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El Dragón – Leyenda árabe

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El dragón se levanta sobre los hombres, abre sus alas poderosas y alza vuelo como lo hace una idea, un deseo, el anhelo que abandona la humanidad en busca de más transparencia, de más simplicidad. Inmediatamente lo humano se recompone, vuelve a tender sus enlaces con plantas y animales, con los sucesos del clima y las alternancias de los días. El dragón se ha marchado, y es como si no hubiera sucedido nada. César Aira

Los cartógrafos de la antiguedad utilizaban la frase Hic svnt dracones (Aquí hay dragones) para señalar en sus mapas aquellas zonas desconocidas, territorios inexplorados o peligrosos en las que se suponía habitaban serpientes marinas y otras criaturas mitológicas.

Para algunos los dragones viven alrededor, e incluso dentro de nosotros mismos, y amenazan con devorarnos: ¿odio, venganza, discriminación, superficialidad, culpa?. Dicen que a veces duermen, temporalmente saciados.

Escribió Confucio; los pájaros vuelan; los peces nadan y los otros animales corren. Los que corren pueden ser detenidos por una trampa; los que nadan pueden ser detenidos por una red; y los que vuelan pueden ser detenidos por una flecha. Pero luego está el Dragón; no sé como viaja bajo el agua ni como recorre la tierra; no sé cómo cabalga en el viento ni cómo surca los cielos. Al Dragón nadie puede detenerlo.

Los árabes contaban que el Dragón era nativo de India y Etiopia, dos lugares donde siempre hace mucho calor.

Según esta leyenda árabe, cuando una serpiente cumplía los cien años y llegaba a medir 30 metros de largo se convertía en Dragón. Luego, durante el verano, el Dragón buscaba la sangre de los elefantes para alimentarse. Al Dragón le gustaba esa sangre por que era muy fría. Se escondía junto a los caminos, por donde pasaban los elefantes y cuando uno de estos enormes animales estaba a su alcance, lo enlazaba con su poderosa cola hasta asfixiarlo.

Cuenta la leyenda que el Dragón seguía creciendo hasta que los animales de la Tierra se horrorizaban al verlo. Cuando éste entraba al mar, seguía creciendo hasta llegar a medir 10 mil metros de largo. En ese momento le nacían las aletas. Y cuando el Dragón movía esas aletas, se formaban las olas del mar…

Hic svnt dracones.

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