Ane Irazabal:no se puede vivir con miedo
Relata la actualidad de Egipto. Antes estuvo en Palestina, para disgusto de su familia que «ya se ha recuperado del susto»
Como buena periodista, persigue la noticia, aunque ésta se encuentre lejos de casa y tenga que estar con los ojos más abiertos. Es la visión de Ane Irazabal, una vasca que siempre mostró curiosidad por la cultura musulmana y países con problemáticas como la del pueblo palestino. Su espíritu aventurero le llevó a cumplir su sueño. Éste no vino a buscarle a casa, fue ella quien eligió su ciudad de destino y se instaló en Oriente Próximo siendo una de las pocas mujeres corresponsales en la región. En los últimos días se ha tomado un pequeño descanso en Euskadi. La Universidad de Mondragón la invitó a unas charlas para los alumnos de Comunicación Audiovisual bajo el título ‘Y ahora qué…’. Centró esta ponencia en su experiencia como periodista ‘freelance’. Una visión interesante de una profesional que se mueve hacia donde está la actualidad más candente.
Primero se formó en Historia en la Universidad del País Vasco, pero en el último curso entró en la carrera de Comunicación Audiovisual. Mientras estudiaba la licenciatura, realizó prácticas en ETB e hizo sus pinitos en el Festival de Cine de San Sebastián. Y el último año trabajó media jornada en una agencia de publicidad. Pero su espíritu crítico y curioso le hizo siempre mirar hacia un país: Palestina. Y en julio de 2010 contactó con una pequeña agencia de noticias para trabajar en ella durante tres meses. «Siempre quise establecerme en Belén y aprender árabe. Trasladarme allí suponía un sueño para mí, ya que siempre he estado interesada en el Islam y el proceso de colonización».
La decisión no le hizo ninguna gracia a su familia cuando anunció que se mudaba a Palestina. «Fue un susto total. Y es que aquí tenemos la percepción de que se está en una guerra continua. Pero cuando mis padres me visitaron por primera vez en Belén, cambiaron totalmente de idea y se deshizo ese miedo, ya que el día a día en este país es muy normal. Hay un gran contraste entre las noticias y la realidad palestina», asegura. Aunque esta vasca iba preparada ante lo que se iba a encontrar, aún recuerda la impresión que le causó encontrarse con el muro que separa Palestina de Israel. «Me sorprendió ver ese muro, que parece una serpiente, y cruzar el ‘check point’ en el viaje de autobús de Jerusalén a Belén», recuerda. Un choque que se quedó grabado en su retina.
Esa primera experiencia fue tan fructífera que decidió darle «una oportunidad» a establecerse como periodista ‘freelance’. Regresó al País Vasco y contactó con distintos medios para comenzar su colaboración como corresponsal en Oriente Próximo. Así estableció su cuartel general en Palestina. Desde el primer momento se sintió acogida por la gente. «Es muy fácil conectar con ellos porque son conscientes de que la comunicación con la prensa internacional es una herramienta necesaria para ellos a la hora de dar a conocer su verdad. Además, la gente en toda Gaza tiene una profunda conciencia política».
Pero si algo genera curiosidad es contemplar la incomunicación entre palestinos e israelíes, estando a unos pocos kilómetros unos de otros. «El contraste es brutal. Son dos pueblos que no se hablan de tú a tú». Desde el principio fue consciente de que necesitaba moverse por toda la región para tener una perspectiva general de Oriente Próximo. Las elecciones por distintos países le sirvieron de guía para comenzar su periplo por Líbano, Jordania, campos de refugiados… Pero a finales de 2011, Egipto se convirtió en un foco brutal de noticias con el final de la era Mubarak. El devenir de los acontecimientos, con las primeras elecciones presidenciales democráticas en la historia del país, provocaron que Irazabal moviera su base a El Cairo. «Por aquella época se tendía a la exageración porque las protestas se concentraban en dos calles».
No me limita ser mujer
La situación actual, en cambio, sí es más problemática después de que el Ejército depusiera a Mursi. De hecho, cerca de 1.400 miembros de los Hermanos Musulmanes han muerto o han sido encarcelados. En enero, se votó en referéndum una nueva Constitución. «No se puede ni toser en contra del discurso oficial y la prensa cada vez lo tenemos más difícil para trabajar. Se vive mucha tensión. Los periodistas tomamos nuestras medidas, como no meterse en medio de la plaza principal de El Cairo, o estar cerca de una salida durante una protesta. Pero no se puede vivir con miedo y el hecho de ser mujer periodista no me limita, aunque tenga que tardar media hora más en hacer las cosas. Está cambiando la idea de que la corresponsalía en Oriente Próximo es cosa de hombres», asegura.
La cautela o estar en alerta son una constante que esta vasca tiene que tener en cuenta. El acoso a las mujeres en Egipto obliga «a estar con los ojos más abiertos y evitar ir sola a la plaza principal» de El Cairo. Pero el día a día en esta ciudad «caótica» no es tan chocante para Irazabal. «No te sientes extraña porque la gente te hace sentirte cómoda, a pesar de que es una cultura muy diferente, con una gran influencia religiosa y un respeto muy fuerte hacia sus tradiciones». Algo que le haría más fácil el transcurrir diario sería dominar el árabe. Una lengua que se le atraviesa por su complejidad, pero que sigue aprendiendo, ya que dominar este idioma le ayudaría a crear más vínculos.
Ella sabe que no puede hacer planes de aquí a un mes. Ahora se va unos días a Italia y a finales de este mes regresará a Egipto. «Pero no tengo fecha de vuelta. Me gustaría vivir de mi profesión más años, y aún me queda tiempo en Oriente Próximo, que está resultando una experiencia muy enriquecedora».
Por Iratxe Gómez Bringas
Con información de www.elcorreo.com
©2014-paginasarabes®