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Jesuitas:quintaesencia del Apocalipsis

C. Maucourt. La expulsión de los jesuitas de España (1767)
C. Maucourt. La expulsión de los jesuitas de España (1767)

El Apocalipsis, como el Libro de Job, es un alegórico relato de los Misterios y de la iniciación en ellos de un candidato, personificado en el mismo San Juan. Así lo comprenderán necesariamente los masones de grado superior, pues los números siete, doce y otros, tan cabalísticos como estos, bastan para esclarecer las tenebrocidades de dicho libro. Tal era también la opinión de Paracelso.

El siguiente pasaje desvanece toda duda sobre el particular:

Al vencedor daré yo maná escondido y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita un nuevo nombre escrito, que no sabe ninguno sino aquel que lo recibe. (1)

¿Qué maestro masón titubeará en reconocer en esta inscripción la misma con que hemos epigrafiado el presente capítulo?

En los Misterios de Mithra, el neófito que triunfaba de las doce pruebas precedentes a la iniciación recibía una hostia de pan ázimo con figuras en ambas caras, que entre otros simbolismos tenía el del disco solar, y se la llamaba también “pan celeste” o “maná”. Rociaban después al candidato con la sangre de un cordero o de un toro sacrificado al efecto, como cuando la iniciación del emperador Juliano, y se le comunicaban las siete reglas misteriosas equivalentes a los siete sellos de que nos habla Juan el evangelista (2) , quien indudablemente alude a esta ceremonia.

Los amuletos católicos (3)  y las reliquias bendecidas por los pontífices romanos tienen el mismo origen que las piedras y pergaminos mágicos de Efeso, las filactrias  hebreas con versículos de la Escritura y los amuletos musulmanes con versículos del Qur’an. Todos sirven igualmente para proteger a quien cree en su eficacia y encima los lleva. Así es que cuando Epifanio reconviene a los maniqueos por el uso de amuletos (periapta), que califica de supersticiones y fraudes, debe incluir en la reconvención los amuletos de la Iglesia romana.

Pero la consecuencia es una virtud que la influencia jesuítica va debilitando más y más entre los clericales. El astuto, solapado, sagaz y terrible jesuitismo es como el alma de la Iglesia romana, de cuyo poder espiritual se apoderó por entero. Conviene, pues, comparar la moral jesuítica con la de los antiguos tanaímes y teurgos, para descubrir la íntima relación que con las sociedades secretas tienen los arteros enemigos de toda reforma.

No hay en la antigüedad escuela ni asociación ni secta alguna que se parezca siquiera a la Compañía de Jesús, contra cuyas tendencias se levantaron generales protestas apenas nacida (4), pues a los quince años de su constitución se deshicieron de ella los gobiernos de Europa. Portugal y los Países Bajos expulsaron a los jesuitas en 1578; Francia en 1594; la república de Venecia en 1606; Nápoles en 1622; Rusia en 1820.(5)

Desde su adolescencia mostró la Compañía de Jesús las mañas que todo el mundo le reconoce, y que han causado más daños morales que las infernales huestes del mítico Satán. No le parecerá exagerada esta afirmación al lector cuando se entere de los principios, máximas y reglas de los jesuitas, entresacados de sus propios autores y de la obra mandada publicar por decreto del Parlamento francés (5 de Marzo de 1762) y revisada por la comisión que se nombró al efecto.(6)

Esta obra fue presentada al monarca para que, como hijo primogénito de la Iglesia, adviertiese la perversidad de (como dice textualmente el decreto del Parlamento) “una doctrina que permite el robo, el asesinato, el perjurio, la fornicación, el parricidio y el regicidio, y sobre las ruinas de la religión quiere erigir la superstición, la hechicería, la impiedad y la idolatría”.

Veamos primero las ideas sustentadas por los jesuitas respecto de la magia.

Dice Antonio Escobar:

Es lícito el uso del conocimiento adquirido por mediación del demonio, con tal que no se emplee en provecho del demonio, pues el conocimiento es bueno en sí mismo y se borró el pecado cometido al adquirirlo. (7)

Esto supuesto, ¿por qué no han de poder los jesuitas engañar al diablo como engañan a las gentes?

