Los Secretos del Corazón

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LA ENCANTADORA HURÍ

¿Hacia dónde me llevan, Oh Encantadora

Hurí, y cuánto más debo seguirte

Por este ríspido camino sembrado de

Espinas? ¿Por cuánto tiempo nuestras almas

Ascenderán y descenderán penosamente por este sinuoso

Sendero rocoso?

Como un niño que sigue a su madre, así

Te sigo, asido a tus ropas

Olvidando mis sueños y

Admirando tu belleza; mis ojos,

Presa de tu hechizo, están ciegos a la

Procesión de espectros que se cierne sobré

Mí, y me atrae hacia ti una fuerza

Interior que no puedo negar.

Detente y momento y déjame ver

Tu semblante; y mírame un

Momento: quizá descubra los

Secretos de tu corazón en tus extraños

Ojos. Detente y descansa, pues estoy fatigado,

Y tiembla mi alma de miedo al transitar

Esta horrible senda. Detente, pues

Hemos arribado a esa terrible encrucijada

Donde la Muerte abraza a la Vida.

¡Oh, Hurí, escúchame! Yo era libre

Como los pájaros, explorando valles y

Bosques, y volando por el vasto

Cielo. Al atardecer reposaba sobre las

Ramas de los árboles, meditando sobre los

Templos y palacios de la Ciudad de las

Coloridas Nubes, que el Sol edifica

En la mañana y destruye antes del

Anochecer.

Yo era como un pensamiento, caminando solo

Y en paz de Este a Oeste del

Universo, regocijándome con la

Belleza y alegría de la Vida, y cuestionando

El magnífico misterio de la

Existencia.

Yo era como un sueño que se deslizaba bajo

Las amistosas alas de la noche,

Penetrando por las ventanas cerradas

En los aposentos de las doncellas, retozando

Y despertando sus esperanzas… Luego me

Sentaba junto a los jóvenes y alborotaba sus

Deseos… Luego exploraba los cuartos

De los mayores y me adentraba en sus pensamientos

De plácido contentamiento.

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Entonces tú cautivaste mi fantasía, y desde

Ese hipnótico momento me sentí como un

Prisionero arrastrando sus cadenas e

Impelido hacia un hogar desconocido…

Tu dulce vino, que ha robado mi voluntad,

Me ha intoxicado. y ahora descubro

Que mis labios besan la mano

Que con rigor me golpea. ¿Acaso no puedes

Ver con los ojos de tu alma la

Opresión de mi corazón? Detente un

Momento: estoy recobrando mis fuerzas

Y liberando mis cansados pies de las

Pesadas cadenas. He destruido la

Copa de la que bebí tu

Gustosa ponzoña… Pero ahora estoy

En tierra extraña, y perplejo:

¿Qué camino he de seguir?

He recuperado mi libertad, ¿Me aceptarás

Ahora como dispuesto acompañante,

Que mira el Sol con vidriosos

Ojos, y empuña el fuego

Con firmes dedos?

He desplegado mis alas y estoy

Pronto a descender, ¿Acompañarás a

Un joven que pasa sus días vagando

En las montañas como el águila solitaria y

Malgasta sus noches deambulando en los

Desiertos como el león inquieto?

¿Te contentarás con el

Afecto de uno que considera al amor

Sólo como un anfitrión y se niega

A aceptarlo como amo?

¿Aceptarás a un corazón que ama

Pero jamás se rinde? ¿Y que arde, pero

Jamás se funde? ¿Estarás cómoda

Con un alma que se estremece ante la

Tempestad, pero jamás se somete a ella?

¿Aceptarás como compañero a uno

Que ni esclaviza ni es un

Esclavo? ¿Serás mi dueña, pero sin

Poseerme, tomando mi cuerpo pero no mi corazón?

Entonces aquí está mi mano… estréchala

Con tu bella mano; y aquí está mi

Cuerpo… abrázalo con tus amantes

Brazos; y aquí están mis labios… prodígales

un beso profundo y embriagador.

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