Rafael Guillén – Poeta Granadino contemporáneo
Rafael Guillén acabó con el silencio de Granada tras la muerte de García Lorca.Hace una profunda reflexión en sus poemas de temas como el amor, el tiempo, la materia y el sentido de la existencia. Es uno de los grandes poetas de la Generación del 50, según estudios especializados en poesía de postguerra, reseña críticas y manuales de Historia de la Literatura del siglo XX.
[de Las edades del frío, 2002]
Te estoy tejiendo una guirnalda
con lirios y violetas
salvajes como aquéllas, las de nuestra
primera cita sobre la frescura
de la hierba. Una rústica guirnalda
que dará testimonio de este amor
mientras dure el futuro, hasta que venga
un pasado cuyo escenario puede
no haberse abierto todavía.
Porque en el tiempo todo avance
es a la vez un retroceso,
y no sabemos cuándo
se consumó nuestra aventura,
y no sabemos cuándo ha de llegar
la tarde aquella en que te oí mi nombre
por vez primera.
Pronuncio amor
Vengo de no saber de dónde vengo
para decir amor, sencillamente.
Para pensar amor, sobre la frente
sostengo qué sé yo lo que sostengo.
Para no detener lo que detengo
siembro en surcos y versos mi simiente.
Para poder subir, contra corriente,
tengo sujeto aquí, no sé qué tengo.
Venir es un recuerdo, si se llega.
Pensar es una huida, si se toca.
Sembrar es una historia, si se siega.
Sólo acierta en amor quien se equivoca
y entrega mucho más de lo que entrega.
Después, toda esperanza será poca.
Escultor
En mis manos tu barro, te moldeo
con ternura. Mi soplo y mi caricia
dieron ser a la curva que te inicia.
Si carne te pensé, viento te veo.
Vaciada ya tu forma, me recreo,
te atesoro. No culpes mi codicia.
Alta puse la mira: tu primicia
esculpida a cincel en mi deseo.
Yo, escultor, sólo pido por mi arte
el contemplar mi obra: contemplarte.
Pero tú ya eres tú, aunque eras mía,
y si una vez te arredra mi egoísmo,
puedes irte si quieres. Me es lo mismo.
Te crearé, de nuevo, cualquier día.
Anclado en mi tristeza…
Anclado en mi tristeza de profeta
sé cuánto ha de valer lo que hoy recibo;
cuánto valdrá después esto que vivo
sujeto a este después que me sujeta.
Mi plenitud en ti quedó incompleta
y espera un no sé qué definitivo.
Mientras, cerca de ti, escribo y escribo,
poeta al fin, en tiempo de poeta.
Sé cuánto ha de valer; eso es lo triste.
Valdrá más de lo mucho que poseo
el recordar lo mucho que me diste.
Profetizado don, con que falseo
esta presente gracia que me asiste
y esa futura gracia que preveo.
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