Israel, a cinco minutos de otra guerra contra Irán- Por Alfredo Jalife-Rahme
El solvente Boletín de los Científicos Estadunidenses creó el «reloj del juicio final» que marca los minutos previos a una guerra nuclear y que estuvo a pocos de concretarse durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962.
Gracias a los acuerdos de reducción de armas nucleares estratégicas (START, por sus siglas en inglés) entre Estados Unidos (EU) y Rusia, las manecillas del reloj se habían alejado del momento fatídico.
Es probable que los excelsos científicos estadunidenses tengan que regresar de nuevo las manecillas a tiempos previos que marcan la probabilidad de una tercera guerra mundial debido al frenesí bélico que impera en Israel, que amenaza con una guerra nuclear para destruir las instalaciones atómicas de Irán, en vísperas de un polémico reporte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), dirigida por el controvertido japonés Yukiya Amano (ver Bajo la Lupa, 6/11/11).
El Día de Muertos, Israel realizó una prueba con un misil de mediano alcance susceptible de cargar una ojiva nuclear (Jericho-3), al unísono de las amenazas explícitas de una guerra contra Irán del presidente Shimon Peres, padre de la bomba atómica de Israel y también premio Nobel de la Paz (sic).
Llama poderosamente la atención que la AIEA, en la etapa aciaga y ciega del nipón Amano, convertido en un vulgar instrumento de EU (a diferencia de su antecesor, más independiente: el egipcio Muhamed El-Baradei), haga excesivamente más ruido sobre la virtual posibilidad de que Irán (firmante del TNP: Tratado de No Proliferación) fabrique una bomba nuclear en «los próximos (sic) meses» y oculte al mismo tiempo las 400 bombas nucleares que detenta clandestinamente Israel, que rehúsa firmar el TNP.
¿Vale más el supuesto proyecto de una sola bomba nuclear iraní, que todavía no posee, que las 400 bombas atómicas tangibles de Israel?
Más allá que la AIEA, volcada y coludida en una aparatosa «guerra de desinformación», se asemeje más al canallesco Tribunal Penal Internacional (en la fase de su muy mendaz fiscal argentino Luis Moreno Ocampo), lo real es que las bravatas de Israel han conducido al planeta al borde de una tercera guerra mundial, lo que ha obligado a una vigorosa reprimenda de Rusia, la única potencia nuclear capaz de frenar la triple aventura de los superhalcones de Israel/EU/Gran Bretaña (GB).
Akiva Eldar, del rotativo israelí Haaretz (7/11/11), considera que «si Obama está opuesto a una solución militar, entonces debe frenar (sic) al dúo de Netanyahu y el ministro de Defensa Ehud Barak de atacar a Irán».
Eldar se equivoca: el verdadero «dúo» bélico a ultranza es el de Lieberman-Netanyahu, ya que el militar Barak, relativamente menos insensato, acaba de diluir notablemente su vino ante la vigorosa postura rusa (a la que se sumó Francia).
El canciller ruso, Sergei Lavrov, fustigó que un ataque israelí contra Irán sería «un grave error forjado de consecuencias incalculables» (Russia Today, 7/11/11). Al día siguiente, el presidente ruso Dimitri Medvedev «acusó a Israel de usar una retórica peligrosa contra Irán» y criticó la «atmósfera amenazante creada por Israel» (Haaretz, 8/11/11).
La reprimenda del presidente ruso fue realizada en Berlín después de la cumbre con su homólogo alemán Christian Wulff: «La amenaza de un golpe militar puede (sic) llevar a una guerra mayor (sic)». ¡Pero si eso es lo que justamente busca el «dúo» Lieberman-Netanyahu para intentar rescatar a sus amos de la insolvencia bancaria de Wall Street y la City, controlados por el sionismo financierista jázaro!
Tampoco se puede soslayar la crítica feroz del primer ministro ruso Vlady Putin contra la «hipocresía» de «Occidente» –en referencia al martirologio de Libia por la OTAN– durante el inicio de la cumbre del Grupo de Shangai, en San Petersburgo. Putin fustigó a «los poderes occidentales de apoyar las revoluciones que desembocaron en el derrocamiento de regímenes de Noráfrica a los que previamente habían apoyado» (Press Tv, 7/11/11). ¿Son, entonces, «las revoluciones del mundo árabe» puro cuento en la perspectiva trascendental de Rusia? ¡Qué decepción para quienes creímos románticamente en el aroma del jazmín libertario!
No pasó inadvertido que, en pleno acmé de la «crisis nuclear de la AIEA», a la cumbre de marras del Grupo de Shangai hayan asistido como «observadores» dos supuestamente «pestíferos» de los desinformativos oligopolios multimediáticos israelí-anglosajones: Irán y Pakistán.
En medio de la cacofonía incitada por las imprudentes anticipaciones oficiosas de la AIEA –y aprovechadas por Israel (hoy más aislada diplomáticamente que nunca en el verdadero «concierto de las naciones»)–, «alguien» filtró en forma extraña un diálogo «privado» entre Sarkozy y Obama en el que el presidente francés denostó a Netanyahu de «mentiroso» (¿cuál es la novedad?), y a lo que replicó amargamente el presidente de EU que si Sarkozy «estaba harto» (Ynetnews, 7/11/11), él «tenía que lidiar (sic)» con el primer ministro israelí «a diario» (lo cual merece toda la compasión). ¿Retrocedió Obama en el último minuto ante la vigorosa respuesta de Rusia, a la que se sumó Francia?
Ya es tiempo de escuchar dialécticamente a la parte acusada furibundamente: los iraníes. En una entrevista al rotativo egipcio Al-Akhbar (7/11/11), el presidente iraní Ahmadinejad declaró que «EU e Israel tratan de conjugar al mundo (sic) en una guerra contra Irán que no posee bombas nucleares», mientras «Israel posee 300 (sic) bombas nucleares». So what?
Ahmadinejad volvió a insistir en que el programa nuclear iraní era con fines pacíficos y consideró que su progreso tecnológico ha perturbado a sus rivales, por lo que Washington deseaba «salvar a la entidad sionista», a la que calificó de ser similar a «un trasplante de hígado (sic) rechazado por el cuerpo». ¿A qué «cuerpo» se referirá: al regional o al universal?
En una reunión con estudiantes de la Universidad de Teherán, Ahmadinejad arremetió contra el nipón Amano, controvertido director de la AIEA, a quien calificó de «peón estadunidense» por estar «repitiendo los alegatos de EU» y dedicarse a «publicar los documentos que los funcionarios de EU le proporcionan». ¡Uf!
La acusación de presuntas «falsificaciones» del director japonés de la AIEA es sumamente grave.
Más allá de que la imprudente filtración de los datos oficiales del polémico reporte de la AIEA se lean insólitamente primero en los rotativos de Israel, EU y GB –lo cual ha puesto al mundo en el precipicio de un ataque nuclear de Israel–, se juega la credibilidad de la propia AIEA, que deberá presentar evidencias irrefutables y no meras conjeturas maquilladas con verdades a medias o con mentiras enteras, como sucedió con el invento de las «armas de destrucción masiva» de Saddam Hussein en Irak que nunca existieron.
Mucho más que el destino de la teocracia chiíta persa –que ya sabrá cómo defenderse–, están en juego tanto la muy vulnerable reputación del japonés Amano como la credibilidad de la AIEA, que parece seguir los pasos del canallesco Tribunal Penal Internacional, que además de mentir flagrantemente sólo juzga a los enemigos de la OTAN e Israel y nunca a éstos.
¡Está en juego el mínimo de convivencia universal!
Bajo la Lupa – La JORNADA