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Organización de la Civilización Sumeria

Los sumerios fueron los primeros en organizar una civilización tal como hoy en día la podemos conocer, ya que no sólo implementaron los primeros métodos para trabajar el suelo y llevar a cabo la revolución agrícola, sino por sus leyes y su religión que legaron a pueblos posteriores como los asirios y caldeos.




La organización militar sumeria puede apreciarse en una de las principales fuentes de la antigüedad: la estela de los buitres. Una piedra caliza tallada de 1,80 metros de alto por 1,30 de ancho y que narra la victoria del Rey Eannatum de Lagash sobre Umma. Datada sobre el 2500 a.C., nos deja ver que hay una posible organización militar en los ejércitos con una especie de formación en falange de una infantería de choque y carros de combate con lanceros. De la misma manera, podemos apreciar en el llamado estandarte de Ur, 2600 a.C, una caja trapezoidal que en la llamada “cara de la guerra” se pueden ver los componentes del ejército sumerio con carros de guerra e infantería de choque.

Parte de la estela de los buitres donde se aprecia la organización de una proto-falange

Un ejército compuesto por carros de combate, infantería de choque y armas arrojadizas y que podía adoptar formaciones en el campo de batalla, requería de disciplina, organización, logística y un mando y control especializado. Esto es lo que diferenciaba a los ejércitos de la guerra organizada de los compuestos por bandas en las sociedades pre-estatales. La guerra de bandas nómades pasaba de esa manera a constituir el monopolio de la violencia de los estados, y tal como dijimos anteriormente, las armas que se utilizaban para cazar, de la misma manera que los útiles agrícolas, pasarán a utilizarse para la guerra debido a la familiaridad de los hombres con las mismas. Es por ello que los lanceros y los arqueros predominarán en los campos de batalla de la Edad del Bronce.

A las armas ofensivas siempre se le opusieron ciertas defensas, ya sea para protección individual o colectiva. Los hombres de la infantería sumeria estarían equipados en apariencia con una pequeña coraza de bronce y un casco de cobre que estaría acolchado con fieltro por dentro para proteger la cabeza de su usuario. No sabemos si todos los infantes de las fuerzas de choque irían equipados de la misma manera o sólo algún núcleo de profesionales contratados lo harían así.

A medida que la tecnología suplía las necesidades del combate las estructuras sociales permitían un mayor grado de complejización de la guerra, debido a su necesidad obvia de mantener ejércitos con profesionales permanentes que nuclearan las levas necesarias para una campaña. La superioridad en armas y organización de los sumerios les permitió a estos imponerse sobre sus vecinos que no contaban con una sociedad preparada como la de estos. Los estados colindantes incluían a toda la sociedad para llevar a cabo una guerra, en forma similar a como lo hacían los grupos pre-estatales, sin una estructuración y organización debida para llevar a cabo una guerra abierta contra un estado como Sumer.

A diferencia de los primeros, los sumerios preferían involucrar ejércitos más pequeños pero con profesionales adiestrados, equipados y organizados para una campaña coherente. El resultado en el campo de batalla no se hizo esperar y la totalidad de los estados adyacentes cayeron bajo las huestes sumerias uno tras otro.

Pero a los sumerios les sucedería algo que es propio de la lógica y la dinámica de la guerra, tarde o temprano el enemigo aprende de sus derrotas y comprende que la mejor forma de luchar es imitando al vencedor. En pocas palabras, sin querer se enseña al enemigo a luchar. Y cuando los conocimientos militares de los sumerios se expandieron a estados vecinos, el poder de sus fuerzas militares quedó sellado. Un ejemplo de ello fue Sargón quien hacia el año 2270 a.C al frente del reino de Kish inició una campaña contra Uruk a la que conquistó luego de un asedio. Para ello seguramente debió contar no solo con los conocimientos propios para combatir en un terreno restrictivo como lo es una ciudad amurallada, sino de ciertos conocimientos básicos del arte de sitiar ciudades, algo que para la fecha que nos corresponde era muy difícil de concretar. 1

Las campañas de Sargón lo llevaron a dominar ampliamente la región que hoy conocemos como el Golfo Pérsico y probablemente a fundar la ciudad de Acad. Su imperio dominó a todos los estados vecinos, y esto fue posible gracias a contar con una organización social y administrativa tal que le permitía mantener fuerzas profesionales adiestradas para emprender largas campañas de conquista.




