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Amiri Baraka: Voz de resistencia

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Amiri Baraka (7 de octubre de 1934- 9 de enero de 2014, Newark, Nueva Jersey, Estados Unidos, Newark)

“La poesía es el vino del diablo”.
San Agustín.

Como se sabe, la historia de los afrodescendientes (desde el Congo hasta el barrio de Harlem, desde Rwanda hasta Quibdó) ha estado signada por la exclusión, la humillación y la violencia. En consecuencia, también por la resistencia, la otra cara de la moneda. En Estados Unidos, aquel, pese a todo, grandioso país al que a veces tontamente se llama “América”, esa resistencia produjo, amén del Dr. King y Malcolm X, amén de la Motown, Aretha Franklin, Marvin Gaye o James Brown (quien criticó duramente el pacifismo de King), la particularísima voz de Amiri Baraka.

Poeta de la familia de “los desconocidos”, con expediente en el FBI por su triple condición de negro, comunista y poeta, fundó en los sesentas el Black Arts Movement (“la hermana estética y espiritual del Black Power”) con base en Harlem; fue degradado y felizmente expulsado del ejército al encontrársele libros de Marx y Lenin y en 1960 visitó Cuba en el albor de la revolución.

Nacido el año de 1934 en Newark, estado de New Jersey, el año 67 cambió su nombre original (Everett LeRoi Jones) por el de Amiri Baraka al tiempo que su mujer, la también escritora Sylvia Robinson, tomaba el de Amina Baraka. Y no hace falta ser experto en etimologías africanas para cerciorarse de las negrísimas reminiscencias de su nombre, de la negrísima imaginería de su poesía y del negrísimo acento de su voz. Su poesía, más que con tinta o sangre, está escrita con la piedra o el carbón.

Admirador del rap moderno (en 2002 colaboró en el álbum Phrenology de The Roots), amigo (y luego “enemigo”) de Ginsberg y coautor de una autobiografía de Quincy Jones, Baraka fue durante décadas silenciado por la “gran prensa” americana (perdón, norteamericana). La obtención de varios premios y distinciones y, sobre todo, la publicación de un extenso poema titulado “Somebody Blew Up America” (Alguien hizo volar a América) inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre, volcaron los focos amarillistas sobre su figura y llamaron la atención de miles de lectores en todo el mundo (y también de cientos de censores en el país del Tío Bush). Comparado con el mítico “Howlings” de Ginsberg, “Somebody…” causó el revuelo mediático que era de esperarse aunque no es uno de sus mejores poemas. La larga requisitoria antiamericana (por ahora dejémoslo así, no voy a decir “antinorteamericana”) plantea una sarta de preguntas retóricas en donde el autor invierte los papeles dirigiendo la mirada hacia el “terrorismo doméstico”, es decir, el que se hace en su propia casa.

“Quién fabricó las bombas
Quién fabricó las armas
Quién compró esclavos, quién los vendió…
Quién/Quién/Quién
Quién se robó Puerto Rico
Quién robó las indias, las Filipinas, Manhatan
Australia & Las Hébridas
Quién arrastró a los chicos al opio….”

La respuesta, claro, no necesitaba decirse. Bush, Giuliani y la CIA están explícitamente mencionados en el poema. La polémica, sin embargo, tomó tintes de racismo en cuanto se acusó a su  autor de antisemitismo. Unos cuantos versos del poema podrían interpretarse en tal sentido:

“Quién sabía que el World Trade Center iba a ser bombardeado
Quién ordenó a 4000 trabajadores israelíes de las torres gemelas
Quedarse en casa ese día
Por qué Sharon se mantuvo a distancia?…”

Como era apenas obvio, el autor fue escoriado aunque sin mayores consecuencias; al parecer, las fuerzas militares gringas tenían ya bastante como para prestarle demasiada atención a un poeta negro. Sin embargo, una vez superado el affaire provocado por el poema, uno ya podía dedicarle una justiciera mirada al resto de su producción y es ahí donde se descubre la verdadera dicción poética de este negro maravilloso; dicción que se desgaja en versos de una tristeza amalgamada con ternura, de una voz cargada de historia y tradición negra pero que habla desde la urbe contemporánea.

