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En Memoria de Fátima Mernissi

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Una de las voces más relevantes de la intelectualidad del mundo árabe y una autoridad mundial en estudios coránicos. Fátima Mernissi nació en 1940 en un harén de Fez. Pertenecía a una familia acomodada, dueña de grandes extensiones de tierra y fiel a las tradiciones. La pequeña Fátima creció en un mundo de niños y mujeres cuya frontera vigilaba celosamente un portero llamado Ahmed.

La infancia de Mernissi son recuerdos de un patio cuadrado rodeado de columnas de mármol y azulejos y con una fuente en el centro. Cuatro enormes salones se abrían a este espacio: el de su familia, el de la abuela paterna, el de sus tíos y sus siete primos y, por último, la sala donde los hombres comían, escuchaban las noticias en la radio, cerraban negocios y jugaban a las cartas. En el piso superior habitaban las tías divorciadas y viudas con sus hijos. Todas las ventanas se abrían al patio. Ninguna daba a la calle.

En esta amplia vivienda cerrada al exterior no había eunucos ni esclavos ni bellas mujeres reclinadas voluptuosamente: el harén imperial otomano que ha llegado a Occidente a través de la pintura y las películas desapareció en 1909. En su lugar quedó el harén doméstico como el que Fátima Mernissi vivió en su infancia y describió más tarde en Sueños en el umbral. Memorias de una niña del harén (1994), su única obra narrativa y una de las más aclamadas por la crítica internacional.

Hija y nieta de mujeres analfabetas, Fátima Mernissi habló sólo árabe hasta los veinte años. Decidida a traspasar, entre otras, la barrera del idioma, no sólo aprendió varias lenguas sino que casi nunca ha escrito en la propia. Hasta la guerra del golfo Pérsico, en 1991, escribió en francés. Desde entonces, con un sentido pragmático, lo hace en inglés.

Mernissi se licenció en ciencias políticas en Marruecos y prosiguió sus estudios con una beca en la Universidad de la Sorbona, en París. Más tarde, obtuvo el doctorado en sociología en la Universidad de Brandeis (Estados Unidos) y, de vuelta a su país, pasó a ejercer de profesora en la Universidad de Mohamed V de Rabat y se dedicó a la investigación en el Centre Universitaire de la Recherche Scientifique de la capital marroquí. También en esa ciudad dirigía un Taller de Escritura.

Defensora de los derechos de la mujer

Al regresar a Marruecos en los años setenta tras haber completado sus estudios en el extranjero, Mernissi se dio cuenta de que, más que convertirse en experta en su trabajo, lo que necesitaba primero era defender sus derechos a estar plenamente en ese trabajo, y para ello tuvo que volver a revisar los textos coránicos.

Tras un minucioso estudio de las diferentes versiones del Corán, Mernissi lanzó su más célebre afirmación: el Profeta Muhammad había sido un hombre feminista y muy progresista para su época, y no fue él, sino otros hombres, quienes empezaron a considerar a las mujeres como personas de segunda clase. Escribió El harén político con estas teorías, enfureció al régimen y el libro se convirtió en el único libro prohibido en Marruecos (todavía hoy), aunque en otros países musulmanes, como en Siria, obtuvo gran éxito.

El velo y la elite masculina, publicado en 1987, fue otro de sus estudios censurados en Marruecos y en algunos países musulmanes. La socióloga marroquí fue también una de las primeras en decir públicamente que la educación de la mujer en los países en vías de desarrollo es el mejor anticonceptivo existente.

Suyo es uno de los primeros estudios realizados a principios de los años ochenta en el que se demostraba científicamente la correlación entre la alfabetización de la mujer y el índice de la natalidad. En Marruecos, por ejemplo, y tal como ella misma explica en su libro Marruecos a través de sus mujeres, de cinco hijos en las mujeres no alfabetizadas se pasa a dos en las alfabetizadas. Sus investigaciones en este sentido han sido de gran utilidad para las comisiones especializadas de las Naciones Unidas.

En otro de sus libros traducidos en España, El poder olvidado. Las mujeres ante un islam en cambio, recopiló una serie de artículos escritos en los años ochenta y principios de los noventa que intentaban responder, desde diferentes ángulos, a la pregunta que la obsesionaba por aquel entonces: ¿por qué los Estados árabes son tan hostiles a las mujeres? ¿Por qué no las pueden ver como fuerza motriz del progreso? «No comprendí el misterio de la hostilidad estatal hacia la mujer -afirmó en una ocasión- hasta que estalló la guerra del golfo Pérsico. Fue entonces cuando se vio claramente que no se trataba de una guerra contra la feminidad sino de una guerra contra la democracia.»

Luchadora infatigable

Mernissi compagina sus múltiples actividades en Marruecos con su trabajo como escritora y las incontables invitaciones que recibe de todo el mundo para dar conferencias y presentar sus libros (toda su extensa obra ha sido traducida a varios idiomas y muchos de sus títulos son textos obligatorios en el ámbito universitario).

Su entusiasmo, como su risa, es una de sus características más destacadas. Tiene una extraña capacidad para tomárselo todo con imbatible ánimo, para convertir una derrota en un triunfo. Como, por ejemplo, el tema de su imagen. Fátima procura no salir en televisión y pocas veces se deja retratar en los periódicos y las revistas de manera que su rostro sea reconocible: acostumbra a ponerse un pañuelo o a taparse un ojo o la boca o alguna parte de la cara.

Sin duda, ésta es una medida de prudencia más que necesaria para los tiempos que corren. Pero Fátima se niega a admitir esa limitación de su libertad, el reconocimiento de la presión de los integristas musulmanes, y prefiere decir que le gusta mantener el anonimato para poder investigar mejor y no ser reconocida por la calle y que al retratarse así está construyendo un símbolo de la situación de la mujer árabe, que no es del todo libre para hablar, ver y ser, a la vez que convierte sus retratos en una parte más de su lucha y de su mensaje.

En septiembre de 2003 visitó Barcelona, donde, invitada por el ayuntamiento, leyó el pregón de las Fiestas de la Mercè, que tituló «El cowboy o Simbad. ¿Quién vencerá en la globalización?». Un mes más tarde, recibía en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras junto con la escritora estadounidense Susan Sontag. Para ella, el hecho de compartir el premio con Sontag era todo un símbolo de diálogo entre civilizaciones. Coincidiendo con la entrega del galardón, llegó a Oviedo una caravana cívica en la que participaron ex presos políticos y artistas; para la ocasión, Mernissi escribió el libro Los Simbads marroquíes. Guía para turistas cívicos.

Su incansable activismo, el rigor extremo de sus estudios sobre el Corán y la originalidad de sus tesis feministas han convertido a Fátima Mernissi en una de las más importantes intelectuales del mundo árabe. Autora de obras de referencia como Sexo, ideología e islam (1975) o Sultanas olvidadas (1990), que han sido traducidas a una veintena de lenguas, a diferencia de la mayor parte de sus colegas de los países musulmanes, no vive en el exilio sino en Rabat.

Fátima Mernissi no se casó nunca y tampoco tuvo hijos, en cambio , se  convirtió en una intelectual de prestigio internacional, alguna vez reconoció que le hubiese gustado frenar un poco su actividad inagotable y encontrar a alguien con quien compartir su vida.

Mujer infatigable, Fátima Mernissi, falleció este último día de noviembre de 2015, en una clínica de Rabat a la edad de 75 años.

Con información de: Biografías y Vidas

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