Libia: Los efectos de su revolución – Parte II
Ir a Libia: Los efectos de su revolución – Parte I
El 20 de febrero de 2015 fueron perpetrados tres atentados con coche bomba en forma simultánea, en el este de Libia, provocando la muerte de unas 50 personas y heridas a otras 50. El triple ataque tuvo como objetivo intereses del gobierno internacionalmente reconocido de Tobruk. El primer vehículo explotó cerca de la casa del presidente del Parlamento, Akila Saleh, el segundo junto a la Dirección de Seguridad y el tercero, el más sangriento, en una estación de servicio con numerosos vehículos a la espera de cargar combustible. Aunque el atentado no ha sido reivindicado, todos los indicios apuntaron a que fue obra del Estado Islámico 1.
El mismo día, en Sirte, hombres encapuchados y armados con fusiles Kalashnikov y lanzagranadas asaltaron la universidad, entraron a las aulas y separaron a los estudiantes y profesores por sexos. Del mismo modo, tomaron el Instituto Superior para la Electricidad, impusieron el uso del velo y ordenaron el cierre de salones de bodas, peluquerías y otros negocios relacionados con el cuidado femenino. Otros grupos armados atacaron las sedes de las dos principales estaciones de radio de la ciudad, retuvieron a los periodistas y se llevaron los equipos a un lugar desconocido 2.
El Estado Islámico también decapitó a cinco periodistas —Jaled al Sobhi, Younes al Mabruk al Nawfali, Abdalá al Karkaai, Yousef Kader Boh y Mohamed Jalal— quienes trabajaban para el canal de televisión libio Barka TV, con sede en Bengasi, y quienes habían sido secuestrados en agosto de 2014 3.
Se estima que la rama libia del Estado Islámico se encuentra activa en buena parte del territorio libio. Los propios dirigentes islamistas consideran que Libia es una ubicación estratégica para llegar al sur de Europa, principalmente Roma, lo que no sólo ha sido expresado en foros yihadistas sino también que es un propósito manifestado en conversaciones interceptadas por la inteligencia italiana 4.
Un informe de la Media Luna libia denunció que la escalada de la violencia armada en Libia ha llevado a que más de medio millón de personas tuvieran que huir de sus hogares entre el 14 de mayo de 2014 y principios de abril de 2015. Sin embargo, los desplazamientos de habitantes continúan debido al deterioro de la situación de seguridad, principalmente en las ciudades de Bengasi, Kikla, Uarshafana y Trípoli 5. El documento señala que Trípoli ha recibido el mayor número de desplazados internos, más de 126.000 personas, mientras que más de 100.000 han sido registrados en la ciudad de Bengasi, la segunda más importante del país.
La costa libia, punto de partida hacia Europa
El descontrol que existe en Libia no permite que los miembros de la Guardia Costera puedan controlar los 1.800 kilómetros de costa que tiene el país. Tal situación permite que remolcadores y barcos cargados de refugiados zarpen sin que puedan ser detectados. La distancia a Lampedusa es de 300 kilómetros.
Bajo el régimen de Gaddafi existía una fuerte cooperación con las autoridades europeas para evitar que los migrantes intentaran lanzarse al mar desde las costas libias. Quienes eran sorprendidos y detenidos eran enviados a campos de prisioneros, donde podían sufrir abusos, violaciones y torturas.
En este contexto se ha generado un nuevo problema a los ya existentes en Libia: el tráfico de personas manejado por las milicias que controlan diversas porciones del territorio libio.
Los miembros de la Guardia Costera libia carecen de barcos y miembros suficientes para frenar la oleada migratoria hacia Europa y a veces requieren de la ayuda de barcos mercantes que se hallan en la zona para el rescate de los refugiados.
Según la Comisión Europea, se estima que en Libia podría haber hasta un millón de personas esperando para cruzar el Mediterráneo. Si mientras esperan la oportunidad para emprender la odisea son detenidos por la policía y carecen de un permiso de residencia válido, son derivados a los campos de refugiados o centros de detención, como el de Zawiya, a 50 kilómetros al oeste de Trípoli. En la actualidad, refugiados de diversos países de África se encuentran recluidos en esos campos, cuyo número ya supera los 8.000.
El Mediterráneo se ha cobrado ya miles de vidas de africanos que sólo aspiran a cruzar el mar para intentar una vida mejor. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, manifestó que Europa tiene la “responsabilidad” de afrontar la crisis creada por la creciente migración en el Mediterráneo, donde sólo en el mes de abril han muerto más de 1.500 inmigrantes 6.
En este mismo sentido, Amnistía Internacional (AI) emitió un comunicado en el que expresó que “la continua negligencia de los gobiernos europeos frente a la crisis humanitaria en el Mediterráneo ha contribuido a un aumento de más de 50 veces en las muertes de migrantes y refugiados desde principios de 2015” 7.