Aunque ligado en sus inicios al movimiento beatnick (publicó en una editorial de su creación a Ginsberg y Kerouak y fue amigo de ellos), Baraka rompió, luego del asesinato de Malcolm X, todo contacto con la cultura “blanca”; fue acusado de antisemitismo y publicó poemas en donde su vehemente activismo político se veía reflejado en versos que reivindicaban su tradición. Un brevísimo poema como “In the Funk World” (algo así como “En un mundo de terror”) dejaba claras ciertas cuestiones:

“Si Elvis Presley/ es
El rey
Quién es James Brown,
Dios?”

O si no:

“Nosotros estábamos aquí
Antes
que Dios
Nosotros lo inventamos,
¿por qué?
Esa es una buena, una maldita buena
Pregunta.

Esa reivindicación, sin embargo, a veces se expresaba en versos de una violencia insólita (aunque quizás necesaria) como ocurre en el poema “Black Dada Nihilismus”:

“…come up, black dada Nihilismus.
Rape the White girls. Rape
Their fathers. Cut the mothers´throats…”

(“Vamos, negro nihilismo dada.
Viola a la chica blanca. Viola
A sus padres. Corta el cuello de sus madres…”)

Escoriado, polémico e infatigable, Amiri Baraka es el poeta negro más importante de su generación y, sin duda, un autor sobre quien vale la pena echar más que una simple mirada. Todo lo dicho, es una lástima el hecho de que su obra está prácticamente inédita en español, circunstancia que el autor de esta nota pretende subsanar con tres poemas cuya traducción al español es inédita.

Prólogo a una nota suicida de veinte volúmenes

Tardíamente, he llegado a acostumbrarme
A la manera en que el suelo se abre y me abarca
Cada vez que salgo para pasear al perro.
O a la clara, afilada y tonta musiquilla que produce el viento
Cuando corro para alcanzar el bus…

Las cosas han llegado a esto.

Y ahora, cada noche cuento las estrellas.
Y cada noche obtengo el mismo número.
Y cuando ellas no se presentan para ser contadas,
Cuento los agujeros que dejan.

Nadie canta ya más.

Entonces, anoche subo en puntillas
Hasta la habitación de mi hija y la escucho
Hablándole a alguien, y cuando abro
La puerta, no hay nadie más allí…
Sólo ella, sobre sus rodillas, atisbando hacia adentro

De sus propias manos cerradas.

Ka’ Ba

Una ventana clausurada baja la mirada
Hacia un sucio patio, y la gente negra
Reclama y grita y camina siempre en contra
Desafiando a la física con su torrencial voluntad.

Nuestro mundo está lleno de sonidos
Nuestro mundo es más encantador que el de cualquier otro
A pesar de que sufrimos, y nos matamos el uno al otro
Y a veces fracasamos en caminar en el aire.

Somos gente hermosa
Con imaginaciones Africanas
llenas de máscaras y danzas y cantos portentosos
con ojos y narices y brazos Africanos
aún cuando nos repantigamos en grises cadenas
en un lugar lleno de inviernos, cuando lo que queríamos
era el Sol.

Hemos sido capturados,
y trabajamos duro para conseguir escapar
hacia la antigua imagen, hacia

una nueva correspondencia con nosotros mismos
y nuestra familia Negra. Necesitamos la magia,
y necesitamos los encantamientos, para surgir,
retornar, destruir y crear. Cuál será

la palabra sagrada?

(Nota del traductor: la Ka´Ba o Kaaba es el lugar de peregrinación más importante de los musulmanes; se encuentra en La Meca)

leroy

Hubiese querido conocer a mi madre cuando se sentaba
A mirar a través del campo en los últimos años 20
Hacia un futuro del alma, había ángeles negros
Revoloteando sobre su cabeza, trayendo la vitalidad de nuestros ancestros,
Y el conocimiento, y este formidable sentimiento negro. Se sentaba
(en aquella foto del álbum que le mostré a Vashti) consquistando
Desde las viejas melancolías una nueva, los viajes y pasiones
Derramadas sobre ella por ella misma. Me hipnotiza, desde hace tanto
Tiempo, desde aquel conocimiento trasmitido a ella trasmitido
A mí y a toda la gente negra de nuestro tiempo.
Cuando muera, la conciencia que poseo la legaré a
Los negros. Podrán ellos entonces desplazarme y tomar
Lo que es útil, la dulce pulpa de mis sentimientos. Y dejar
Las alegrías y pútridas partes blancas
Aparte.

(Nota del traductor: “leroy” o LeRoi, el nombre original del poeta)

Por Wladimir Uscátegui
Revista Galáctica

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