Leyenda Arabe del nacimiento de los desiertos.
Lo mismo es hablarle a un muerto, que predicar en un desierto…
Cuenta la leyenda que cuando Dios creó el universo solo había arena en el mar.
No había en ninguna otra parte de la tierra.
Dios; en su infinita sabiduría, creó al hombre y le dijo que le daba una mente para buscar la verdad, un corazón para servir y un alma para amar.
Pero algún día un ser humano tuvo el impulso de decir una mentira, pequeñita, pero era la primera de una inmensa red de engaños.
Dios, que lo sabe todo, se dio cuenta, reunió a sus criaturas y les dijo que no debían mentir y por cada mentira que dijeran había un grano de arena en la tierra.
Fue así como después de la primera mentira vino la segunda, y después la tercera, y la cuarta y la quinta, y la mentira invadió el mundo.
Por cada mentira fueron apareciendo más y más granitos de arena de modo que los jardines y los verdes campos quedaron cubiertos con ella.
Los desiertos crecieron .
Los mentirosos aun están a tiempo de cambiar antes de que la tierra se convierta en un inmenso desierto sin flores, sin verdor y sin vida.
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