Los sufís de Al-Andalus 3 – Por Ibn Arabi
Una esclava de Qasim al-Dawlah
Pertenecía a nuestro maestro el Príncipe de los Creyentes. Vivía en los alrededores de La Meca, donde murió. Fue única en su tiempo y había obtenido la facultad de recorrer rápidamente grandes distancias . Cuando realizaba esas caminatas, se ponía de acuerdo con las montañas, las rocas y los árboles, diciéndoles: «Bienvenidos! Bienvenidos!». Su estado espiritual era poderoso y servía a los Iniciados y seguía el Camino con una sinceridad inflexible. Tenía las virtudes de la futuwwah y practicaba el combate espiritual más intenso, ayunando con frecuencia día y noche; a pesar de ello, tenía mucha fuerza y sus esfuerzos parecían irle muy bien. Nunca vi en nuestra época a nadie tan educado. Estaba entregada a la exaltación de la Majestad divina y no se concedía ningún valor a sí misma.
Zaynab al-QaI’iyyah
Procedía de la fortaleza de los Banu Jamad, pertenecía a las gentes del Corán y era la asceta más adelantada de su tiempo. Aunque tenía al mismo tiempo una gran belleza y una riqueza considerable, abandonó el mundo material y se marchó a vivir a la región de La Meca, como mujer ennoblecida por Allah. Me la encontré en Sevilla y en La Meca. Fue discípula de numerosos saykhs eminentes, como Ibn Qassum ,ash-Shubarbuli,Maymun al- Qirmizi, Abu al-Husayn b. Acca’igh , el tradicionista y asceta y Abu ac-cabr Ayyub al-Aqhri.
Cuando se sentaba para practicar la invocación, se elevaba a quince metros del suelo; luego bajaba cuando había terminado su dhikr. La acompañé una vez para ir de La Meca a Jerusalén y nunca conocí a nadie más estricto que ella en el cumplimiento de los horarios de los salats. Fue una de las personas más inteligentes de su tiempo.