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Los niños perdidos en medio de la violencia en Sudán del Sur

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Reunificar a los niños perdidos en medio de la violencia en Sudán del Sur

UNICEF presenta su Acción Humanitaria para la Infancia (HAC) de 2014. Este llamamiento mundial presenta las necesidades combinadas de quienes viven en las circunstancias más difíciles, ya sea las situaciones de emergencia a gran escala que aparecen en los titulares de todo el mundo o las crisis menos visibles pero no menos urgentes, que ponen las vidas y el bienestar de los niños y las mujeres en peligro. Con el objetivo de proporcionar asistencia esencial a 85 millones de personas, entre ellas 59 millones de niños, el HAC de 2014 es el mayor llamamiento humanitario jamás realizado por UNICEF –2.200 millones de dólares en total– y refleja el creciente impacto de los desastres y las emergencias sobre los niños de todo el mundo.

Debido al desplazamiento a gran escala y la inseguridad en Sudán del Sur, muchos niños han quedado separados de sus familias y sus comunidades. Reunirlos de nuevo es un gran desafío, pero los esfuerzos de UNICEF y sus aliados están haciendo que sea posible.

Lejos de casa, en compañía de extraños que hablan un idioma que ellos no conocen, un pequeño grupo de niños y niñas juegan en medio del polvo en un centro de bienestar infantil en Juba. Son algunos de los cientos de niños perdidos o no acompañados en medio del caos desencadenado por los intensos combates en Sudán del Sur.

Las fuerzas del gobierno rescataron a estos niños en la ciudad de Bor, estado de Jonglei, a unos 200 kilómetros al norte, y los llevaron a Juba. Aquí nadie sabe sus nombres o edades exactas. Los niños hablan muy poco árabe. Algunos hablan murle, una lengua minoritaria. La mayoría apenas habla.

“Nosotros les trajimos aquí. Estaban en un estado miserable, habían sufrido mucho. Era realmente una mala situación, están completamente totalmente traumatizados y enfermos. No sabían siquiera qué hacer y por ello los trabajadores sociales de aquí trabajaron muy duro para ponerles en el nivel en que usted los ve ahora”, dice el Obispo Martin Moga, director de Bienestar Infantil en Juba. “Gracias a la ayuda de UNICEF, nuestro aliado, nos preocupamos por los niños, les damos medicamentos, alimentos y ropa. Reciben un buen baño, y duermen bien”.

Sistema de rastreo

Rastrear sus historias y sus familias es una batalla complicada en un momento en que más de 700.000 sudaneses del sur han quedado desplazados dentro del país, y casi 150.000 han huido a países vecinos.

Aunque el 23 de enero se firmó un acuerdo de cese de hostilidades, muchas familias todavía tienen miedo de volver a casa. Alrededor de 75.000 personas se han refugiado en las bases de la Misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur. Sólo en Juba se ha registrado a 245 niños como separados de sus familias o no acompañados por un adulto.

Las necesidades humanitarias son duras en Sudán del Sur, y los organismos de socorro tienen graves restricciones para distribuir ayuda a los necesitados. Hasta la fecha, UNICEF ha podido llegar a sólo 300.000 de los desplazados internos, menos de la mitad del total. El grave déficit en la financiación, el saqueo generalizado de los suministros y la falta de acceso a todas las zonas afectadas causan graves problemas en la obtención de ayuda para niños y familias.

En el centro de bienestar, UNICEF y la organización asociada Fuerza de Paz han establecido un sistema de localización para reunir a familias como la de Nyawal Rúaj, de 29 años, de Bor, que estaba encantada de haber encontrado a sus dos hijos pequeños gracias al centro.

“Había un tanque grande que disparaba donde nos alojábamos. Até a mis hijos juntos para que no se separaran”, dijo ella. “Luego me fui a la casa a buscar a mi bebé recién nacido y un poco de ropa, y en ese tiempo los dos niños se escaparon, siguiendo a los que huían. Mi marido sigue desaparecido. Pero gracias a esta gente en el centro, por lo menos tengo a mis hijos de vuelta”.

Una cuestión de tiempo

La mayor preocupación para los grupos de protección de la infancia y para UNICEF es que mientras sus familias están buscándolos, los niños no acompañados puedan ser objeto de trata, abuso, adopción ilegal o de que los saquen del país.

“En un período delicado como este, lo que hemos aprendido de todas las situaciones de emergencia en todo el mundo es que una de las cosas que no debemos hacer es sacar a los niños de su comunidad, de su país”, dice Cornelius Williams, Asesor Regional de Protección de la Infancia para África oriental y meridional. “Esto sería romper los vínculos de los niños con sus comunidades, y si encontramos a sus familias, incluso a sus familias ampliadas, les enviamos los niños. Este es un estado que tiene leyes, que rige cómo se traslada a los niños”.

A pesar de los riesgos continuos, el Sr. Williams confía en que los niños y las familias puedan reunirse.

“Es sólo una cuestión de tiempo, con el cese de las hostilidades, con el trabajo que estamos haciendo”, dice. “La mayoría de estos niños estarán de vuelta con sus familias”.

Con información de : Costa Rica

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