Shimon Peres: último guerrero del sionismo histórico
Desde que en Palestina se injertó territorialmente la entidad política pro yanqui llamada «Israel», Shimon Peres fue, durante más de 60 años, titular de varias carteras estratégicas, dos veces primer ministro, tres veces canciller, Nobel de la Paz 1994 (sic) y presidente del enclave neocolonial, militar y expansionista desde 2007.
Nacido en 1923 como Szymon Persky (que en hebreo quiere decir «buitre») en Vishneva, entonces de Polonia y hoy de Bielorrusia, la familia Persky o Peres, inmigró a Palestina en 1934. Siete años después, el joven ingresó a las milicias de Haganá (lideradas por Ben Gurion) y participó en múltiples atentados terroristas. Ataques que los sionistas llaman «guerra de independencia», y entre cuyas víctimas no sólo hubo palestinos, sino también judíos engañados, haciendo creer a la opinión pública que los atentados eran provocados por agentes del mandato británico en Palestina.
Casos resonantes: el estallido del buque Patria, perpetrado en la rada de Haifa, donde murieron cerca de 260 judíos, con cientos de heridos (1940), o el dinamitazo contra el hotel Rey David de Jerusalén (1946). Y otros crímenes cometidos por el Haganá, Irgún, Lehi y Stern, las cuatro bandas terroristas que más tarde se fusionaron en el Tzahal, o Fuerzas «de Defensa» (sic) del Ejército sionista.
Peres fue elegido delegado al 22 Congreso Sionista Mundial (1946), donde se convirtió en delfín de Ben Gurion. Al año siguiente integró el alto mando del Haganá, y en 1953 fue enviado a Estados Unidos para adquirir armas y estudiar el establecimiento de las defensas aeronáuticas. Luego, con asesoría francesa, gestionó la construcción del reactor nuclear de Dimona, en el desierto de Neguev (1957).
La trayectoria del jefe sionista, que disfruta de inmerecido reconocimiento en la escena internacional, ha sido curiosa. Uri Avnery, veterano periodista que bien lo conoce, recuerda que “…en docenas de campañas electorales, a la Knesset (Parlamento), y en elecciones primarias de su propio partido, Peres nunca ganó ni una mayoría en una elecciones como líder de su partido (Avoda, laborista) y jamás fue elegido en otros casos en los que se presentaba como candidato individual”.
No obstante, la génesis, crecimiento y decadencia de «Israel» reconoce hoy en Shimon Peres al único sobreviviente del llamado «sionismo histórico», ideología ultranacionalista de finales del siglo XIX que, como es sabido, usurpó el formidable legado cultural del judaísmo y se inventó un Estado sin constitución y sin fronteras con el propósito explícito de reconstruir el «Gran Israel» bíblico (1948).
A raíz de la invasión de Tel Aviv a la indefensa Gaza a finales de 2008 e inicios de 2009, el famoso Informe Gladstone de la ONU (2009) acusó a Shimon Peres de crímenes de guerra, y de la limpieza étnica de mil 449 palestinos, en la que 85 por ciento fueron mujeres y niños.
Cargos que al Comité Nobel llevó a intentar quitarle a Peres el galardón de la Paz, que en 1994 compartió con Isaac Rabin (asesinado en 1995 por un judío fanático) y el prócer palestino Yasser Arafat (envenenado por agentes del Mossad en 2004). Cargos, en fin, que en nada alteran la «ética progresista» del que también presidió la Internacional Socialista (1978) y ordenó el bombardeo de la sede de la ONU en la aldea de Qana, en el sur del Líbano (1996, 106 muertos).
A finales de enero de 2009, en el contexto del Foro Económico Mundial de Davos, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan abandonó una discusión abierta con Peres y acusó al Estado sionista de haber establecido en Gaza una «prisión a cielo abierto». Y el 31 de mayo de 2010, cuando en aguas internacionales del Mediterráneo la Marina de Tel Aviv abordó una flotilla que llevaba alimentos y ayuda a Gaza, asesinando a nueve activistas e hiriendo a 30 personas, Shimon Peres declaró: «¿Por qué fueron golpeados (los marinos)? ¿Porque no quisieron matar a nadie?»
Peres aplicó una política ambivalente, prohibiendo por un lado la creación de nuevos asentamientos de colonos en Cisjordania y no descartando abrir un diálogo con la Organización para la Liberación de Palestina, y ordenando por el otro lado a los comandantes militares la represión despiadada a los amagos de resistencia civil palestina en los territorios ocupados.
¿Cuáles son las convicciones más íntimas de Peres? “Bueno –escribe Avnery–, eso depende del año, el día y la hora… Peres ha defendido todos los puntos de vista posibles, desprendiéndose de ellos sin mirar atrás, y adoptando rápidamente otros nuevos. Peres es la la perfecta encarnación de aquella famosa frase de Groucho Marx: ‘Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros.’”
Para ciertos intelectuales, «la cultura» de un Estado terrorista cuenta más que el sufrimiento humano. Peres, por ejemplo, tiene 16 libros publicados. Pero el honorable Avnery, un intelectual de verdad, advierte que el presidente de la entidad sionista “…nunca lee un libro, pero hace que sus ayudantes le preparen resúmenes de sus contenidos para poder hablar de ellos con conocimiento”.
Por José Steinsleger
Con información de : La Jornada
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