Los sufís de Al-Andalus 2 – Por Ibn Arabi

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Abû al-‘Abbas Ahmad b. Hammân*

 

Era de Sevilla. Allah le inspiró para que dirigiera bien su alma, y se dedicó a las obras de adoración incluso antes de haber alcanzado la pubertad. Era muy fervoroso y lloraba por su alma como una madre que ha perdido a su hijo único. Su padre se había opuesto a que entrara en el Camino y, cuando la situación empeoró, me confesó: «Oh, hermano, las cosas se vuelven muy duras para mí, mi padre me ha echado diciéndome que cuide de mí mismo. Así que vaya dirigirme a la frontera para combatir allí a los enemigos hasta mi muerte». Así fue como se encaminó hacia Juremenha (en Portugal) y allí está todavía. Poco después de su marcha volvió a Sevilla para arreglar sus asuntos, pero marchó de inmediato para unirse al ejército en la frontera. Solía ir a casa de Abu ‘Abdallâh al-Khayyât de quien ya he hablado.

 

*Llamado también ash-Shaqqâq.

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