«El hijo del general»critica ocupación de Palestina
Miko Peled, escritor y ex profesor de artes marciales del Ejército israelí, hijo de un comandante y héroe de la Guerra de los Siete Días, relata su experiencia contra la violencia y la ocupación en Palestina, en su ensayo biográfico «El hijo del general».
Peled cayó preso en varias ocasiones por protestar en Hebrón contra la ocupación israelí y contra los abusos a la población palestina, experiencia que relata en el libro de reciente publicación en América Latina por Editorial Canaán.
Definido como «un libro conmovedor», Peled transmite una visión descarnada y sin condicionamientos de la ocupación y de los traumas que ha generado entre los propios israelíes que desean la paz y la convivencia.
Su padre, el general Matti Peled, un sionista incondicional participó del nacimiento del Estado de Israel y fue un «Halcón» que al mando de las tropas de Tel Aviv participó entre 1947 y 1948 de la campaña de terror y desalojo de los pobladores palestinos. En 1967, el general Matti Peled fue uno de los estrategas del Ejército israelí que humilló al de Egipto, pero luego se convirtió en profesor de literatura árabe en la Universidad de Tel Aviv y en un activista por la paz, que cosechó la amistad del líder palestino Yasser Arafat. Miko Peled siguió el camino de su padre, pero década después, pues al principio se sintió aterrorizado de acercarse a los palestinos «producto de las falsedades inculcadas desde la infancia», relata en su libro biográfico.
Radicado en California, Miko Peled viajó, finalmente, a Cisjordania superando su aprensión a los palestinos, donde descubrió una realidad muy diferente a la historia oficial. Miko, entre sus actividades contra la ocupación, se sumó a las protestas de la población palestina contra el enclave Kiryat Arba, al que define como un «gueto» israelí en medio de Hebrón. Detenido en varias oportunidades, Miko relata en su libro subtitulado «El viaje de un israelí en Palestina», que recibió un trato «preferencial» por tratarse de un ciudadano israelí. «El es un ciudadano israelí y tiene derechos. No es un palestino que puedo moler a golpes y tirarlo en prisión», explica exasperado el comisario de la estación de policía de Hebrón a sus hombres, cuando, contra su voluntad, tiene que dejarlo en libertad.
«Los colonos y sus protectores han elegido imponerse ellos mismos en esta tierra y a este pueblo, para tomar la tierra por la fuerza y para encerrarse dentro de sus guetos fortificados, llamados asentamientos», cuestiona sobre sus compatriotas. Pese a las detenciones, Miko ha vuelto en reiteradas oportunidades a Palestina para enseñarle artes marciales a los niños palestinos y organizó una campaña de recaudación de fondos para adquirir 1.280 sillas de ruedas para mutilados e inválidos en Palestina e Israel.
Con información de ANSA
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