El Profeta y el Imam ‘Ali
(El Profeta) todos los años acostumbraba permanecer por algún tiempo, en (la cueva de ) Hira y solo yo acostumbraba acompañarle. Nadie sino yo podía entonces verle, oírle o estar cerca de él. Durante aquellos días el Islam era solamente la religión del Profeta y su esposa Jadiya. Yo era el tercero del trío quien veía la luz de la revelación y el mensaje, y percibía las celestiales fragancias de la profecía.
Cuando el Sagrado Profeta recibió la primera revelación, Satàn emitió un quejido en voz alta. Le pregunté al Sagrado Profeta :
» Quién se está lamentando y por qué? «
Respondió:
» Es Satàn, que ha perdido las esperanzas de ser objeto de adoración. Se está lamentando de la oportunidad perdida.
Ciertamente, ‘Ali, que Tú oyes cualquier cosa que me sea revelada y ves también cualquier cosa que se me muestre, con la diferencia de que no se te ha confiado la profecía ; pero eres mi auxiliador, mi sucesor y mi visir, y tienes una excelente situación «.
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