Sin Bassem Youssef, a Egipto se le congeló su sonrisa
Ni su condición de auténtico fenómeno mediático le ha servido al cómico Bassem Youssef de escudo protector ante la intolerancia de las autoridades egipcias hacia cualquier voz disidente. La semana pasada, Youssef anunció la cancelación de su programa televisivo de sátira política Al-Barnamej a causa de las presiones recibidas para modificar su contenido. A sus millones de fans ya no les queda ni su ácido humor como terapia para hacer frente al convulso periodo que experimenta el país árabe.
“El presente clima en Egipto no es el adecuado para un programa de sátira política. Estoy cansado de luchar y de temer por mi seguridad personal, la de mi familia, y la de la gente de mi entorno”, declaró Youssef en una rueda de prensa. “Al-Barnamej se retransmitía en el canal egipcio del conglomerado mediático MBC, propiedad de un empresario saudí. El cómico no especificó de dónde procedían las presiones, pero los rumores señalan al Gobierno saudí.
Ésta no es la primera vez que Youssef, de 39 años, se ve obligado a cesar su actividad. En octubre, la cadena de satélite egipcia CBC rompió su contrato después de haberle amonestado públicamente por infringir su “línea editorial”. Las discrepancias entre ambos aparecieron después del primer episodio de la nueva temporada, en la que el sátiro se mofó del culto a la personalidad en torno a la figura del entonces ministro de Defensa, Abdelfatá al Sisi. Tras su regreso en febrero con MBC, Youssef convirtió al primer ministro interino en el blanco de sus burlas, preservando a Al Sisi de sus comentarios más sarcásticos. Sin embargo, esta ecuación estaba a punto de cambiar tras la victoria del mariscal en las elecciones presidenciales.
Youssef ya había demostrado el afilado poder de su sarcasmo. Su show se convirtió en azote del Gobierno del islamista Mohamed Morsi. Procesado por “insultar al presidente”, al que ridiculizaba periódicamente, el presentador apoyó el golpe de Estado que lo depuso a través de su columna semanal en el diario Al-Shuruk. El célebre cómico ha descartado la posibilidad de producir el programa desde el extranjero. “Eso mataría su credibilidad”, ha explicado. El retorno a Internet no es una opción, ya que los costes de producción del programa ya no son asumibles solo con publicidad on line.
La irrupción del deslenguado presentador representó una bocanada de aire fresco en un país acostumbrado a unos medios en actitud servil hacia el poder. Cirujano de formación, Youssef inició su programa, inspirado en el show del estadounidense Jon Stewart. Su éxito meteórico enseguida le deparó un contrato con una de las principales televisiones privadas del país.
Se calcula que la audiencia de Al-Barnamej superaba los 10 millones de personas sólo en Egipto. A la hora de su emisión, los cafés de El Cairo estaban abarrotados de jóvenes pegados a la pantalla. No obstante, su popularidad traspasaba fronteras y contaba con una legión de fans en toda la región. “La desaparición de Youssef es una pérdida importante, ya que era una de las pocas voces críticas que quedaba en el panorama mediático egipcio”, señala Rasha Abdulá, profesa de la Facultad de Comunicación de la Universidad Americana de El Cairo.
Por Ricard González
Con información de El País
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