las relaciones humanas, contribuyendo a la adaptación del individuo a su medio. Por otra parte, la música es un estímulo que enriquece el proceso sensorial, cognitivo (pensamiento, lenguaje, aprendizaje y memoria) y también enriquece los procesos motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al cambio. Así, diversos tipos de música pueden reproducir diferentes estados de ánimo, que a su vez pueden repercutir en tareas psicomotoras y cognitivas. Todo ello depende de la actividad de nuestro sistema nervioso central.

La audición de estímulos musicales, placenteros o no, producen cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión cerebral. Por ejemplo: los sonidos desagradables producen un incremento en los niveles cerebrales de serotonina, una neurohormona que se relaciona con los fenómenos de agresividad y depresión… Para Cervantes ‘la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu…’.No obstante, las palabras de Vasallo y Malé me retumban en la cabeza en estos tiempos que los tambores hablan y las leyes callan:

«Cuando los gobiernos atacan de igual manera a un músico que a un guerrillero, cuando se utiliza a los cantantes para lavarse la cara, mientras se bombardea a la población, cuando se está librando una guerra tan sumamente sucia y tan sumamente impune, el mundo de la cultura, el mundo de la música, no puede seguir bailando».

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