A modo de conclusión
Libia es un escenario más que muestra el fracaso de la “primavera árabe” y que, al igual que Afganistán, Somalía e Iraq, se ha convertido en un Estado fallido, camino por el cual también está transitando Siria. De ninguna manera esta afirmación implica considerar que el régimen de Gadafi reunía las virtudes que los ciudadanos pueden esperar de un gobierno pero si podrá convenirse en que mantenía cierto orden interno —acorde a las pautas de cualquier dictadura— y una difícil convivencia en el escenario regional y en el internacional.
Desde lo interno, al igual que Saddam Hussein, partió del laicismo y del nacionalismo para luego introducir el Islam conforme los intereses de su gobierno lo requerían.
Respecto de su gobierno en el contexto internacional, es cierto que recibió acusaciones de haber respaldado el terrorismo, imputaciones de las que no están exentos los mismos Estados occidentales que las formularon. Ejemplos de esto pueden encontrarse a lo largo de la historia de las relaciones internacionales y no sería necesario mencionarlos pero pueden tenerse presente, en el caso de Libia, el apoyo a los rebeldes de Libia y, en el caso de Siria, el respaldo a la subversión de la que surgió el Estado Islámico, ahora combatido por las potencias europeas, Estados Unidos y algunos de sus aliados árabes. Entre los países árabes también existieron quienes respaldaron incluso —y respaldan— al Estado Islámico para derrocar a Bashar Al-Assad.
Finalizada esta digresión puede considerarse que, en el escenario internacional, la dictadura de Gadafi resultaba ser bastante menos peligrosa que el actual caos que impera en Libia.
Al igual que los otros Estados fallidos, este país del norte de África se ha convertido en un terreno fértil para la emergencia de la peor versión del yihadismo, el Estado Islámico. La consolidación de este grupo en África septentrional y su proyección sobre el Sahel podría abrir un corredor que una las costas del Mediterráneo con el golfo de Guinea dominado por los terroristas. Del mismo modo, si el Estado Islámico se afianza sobre territorio sirio podría establecer una conexión marítima con Libia.
La falta de instituciones en Libia y de fuerzas capaces de ejercer el control sobre el territorio del país favorece la lucha tribal y la expansión de los yihadistas, acrecentando la violencia. Esta falta de control ha agravado de forma considerable las corrientes migratorias ilegales hacia el sur de Europa, las que se verían incrementadas si la situación continúa deteriorándose en Libia y el terrorismo se expande hacia otros países de la región.
La historia reciente ya había demostrado que apoyar la subversión y el terrorismo para derrocar un gobierno autoritario o una dictadura provocaba la desestabilización de un Estado y la emergencia del terrorismo de signo islamista. Sin embargo, las potencias occidentales continúan aplicando el mismo modelo en detrimento, sobre todo, de la población civil y provocando crisis humanitarias de difícil resolución. Una vez más queda demostrado que, con o sin intención, el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces, y más, con la misma piedra.
Por Marcelo Javier de los Reyes (Licenciado en Historia graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente del Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID).Profesor de Inteligencia en la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de la Plata).
- Ethel Bonet. “El Estado Islámico exhibe su poderío militar en Libia”. En: La Razón (España), 21/02/2015, <http://www.larazon.es/internacional/el-estado-islamico-exhibe-su-poderio-militaren-libia-NG8899618#.Ttt1DeYx2WdcfOb>, [consulta: 24/02/2015].
- Ídem.
- “Estado Islámico decapita a cinco reporteros de la televisión libia”. En: ABC (España), 28/04/2015,<http://www.abc.es/internacional/20150427/abci-degollados-periodistas-libios-isis-201504272051.html>, [consulta: 28/04/2015].
- Ídem.
- “Medio millón de desplazados internos en Libia en un año”. En: Deutsche Welle, 24/04/2015,<http://www.dw.de/medio-millón-de-desplazados-internos-en-libia-en-un-año/a-18406406>,
[consulta: 28/04/2015]. - “Mogherini: Europa tiene ‘responsabilidad’ de afrontar crisis migratoria”. En: Deutsche Welle,30/04/2015, <http://www.dw.de/mogherini-europa-tiene-responsabilidad-de-afrontar-crisis-migratoria/a-18420517>, [consulta: 01/05/2015].
- “AI: muertes en el Mediterráneo se han multiplicado por 50”. En: Deutsche Welle, 15/04/2015,<http://www.dw.de/ai-muertes-en-el-mediterráneo-se-han-multiplicado-por-50/a-18386282>,
[consulta: 20/04/2015].
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