Chile: Nación de inmigrantes
Nuestro país es una nación de inmigrantes. Aquí han llegado españoles y alemanes, yugoslavos y sirios, franceses y judíos, hombres y mujeres movidos por la común esperanza de construir un mundo mejor. Religiones y razas, inveteradas ociosidades y desenfrenadas pasiones, se funden y calman en el lento pero firme proceso de integración bajo una nueva bandera que habla de tolerancia y de paz, de dignidad y de progreso.
Nadie sobra en Chile. Esta patria se ha hecho y se seguirá construyendo con el aporte del chino y del gringo, del turco y del bachicha. También con el de Catrileo y el de Coñuepán, los únicos quizás con derecho a sentirse dueños y que tan mal tratamos cuando el prejuicio nos cubre los ojos del entendimiento.
Cada vertiente trae su aporte valioso. Los árabes en particular, su amor a la familia, su valoración del trabajo en todas sus manifestaciones, su sentido poético y sensual de la vida capaces de atenuar los negros espectros de las tétricas visiones españolas del pecado y del horror a la carne.
Hombres como Benedicto Yamil Chuaqui, abren caminos, encienden lámparas en la noche, transmiten secretos mensajes de humanidad que llegan hasta nosotros por las circunstancias más inesperadas…
Q.·.H.·. Carlos.F.A.
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