Dice el mismo P. Escobar en otro pasaje:

¿Los astrólogos y adivinos están o no obligados a restituir el estipendio si no sucede lo que vaticinaron? Opino que no están obligados, porque cuando un astrólogo o adivino ha puesto toda su diligencia en el diabólico arte, sin el que no le fuera posible lograr su objeto, ha cumplido ya con su deber, sea cual fuese el resultado. Así como el médico no está obligado a restituir los honorarios si el enfermo muere, tampoco lo está el astrólogo a la restitución de los suyos si hace cuanto puede; con lo que no engaña, a menos que por desconocimiento del arte embauque a las gentes.(8)

 En punto a astrología, dice el jesuita Arsdekin:

Si alguien afirma por conjeturas fundadas en la influencia de los astros y en el carácter y disposición de un niño, que será soldado, sacerdote u obispo, este vaticinio estará libre de todo pecado, porque los astros y la disposición natural pueden inclinar la voluntad humana en determinado sentido, pero no obligarla a seguirlo.(9)

Por su parte, añaden Busembaum y Lacroix:

Se considera lícita la quiromancia, si por medio de las rayas y divisiones de las manos puede colegirse el temperamento del cuerpo y conjeturar con mucha probabilidad los afectos e inclinaciones del ánimo.(10)

A pesar de las afirmaciones contrarias, ha resultado que la Compañía de Jesús pertenece en uno de sus aspectos al linaje de las sociedades secretas. Sus constituciones, traducidas al latín en 1558 por el P. Polanco e impresas en Roma, se mantuvieron en riguroso secreto (11), hasta que en 1761 mandó publicarlas el Parlamento francés cuando el famoso proceso del P. Lavalette.

Los grandes de la orden son seis, a saber: novicios, hermanos, sacerdotes, coadjutores, profesos de tres votos y profesos de cinco votos. Además, hay un séptimo grado secreto, tan sólo conocido del general de la orden y de unos cuantos dignatarios, en que consiste el terrible y misterioso poder de la Compañía, uno de cuyos mayores timbres de gloria es para ellos la reorganización del sanguinario tribunal del Santo Oficio, a instancias de Loyola.

Los jesuitas son hoy día omnipotentes en la curia romana e influyen decisivamente en las congregaciones de cardenales y en la secretaría de Estado, de modo que antes de la ocupación de Roma pudo decirse que estaba en sus manos el gobierno pontificio.

Respecto a su organización interna dice Mackenzie:

La Compañía de Jesús tiene signos secretos y contraseñas distintas para cada uno de los grados, y como no llevan divisa alguna exterior es muy difícil reconocerlos, a no ser por declaración propia, pues según el encargo que reciban se presentan como católicos o protestantes, plebeyos o aristócratas, fanáticos o escépticos. Tienen espías en todas partes y en todas las clases sociales, y se fingen mentecatos cuando así les conviene. Hay jesuitas de ambos sexos y de toda edad que se inmiscuyen por doquiera, hasta el punto de haber algunos de familias distinguidas y complexión delicada, que no obstante están de criados en casas de protestantes para mejor servir los intereses de la Compañía. Nunca nos precaveremos suficientemente contra su influjo, pues como la Orden se funda en la absoluta y ciega obediencia, puede convertir toda su fuerza hacia determinado punto.(12)

Por su parte, sostienen los jesuitas que “la Orden no es de institución humana sino que la fundó el mismo Jesús al trazarle la regla de conducta, primero con su ejemplo y después con su palabra”.(13)

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Citas:

1.   Apocalipsis,II,17
2.  Apocalipsis,V,I y VI,I
3.  Se refiere el autor a medallas,escapularios,cordones y cintas
4.  Se instituyó esta orden el año 1540,y en 1555 ya clamaban contra ella varios países
5.  De San Petersburgo habían sido expulsados cinco años antes,en 1815
6.  Esta obra se titula: Extracto de las afirmaciones,etc,contra la que publicaron los jesuitas otra intitulada: Réplica a las afirmaciones a fin de desvirtuar la labor de la comisión parlamentaria,diciendo que eran falsas las citas.Sin embargo el autor de Las máximas de los jesuitas dice sobre el particular: «Para corroborar la validez de las acusaciones contra los jesuitas se consultaron en las bibliotecas,en el Museo Británico y en el Colegio de Sión las obras de que se habían entresacado las citas,y se vió que todas eran exactas».
7.   Teología moral.IV,XXVIII,sec.I:Preceptiva,I,20,184
8.   Escobar: Teología moral,sec.2º,Preceptiva,probl.113,586
9.   Ricardo Arsdekin: Teología tripartita,Colonia,1744,II,Parte II,Tr.5,c.I,S2,número 4
10. Teología Moral,II lib.III,parte I,Fr.I,cap.I,preg.II,resp.VIII,Colonia,1757,ed.Mus.Brit.
11.  Los miembros de la orden sólo conocían la parte relativa a su categoría y cargo.-Nicolini: Historia de los jesuitas.
12.  Mackenzie: Real Enciclopedia masónica,369
13.  Imago: Prími soeculi Societatis Jesu,libro I,c.3,p.64

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