Genocidio Armenio-Un capítulo vergonzoso de la historia
“Propongo al Congreso el exterminio total de los armenios del Imperio otomano; es necesario aniquilarlos. Para llevar a cabo este propósito hay que actuar, frente a todas las dificultades, absueltos de conciencia, de sentimientos de humanidad, pues la cuestión no es de conciencia ni de sentimientos humanitarios: es sólo de índole política, íntimamente vinculado con el beneficio y futuro de Turquía.
Así terminará inmediatamente la Cuestión Armenia.
El gobierno turco se liberará de la intromisión extranjera en sus asuntos internos.
El país se desembarazará de la raza armenia y así brindará un amplio campo a los turcos.
Las riquezas de los armenios pasarán a ser propiedad del gobierno turco.
Anatolia será territorio habitado exclusivamente por turcos.
Se aplastará el obstáculo más importante para el logro del ideal panturánico.”
Nazim Fehti, secretario general del CUP. Declaración aprobada por unanimidad en el Congreso de Salónica desde el 31 de agosto hasta el 14 de septiembre de 1910.
Las matanzas y deportaciones de armenios entre 1915 y 1917 en el Imperio otomano causaron 1,5 millones de muertos, según los armenios, y entre 300.000 y 500.000, según Turquía, que se niega a calificarlo de genocidio.
Los armenios estiman que las tropas del Imperio otomano mataron a 1,5 millones de miembros de su comunidad durante la Primera Guerra Mundial. Ankara se opone al término de genocidio y asegura que una guerra civil en Anatolia acompañada de una hambruna fue la responsable de la muerte de entre 300.000 y 500.000 armenios y de otros tantos turcos.
Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio otomano era aliado de Alemania y del Imperio austro-húngaro. En cuanto empezó a sufrir numerosas bajas en los combates en las provincias armenias, echó la culpa de ello a los armenios.
El 24 de abril de 1915 se detuvo a miles de armenios bajo sospechas de que eran hostiles al gobierno central. El 26 de mayo, una ley especial autorizó las deportaciones «por motivos de seguridad interior», y el 13 de septiembre otra ordenó la confiscación de sus bienes.
La población armenia de Anatolia y Cilicia (región que pasó a formar parte de Turquía en 1921), considerada un «enemigo interior», fue enviada en exilio hacia los desiertos de la Mesopotamia turca. Muchos de ellos fueron abatidos cuando viajaban o en sus campamentos.
Murieron quemados vivos, ahogados, envenenados o por el tifus, según informes de diplomáticos extranjeros y de agentes de inteligencia de entonces.
El 30 de octubre de 1918, el Imperio otomano se rindió a las fuerzas de la Triple Entente (Reino Unido, Rusia y Francia). Fue desmantelado en 1920.
Turquía reconoce que hubo matanzas y que muchos armenios murieron cuando eran deportados. Pero afirma que fue una represión contra una población culpable de colaboracionismo con el enemigo ruso durante la Primera Guerra Mundial, y que decenas de miles de turcos murieron a manos de los armenios.
Uruguay fue el primer país del mundo en reconocerlo, en 1965. Le seguirían entre otros los parlamentos de Rusia (1994), Holanda (1994), Grecia (1996), Francia (2001), Italia (2001), Suiza (2003), Canadá (2004), Argentina (2005), Suecia (2010) o Bolivia (2014).
Con información de Diario Correo
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