La voz de Pitingo
Suena a menudo en los últimos tiempos la voz de Pitingo, cancionero flamenco que ha revolucionado un poco la copla moderna, ha mixtificado su cante asociado al soul norteamericano y aspira a encontrar también un sitio en el difícil y cerrado mundo del arte jondo, el de los puristas. De la fusión al cante por derecho. Y lo explicaremos en el transcurso del presente texto, comenzando por la novedad de su reciente disco, «Cambio de tercio», título que anticipa de algún modo su contenido, el deseo del artista de volver a sus orígenes, el flamenco de verdad.
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No defrauda este trabajo del artista onubense, llamado realmente Antonio Manuel Álvarez Vélez, hijo de payo y gitana, nacido en Ayamonte hace treinta y tres años. Procede de una familia cantaora, así es que desde muy niño escuchó toda suerte de jipíos flamencos y es conocedor de distintos palos. En este nuevo disco empieza con una colombiana mano a mano con Estrella Morente. La colombiana es el nombre que le dio Pepe Marchena hace de esto más de ochenta años a uno de esos cantes «de ida y vuelta», sin que tuviera nada que ver con el folclore de aquel país hispanoamericano. Precisamente Pitingo nos brinda también de ese gran maestro unos fandanguillos. Se ha incluido al principio la propia voz del que en su primera época era anunciado como Niño de Marchena, que se presenta y alude a su apodo. Es un breve pero interesante documento sonoro. Sigue un tanguillo con la hoy emergente Merche. Una rondeña por soleá, con el fondo del taconeo espectacular de Sara Baras. Y una zambra, «El pordiosero». Seguiriyas, bulerías recordando a Moraíto, tangos gitanos portugueses, «Arbolé, arbolé» a ritmo de soleá y bamberas, junto a otra grande del cante, Carmen Linares… Llamativa es la versión que nos presenta de una antigua balada de Luis Eduardo Aute, «De alguna manera», con la colaboración de los hijos menores del llorado Enrique Morente, Soleá y José Enrique: sangre de artistas, que llevan camino de alcanzar la gloria que disfruta su hermana Estrella.
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Anotamos la versión aflamencada que hace Pitingo del universal «Himno a la alegría»; asimismo un tema árabe a dúo con Farah Sira, para lo cual hubo de aprender con un profesor particular la letra en esa lengua; concluyendo la grabación con una nana dedicada a su hijo Manuel (fruto de su matrimonio con Verónica Fernández). Lo curioso es que el niño canta también con su padre. Fue cuando tenía catorce meses (ahora tiene dos años).
Hay que tener conocimiento de muchos cantes para registrar un disco así como ha hecho Pitingo, mote por cierto que le viene de sus antepasados y que en caló significa «presumido». Porque, según explica el cantaor, los suyos iban siempre bien vestidos, o por lo menos caminando muy ufanos. Antonio Manuel, nuestro protagonista, tiene también algún rasgo parecido: por ejemplo, en su peinado, con tupé. Pero en su vida hay momentos en los que no era tan atildado, cuando se vio obligado a ganarse la vida como maletero en el aeropuerto de Barajas. Por lo bajinis, nunca dejaba de cantar bulerías, o fandangos aprendidos en los discos de Manolo Caracol. Una tía adoptiva, Salomé Pavón, le echó una mano cuando lo llevó a una reunión de flamencos en un bar madrileño. De vez en cuando pasaba por allí Enrique Morente, que escuchó al muchacho y dijo en voz alta: «¡Escuchad como canta este niño…!» Y se convirtió en una especie de padrino.
En 2005, Antonio Pitingo, que era como se anunciaba, apareció cantando en varios discos recopilatorios, cantando por ejemplo a dúo con Rosario. Luego ya vino su disco «Con Habichuelas», junto a los grandes guitarristas así conocidos. En 2007 presentó su espectáculo «Soulerías», que llamó la atención, del que surgió al año siguiente el disco asimismo titulado. Era la fusión del flamenco con un ritmo de los cantantes de color norteamericanos . Pitingo popularizó en poco tiempo su versión de un tema de los años 70, «Suavemente me mata con su canción», aquella formidable pieza que estrenara Roberta Flack, y ello lo convirtió en un artista del momento, original. De 2008 era igualmente otra versión de la popular sintonía de la serie televisiva «Cuéntame», canción estrenada en su día por Fórmula V.
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La fortuna ha seguido favoreciendo a este simpático cantaor de enjuta figura, con una voz que sabe adaptarse a ritmos variados. Comercialmente, ha salido adelante gracias a esa combinación aflamencada del soul y otros temas pop. Y ahora quiere demostrar que también sabe disfrutar con el buen cante de sus ancestros. Si pasó apuros económicos hace muy pocos años, hoy le van bien las cosas. Él mismo recuerda que cuando se casó en 2008 sólo pudo pagarse un piso de veinte metros. Y era feliz. Su éxito musical le ha deparado un futuro más halagüeño.
Por Manuel Román
Con información de : Libertad Digital
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