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El “sultanato de las mujeres”

“El sultanato de las mujeres” tuvo su auge entre 1570 y 1578 .

Los peligros que acechaban a los sultanes no eran pocos; la historia otomana, incluso de la época clásica, está llena de intrigas, luchas palaciegas, complots en palacio contra el sultán, intentos de asesinatos, etc. Esto hizo que los sultanes se transformaran en personas temerosas e introvertidas, muchas veces con miedo al exterior que les rodeaba. En este panorama, el único consuelo que podía encontrar el sultán estaba en su más preciada posesión: el Harén, un lugar que en el palacio real de Topkapı Sarayı ocupaba más de dos tercios de la construcción, repleto de mujeres cuyo único fin era darle placer y herederos al gobernante.

El Harén, que en árabe significa “prohibido”, estaba lejos de ser tan sólo un lugar para el placer sexual del gobernante. Caracterizado comúnmente como el “prostíbulo personal” del sultán, era en realidad un sistema educativo para las jóvenes esclavas y donde incluso se derivaba el sistema educativo para la administración pública y el ejército.

Con el tiempo, se transformó en el único refugio seguro de los gobernantes otomanos. El Harén era el verdadero “hogar” del sultán, e incluso sus esposas y concubinas poseían amplios conocimientos de variados temas.

Algunas mujeres del Harén vieron en esta situación una posibilidad para escapar de ese cautiverio eterno, una ocasión para posicionarse socialmente y una oportunidad para lograr que sus hijos fueran los próximos soberanos.

Lentamente, el sultán cayó presa de intereses creados en lo que él creía que era su hogar.

La primera muestra de esta situación la entregó Solimán el Magnífico. El gran gobernante se enamoró de una esclava eslava llamada Roxelena (o Roxelana). Ella supo ganar su corazón de manera tal que lo hizo olvidarse del resto del Harén.

Roxelena (que algunos señalan que su nombre original era Alexandra Lisowska) se convirtió con el tiempo en la Haseki (“favorita”) del Sultán. Llamada por Solimán como “Hürrem” (“la sonriente” l “la alegre”), en el palacio la llamaban de manera muy diferente: “la Hechicera”, puesto que todos creían que había embrujado al sultán 1.

Roxelena empezó a dominar en la voluntad del gobernante y con su influencia hizo eliminar lentamente a todos sus adversarios de palacio. Se cree que por su acción se ordenó matar a İbrahim Paşa, amigo de la infancia de Solimán y destacado gobernante provincial, y al heredero favorito del Sultán para sucederle, que no era hijo de ella.

Con la muerte de ambos, Roxelena aseguró la sucesión del trono para su hijo Selim II, un hombre absolutamente incapaz para el cargo, que prefería ver jugar a sus esclavas que discutir las finanzas del imperio. Pese a morir cerca de una década antes que Solimán, las acciones de Roxelena dejaron huellas imborrables en el Imperio.

Por ello, se suele señalar que ella inauguró un período denominado “el sultanato de las mujeres”, que tuvo su auge entre 1570 y 1578, aunque después hubo varias sultanas y concubinas que generaron una situación similar. Las esclavas y las madres de los sultanes ocuparon todos sus artilugios posibles para hacerse cargo del gobierno, siempre de manera subterránea. Algunas, preocupadas para dejar a su hijo mayor como el siguiente gobernante; otras, dedicadas a que el sultán nombrara a sus “favoritos” en puestos de importancia, para así poder dictarles las órdenes a seguir; las menos, realmente interesadas en salvar al Imperio.

Fue casi un siglo de esta nefasta influencia en el gobierno; sin embargo, dejó la puerta abierta para que tarde o temprano lo mismo volviera a suceder. El Harén, desde Roxelena, nunca más fue lo mismo 2.

Por Sebastián Danilo Salinas Gaete

Notas:

1.De hecho, Solimán rompió con ella varias reglas establecidas sobre la relación entre el gobernante y el Harén. Por ejemplo, para evitar problemas de sucesión el Sultán debía sólo tener un hijo con una concubina, evitando tener relaciones sexuales con ella tras haber tenido a su descendiente. Con Roxelena, sólo entre 1521 y 1525 Solimán la dejó embarazada cinco veces, teniendo el último hijo entre ambos en 1531, usando como excusa que otros tres descendientes con otras esclavas habían fallecido en 1521, siendo la forma de compensar y asegurar la continuidad del imperio. Luego, Solimán llegó a liberar a Hürrem Roxelena de su condición de esclava (de hecho, “Hürrem” es una palabra que tiene enormes parecidos con la raíz para decir “libre”), llegando a casarse con ella, en un hecho inédito y que escandalizó a la sociedad otomana de la época, tanto por la procedencia de la esposa como por lo extraño que era la monogamia para un gobernante. Véase Veiga, Francisco. Op. cit. P. 206.
2.Sobre el harén, véase “The exercise of Polotical Power”, un capítulo de un libro de Leslie Pierce llamado The Imperial Harem: Women and sovereignity in tne Ottoman Empire. Oxford University Press. Ozford. 1993. Pp. 229-265. Allí, por ejemplo, se señala cómo las mujeres debían moverse con especial discreción para obtener sus objetivos, ya que cualquier error era utilizado por sus enemigos y enemigas para deshacerse de ellas. Además, se señala que ciertos sultanes fueron demasiado devotos de sus madres, como Murat III.

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