El príncipe y el libro mágico
Un sabio príncipe llamado Setne al que le encantaba leer todo lo que tenía relación con la magia; leía todos los papiros que encontraba. Un día, un sacerdote muy mayor le dijo que perdía su tiempo leyendo cosas que no servían para nada, que podía encontrar el libro mágico de Thot (el maestro supremo de los conocimientos), en la tumba de Men Nefer. Intrigado, el príncipe Setne acompañado por su hermano de leche, Inaro, se encaminó hacia la tumba.
Cuando llegó vio el libro e intentó cogerlo, pero Nenefer se alzó y se lo impidió, le aconsejó que no lo cogiese, pues desataría la ira de los dioses. Para convencerlo Nenefer le contó la historia de cómo él intentó conseguir el libro y fue castigado por los dioses:
<Un día incitado por un viejo, Nenefer fue a buscar el libro de Thot. Esquivó al guardián del libro, una serpiente inmortal, y consiguió apoderarse del mismo. Enfureció a los dioses y estos lo castigaron matándolo a él y a su familia.>
Aunque había oído la historia, el príncipe Setne seguía empeñado en conseguir el libro, así que Nenefer le propuso que si le ganaba a las damas se podría llevar el libro. Setne aceptó y perdió, así que Nenefer le dio un golpe y lo hundió en la tierra hasta las caderas. Lo mismo pasó dos veces más y la tierra le llegaba por las orejas. Mandó a Inaro a por el amuleto de Ptah y gracias a él salió de la tierra y se llevó el libro.
Un día encontró a una hermosa mujer. Al instante, se enamoró perdidamente de ella y se olvidó de quién era y dónde se encontraba. Para poder estar con ella, le pidió que firmara un documento que le permitiese compartir sus bienes y riquezas; los hijos del rey debían firmar el mismo documento, un tratado para que sus hijos tuvieran los mismos derechos que los que tendrían juntos. Encantado lo hizo, pero a cambio reclamó darle un beso. Ella enfadada propuso que para ello debería matar a sus hijos, para que los que tuviesen juntos no se peleasen por la herencia.
Víctima del hechizo, Setne los mató, y se los dio de comer a los gatos. Solo en ese momento pudo tumbarse en la cama con su nueva novia, pero al intentar tocarla la joven gritó fuerte y Setne perdió el conocimiento. Cuando recobró el sentido todo se había desvanecido: el pabellón, la casa, el jardín, la joven. Presa del pánico lloró hasta que no le quedaron más lágrimas. Al verlo los dioses se apiadaron de él, le aconsejaron que volviese a palacio. Setne obedeció y allí encontró a todos sus hijos.
Devolvió el libro al templo de Nenefer, le pidió disculpas y transportó los ataúdes de su esposa e hijo junto a él y así descansaron juntos eternamente. Tapó la entrada a la tumba y fue disimulada entre las piedras y la arena. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada del libro de Thot.
Por M.Laporte
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