¿Malvinas jurídico-financieras contra Argentina? Por Alfredo Jalife-Rahme
Desde finales de 2012 Argentina sufre una embestida brutal que equivale a unas «Malvinas jurídico-financieras» de la dupla anglosajona de Wall Street/la City (http://www.jornada.unam.mx/2012/11/25/opinion/016o1pol) y que llegó a su asombroso epílogo con la sentencia de la Suprema Corte de Justicia (sic) de Estados Unidos que concede razón –como era de esperarse, cuando los países valetudinarios dependen de los veredictos de las superpotencias– a los fondos buitres encabezados por el controvertido Paul Elliott Singer (muy cercano a Israel), mandamás del hedge fund («fondo de cobertura de riesgo») Elliott Management/NML Capital, en alianza con su anterior empleado Mark Brodsky (alias Terminator), hoy director de Aurelius Capital Management, cuyo abogado es Edward Friedman, del influyente bufete Friedman Kaplan Seiler & Adelman.
Eliott Management y Aurelius, con su poderosa cohorte de bufetes de abogados, pertenecen a la misma cofradía de los fondos buitres que entrelazan poderosos intereses jurídico-financieros y son temidos hasta en la misma plaza de la City a la que han aterrorizado con su canibalismo financierista (http://www.independent.co.uk/news/business/news/coop-members-finding-out-the-harsh-reality-of-mutual-banking-8897589.html).
Elliot cuenta entre sus inversionistas a Mitt Romney, fallido candidato presidencial del Partido Republicano.
Que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos hubiera condenado a sus caníbales banqueros habría equivalido a que Gran Bretaña hubiese renegado de su pirata estrella sir (sic) Francis Drake, que tantos beneficios proporcionó a la reina Isabel I en contra de España.
Elliott Management/NML y Aurelius Capital Management representan solamente uno por ciento (¡supersic!) del adeudo total, y ahora se despacharán con la cuchara grande gracias al selectivo leonino judicial de la Suprema Corte.
Hace 14 años Argentina incurrió en impago de sus adeudos debido a su grave crisis económica, y 93 por ciento de los acreedores aceptaron un rembolso parcial en 2005 y 2010 al condonar las dos terceras partes de su valor anterior a la crisis, mientras el restante 7 por ciento (15 mil millones de dólares) se pronunciaron en contra de la restructuración de la deuda.
La presidenta Cristina Fernández declaró reactivamente que no podía admitir la «extorsión» de la sentencia de la Suprema Corte, que gratifica a los especuladores financieros con el propósito de forzar la previa restructuración de la deuda que puede llevar al «colapso como un castillo de naipes».
La presidenta definió correctamente lo que está en juego cuando la Suprema Corte de Estados Unidos defiende «una forma de dominio global» de los «derivados financieros» que buscan arrodillar a los países.
Cuando había emprendido su normalización financiera mediante su reciente acuerdo con el acreedor Club de París, se le complica el mundo financierista a Argentina, que busca inversiones para la polémica explotación de su shale gas (esquisto/lutita/pizarra/grisú) –la segunda reserva global– en Neuquén con ExxonMobil, la cual tomó el lugar de Repsol, que descolgó una razonable liquidación posterior a su nacionalización.
De inmediato, la chantajista calificadora S&P, uno de los brazos armados de Estados Unidos, degradó la calidad de «crédito soberano» de Argentina, mientras la bolsa argentina cayó mas de 6 por ciento (¿ligero aviso de la famiglia bursátil israelí-anglosajona?) después de que el jefe de gabinete Jorge Capitanich afirmó que no enviaría una delegación a Estados Unidos a negociar con los tenedores de bonos por mil 300 millones de dólares de deuda.
La presidenta ha sido obligada a retroceder y el Día de la Bandera solicitó «condiciones justas» para cumplir sus adeudos, por lo que enviaría a sus abogados a negociar con el polémico juez estadunidense Thomas Griesa.
Sin caer en incumplimiento de pagos, el problema es muy serio para Argentina, que debe desembolsar 15 mil millones de dólares (que incluyen los mil 300 millones de dólares del triunfo judicial de los fondos buitres) –otros cálculos consideran que el pago asciende a 7 mil millones de dólares– cuando sus reservas han disminuido a 28 mil millones de dólares.
Desde hace casi dos años inquirí: «¿Están preparados los mandatarios de Sudamérica para confrontar la guerra financiera multifactorial que ya empezó contra Argentina?», cuando “detrás del asalto financierista ‘buitre’ contra Argentina se encuentra cercar a Brasil, su primer socio geoeconómico sudamericano”.
Lamentablemente Latinoamérica, en general, y Sudamérica, en particular, todavía son muy vulnerables al control financiero israelí-anglosajón de la City y Wall Street, de cuyas argollas no se han podido liberar.
La sentencia de la Suprema Corte de Estados Unidos se genera coincidentemente a un mes exacto (¡supersic!) de la trascendental sexta cumbre de los BRICS en Fortaleza (Brasil) del 14 al 16 de julio, cuando –dentro de la ascendente agrupación hexapartita– el Foro Trilateral IBSA (India, Brasil y Sudáfrica) promueve la candidatura de Argentina como miembro a carta cabal, a lo que se han mostrado reticentes Rusia y China, quizá por motivos de cronograma táctico cuando arden muchos frentes en Eurasia.
Cabe destacar que después de la cumbre de los BRICS, tanto el zar geoenergético global, el presidente ruso Vlady Putin, como el mandarín Xi Jingpin –quienes se han mostrado muy prudentes en no violentar las exequias de la fenecida «doctrina Monroe», que ha aceptado hasta el mismo secretario de Estado John Kerry–, acudirán a una visita oficial a Buenos Aires, quizá para explicar a la presidenta Cristina Fernández los motivos de la postergación de su membresía, que comporta, a mi juicio, varias jugadas multivectoriales de transcendencia geoestratégica: desde el reclamo de las Malvinas, pasando por el control de la Antártida, hasta los resguardos alimentarios de la Patagonia.
El portal The BRICS Post (11/6/14) exulta que por fin será lanzado el esperado Nuevo Banco de Desarrollo (NBD, por sus siglas en inglés) –coloquialmente bautizado como «banco BRICS»–, que competirá con el Banco Mundial, controlado por Estados Unidos.
Desde la quinta cumbre en Durban (Sudáfrica), los BRICS habían aprobado un fondo de 100 mil millones de dólares para enfrentar la «guerra de divisas» y ahora cuentan con promover un acuerdo de reservas de contingencia (CRA, por sus siglas en inglés) por 100 mil millones de dólares como medida precautoria ante el tsunami financiero global en ciernes.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se sacó un as bajo la manga al invitar en forma paralela a líderes de Sudamérica –cuya identidad no ha sido expuesta– a una «congregación» con los BRICS en Brasilia.
Desde hace cuatro meses The Economist (http://www.economist.com/news/leaders/21596515-there-are-lessons-many-governments-one-countrys-100-years-decline-parable ) –controlado por Black Rock, el superlativo banco de inversiones del mundo, cuyo mandamás es el israelí-estadunidense Larry Fink– tenía su espada desenvainada contra Argentina, la cual fue convertida en espada de Damocles por la sentencia de la Suprema Corte de Estados Unidos a un mes exacto de la sexta cumbre de los BRICS.
¡Se desató la batalla por el destino de Argentina, jaloneada entre el G-7 y los BRICS!
Con información de :La Jornada
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