La multifacética cultura popular armenia
La memoria de la colectividad argentino armenia, nos recuerda los primeros pasos de las instituciones fundadoras. Antes de 1915, ya existía la colectividad. Recordemos el paso por Buenos Aires de los patriotas que ocuparon en 1896 el Banco Otomano para llamar la atención de los políticos europeos, denunciando la barbarie genocida del sultán turco Abdul Hamid. También entonces era perceptible la diferencia entre los creyentes musulmanes y los imperios que decían respetar las normas del sagrado Corán. Los diarios de la época relatan cómo ese grupo de armenios fue recibido en el puerto por integrantes de la colectividad árabe, en una época en que los residentes armenios eran menos numerosos que los dedos de la mano.
Luego de la primera ceremonia religiosa apostólica armenia, en la calle Malabia, en la residencia de la familia Abecian, ya se manifestaban organizaciones de dos partidos revolucionarios armenios: tashnagtsagán y henchakian. Se había creado la filial de UGAB, la Unión de Hadjín, los residentes de Aintab, los amantes de la Iglesia y otras organizaciones. Sus actos culturales reanimaban la voluntad de los refugiados de luchar por sus derechos humanos.
Para esa época, los residentes árabes llegados del Imperio Otomano, habían erigido frente al Correo Central, su monumento de agradecimiento a la Argentina. Los primeros actos culturales incluían expresiones musicales, declamación, siempre conectados con la Diáspora a través de los diarios que recibían, y otras iniciativas. Varios jóvenes pudieron marchar como voluntarios para defender la tierra de sus ancestros. Mencionemos al enguer Tagtachian (uno de los fundadores del Diario ARMENIA), quien agrupó a varios colaboradores que casa por casa reunían fondos para el viaje de los cien voluntarios, incluyendo una decena procedente de Montevideo. Recordemos también a Mihrán Jaiam, quien con su brevet de piloto argentino volvió a su Hadjín natal, y luego en 1919, cayó desde el aire, defendiendo la nueva Armenia, en la ciudad de Kars.
Esta heroica etapa demuestra claramente la base popular y la determinación libertaria de los refugiados. Tiempo después, algunos aliados apoyaron temporariamente este esfuerzo: recordemos al enguer Voskán Sahagian, quien partió desde EE.UU. hacia Aintab, y después de la epopeya, a la Argentina.
La solidaridad se expresa con la actividad de instituciones características: la Unión General Armenia de Beneficencia, creada en 1911, con sus ramas de Damas, juvenil, cultural y deportiva; y HOM con su Casa de Descanso y actividad filantrópica y cultural.
La cultura armenia inspiró a la armenidad en la posguerra. Se crearon las primeras iglesias y colegios en la otra margen de la avenida Rivadavia, por ej.: el Centro Colonial Armenio (Av. San Juan) (1922-1932); el colegio Arzruní de Flores (1928); la iglesia y escuela de Liniers y muchos más. Familias, alumnos y docentes, con modestia pero con creatividad, sumaron voluntades para la Causa Armenia. En Medio Oriente se crearon instituciones culturales como Hamazkaín, Tekeyan, Nor Serunt y otras, que llegaron décadas después a América del Sur (Hamazkaín Bs.As., 1979).
La década del ’30 se caracterizó por la consolidación. En 1929, el maestro Levón Vartabedian fundo el Coro Gomidás, sucedido por Makruhi Eolmesekian (llamado Spendiarian hasta el fallecimiento del Padre de la música armenia, que le dio su nombre definitivo), siempre junto a la Iglesia Apostólica Armenia. Adquirieron forma palpable los templos apostólicos (San Pablo y San Pedro, 1935; la Catedral San Gregorio el Iluminador, 1938), católico (hoy Nuestra Señora de Narek) y evangélicos (en las calles Carabobo y Avellaneda).
En 1931, comenzó a expresarse la opinión pública, con la aparición de nuestro Diario ARMENIA, que le dio un perfil gráfico-informativo a la Causa Armenia y a la documentación de la historia comunitaria. La creación de varias imprentas facilitó la edición de libros y otras publicaciones. Sharyum se editó a partir de 1937; Seván en 1960; Sardarabad en 1975, seguidos por muchos otros. Las instituciones juveniles tuvieron sus propias expresiones: Gamk, en 1949, editado por Unión Juventud Armenia, así como la Liga de Jóvenes y la JUCA tuvieron sus audiciones radiales. Estos programas aparecieron como iniciativas individuales: La Voz Armenia, La Hora Armenia, Liga de Jóvenes en el Aire, Conexión Armenia, Integración Armenia, Armenia Aquí Estoy, y muchísimas otras, incluyendo emisiones televisivas.
La cultura física se afirmó con la inauguración del campo deportivo de Homenetmén en Ramos Mejía. En 1956 comenzó sus actividades la Agrupación Scout Ararat, a la que siguieron San Vartán del Colegio Mekhitarista en 1958, y más tarde, el grupo Gral. Antranig de UGAB. El Coro Arax, fundado y dirigido por el maestro Jean Almouhian, marcó una etapa propia en la cultura musical que trascendió las fronteras. La variedad artística la otorgó el coro Mashdotz, del Padre Kuduzian; el coro Krikor Narekatzí de la Prof. Sirán Zorian; Arevakal, Alakeaz, Sharagán y Takuhí, dirigidos por Andrés Istephanian y el coro San Gregorio, dirigido por Nubar Demirdjian, de la Iglesia San Jorge, (con su campo de San Isidro), -en una imperfecta enumeración.
Desde 1960, el Conjunto Kaiané (UCA), representa el arte de la danza, seguido años después por el conjunto Nairí (HOM), Masís (Arzobispado Armenio), y Narek (Parroquia Armenia Católica), con sus eméritos directores. También comenzó el proceso de incorporación a la enseñanza oficial de los institutos San Gregorio el Iluminador, Arzruní, Bakchellian, Jrimian, Vicente López y Marie Manoogian, que integran la red escolar porteña. La actividad teatral tuvo valiosas expresiones, de notable trayectoria.
Visto en nuestro siglo XXI, la vida cultural y educativa, está acompañada por nuevas expresiones que se transforman día a día. El tema supera las posibilidades de esta nota, siendo un buen punto de partida esta somera enumeración.
Por Carlos Luis Hassassian
Con información del Diario Armenia
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