La unidad socio-económica básica podría haber sido la aldea a lo largo de toda Mesopotamia, conformada a su vez por una cierta cantidad de familias de tipo nuclear, donde la religión ocupaba un lugar preponderante dando al templo la calidad de elemento recaudador alrededor del cual se constituía la comunidad. Esto probablemente no se haya dado en todos los lugares de la misma manera y probablemente varió de una región a otra. La aldea dio paso a las agrupaciones más grandes que constituyeron las ciudades, tal el caso de Uruk que fue el resultado de la fusión de Kullaba y Eanna. 2

El rey cumplía funciones de sacerdote-soberano y el templo y el palacio pasarán a constituir el estado. El excedente de las ganancias agrícolas que no se guardaban como reservas, eran para pagar diversos gastos entre ellos a los damgar, los soldados profesionales que llevarían a cabo las principales campañas militares. Este complejo entramado social va a marcar la diferencia en recursos para ir a la guerra.

Sargón va a realizar, de acuerdo a las crónicas, unas 34 campañas militares, muchas de ellas de conquista, aunque la mayoría será de contrainsurgencia contra territorios rebeldes. El ejército se conformaba, tal como dijimos anteriormente, por un núcleo de infantería profesional equipados con casco, coraza, escudo y lanza y con capacidad para combatir en una formación de proto-falange. A estos hombres se los acompañaba con un mayor número de soldados de infantería miliciana de levas obligatorias y que probablemente no estarían ni instruidos, ni equipados como los profesionales.

Otras habilidades necesarias se debían tercerizar o bien se utilizaban de los hombres reclutados en ciudades aliadas o conquistadas, tales como los arqueros, cuyos operadores eran en su mayoría mercenarios contratados. Los acadios fueron los que en algún momento durante el reinado de Naram-Sin, incorporaron el arco compuesto, un arma avanzada para la época y que podía llegar a alcanzar los 150 metros de efectividad.

Las tácticas se basaban en la potencia de fuego y en el choque. Se utilizaban gran cantidad de arqueros que abrían fuego sobre las concentraciones enemigas con el objetivo de desacomodar a la línea de batalla, posteriormente la infantería pesada arremetía contra las líneas dislocadas y abría grandes brechas que terminaban normalmente con la derrota del enemigo. Este sistema de combate dio a los acadios la posibilidad de la victoria, pero a la muerte de Sargón, se sucedieron una serie de guerras insurgentes especialmente en los montes Zagros con los pueblos gutios; los que no pudieron ser controlados y terminaron con controlar Acad, destruyendo la ciudad y ocupando el norte del territorio, pues en el sur habían pactado con los sumerios lo que les permitió a estos resurgir una vez más.

Por Mg Esteban Darío Barral (Univ. Nac. del Centro de la Pcia. de Buenos Aires)


Notas:

  1. El arte de sitiar ciudades se basaba en una serie de procedimientos que incluían la preparación territorial, el cerco, la excavación de trincheras, minar la muralla y contar con ciertos ingenios que les permitiera a las tropas de asalto ingresar a la ciudad. Las primeras ciudades amuralladas, de acuerdo a los hallazgos arqueológicos realizados hasta el momento, datan del 8000 a.C., por lo tanto los conocimientos para contrarrestar las defensas de una ciudad deberían haberse ido puliendo y perfeccionando para el 2500 a.C., a un grado tal que la mayoría de los ejércitos poseyeran estos conocimientos.
  2. Roux, George. Mesopotamia. Historia política, económica y cultural. Ed Akal. 2002. Pag 146

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