Magán, mítico hallazgo en el desierto
Pisadas humanas y huellas de manos de hombres, mujeres y niños de hace 3.000 años que quedaron petrificadas en el suelo reseco de una fábrica de adobes. Herramientas líticas del homo sapiens de hace 125.000 años que demuestran por fin una de las rutas de la gran migración del hombre moderno. Canalizaciones de la Edad del Hierro que arrancaban cosechas a la tierra en pleno desierto gracias al agua de la capa freática. Ex-votos funerarios, estelas de tumbas en ciudades mestizas. Joyas y cuentas, sellos e incensarios, cerámica, aleaciones de metales, restos de palacios y de ciudades que fueron un oasis de comercio para las caravanas durante milenios… Todo eso descubriremos al oír hablar del País de Magán en la nueva exposición «En los confines del Oriente Próximo», inaugurada en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), un país mítico que los arqueólogos han descubierto por fin.
Acostumbrados como estamos a contemplar en las noticias la destrucción de los restos arqueológicos en la cuna de la civilización en Siria o Irak, resulta llamativa y esperanzadora la muestra de más de 200 piezas, el 90% de las cuales se expone por primera vez, que documenta el descubrimiento de un territorio mítico en el corazón de los Emiratos Árabes Unidos (EUA). Y resulta esperanzador saber que la muestra sirve como homenaje a la arqueología árabe y a los cientos de científicos locales que han logrado recuperar el pasado desde los orígenes. De ello hablan los museos, yacimientos, centros de interpretación y publicaciones creados en los EUA y que demuestran el culto al saber en esa región tan castigada.
El comisario de la muestra, el catedrático Joaquín Córdoba de la Universidad Autónoma de Madrid, también fue elocuente en su agradecimiento y homenaje a los hombres que defienden con su vida el patrimonio en las zonas en guerra: «Esta muestra es un homenaje a la mejor tradición de la arqueología árabe, que no puede estar más comprometida con la defensa del patrimonio. Restos importantísimos están siendo destruidos por unos locos venidos de muchas partes, que asesinan a los grandes arqueólogos y a los humildes guardianes, gente trabajadora que come arroz y té y se enfrenta con un simple kalashnikov a la barbarie. Los matan porque no quieren colaborar con el expolio, cuyo centro difusor está en Suiza y cuya responsabilidad recae sobre coleccionistas sin escrúpulos en Occidente y leyes que permiten vender objetos en nuestros países sin demostrar la procedencia.»
Una misión española, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha trabajado allí desde hace 20 años y sus resultados merecen capítulo aparte en la exposición. De hecho la UAM ha organizado la muestra junto con el MAN y los Emiratos Árabes Unidos.
Y allí puede verse una peineta que alguien se llevó a la tumba, lingotes de cobre que mercaban en Mesopotamia, incensarios de casas de alcurnia en la edad del Hierro, troqueles y acuñaciones de aquel zoco rodeado de desierto que son, como las mismas huellas de los obreros del adobe citadas, piezas únicas, sin paralelo, que explican solas un trozo y un sentido de la historia de lo que hoy es el emirato de Sharjah, cuyo director de Antigüedades, Sabah Abboud Jasim, acudió a España para la inauguración de esta muestra que reúne el trabajo de misiones de varios países a lo largo de dos décadas.
Por Jesús García Calero
Con información de ABC
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