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Reseña del derecho a herencia antes y después del Islam

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Otra cuestión relevante entre los árabes paganos anteriores al Islam fue la herencia. Únicamente se otorgaba el derecho de herencia a los parientes masculinos. El Corán abolió todas estas costumbres injustas y concedió a todas las mujeres una parte en las herencias:

“Sea para los hombres una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen; y para las mujeres un parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen. Poco o mucho, es una parte determinada.” [Corán 4:7].




Las madres musulmanas, esposas, hijas y hermanas habían obtenido su derecho a la herencia, que podían administrar en su propio beneficio sin hacer partícipe al marido de sus bienes, mientras que él estaba obligado a mantenerla totalmente, a ella y a sus hijos, sean cuales fueran los medios. La división de la herencia es un tema amplísimo que incluye una cantidad enorme de especificaciones. 1

Suscita mucha polémica la parte de la aleya que dice que al varón le corresponde el equivalente a la porción de dos mujeres. Este principio general, considerado aisladamente sin conexión con otras disposiciones relativas a las relaciones entre hombres y mujeres, es tachado por muchos de injusto. Para comprender el sentido contenido en este principio, hemos de tener en cuenta que según la ley islámica el porcentaje correspondiente a la mujer dependerá de la cercanía del difunto y del número de individuos con los que compartirá la herencia, teniendo en cuenta si son mujeres, varones, o mujeres y varones, y siempre después de haber satisfecho los legados y pagado las deudas, incluidos los gastos del funeral.

A la hija le corresponde la mitad de lo que le toca a su hermano, por parte del padre. Si no tiene hermanos varones y es hija única, recibirá la mitad de la herencia. Si son más de una hija recibirán dos tercios. En cuanto a la madre, recibe, al igual que el padre, una sexta parte de la herencia de su hijo, en caso de que el difunto tenga descendencia. Pero si el hijo no tiene descendencia ni está casado, la herencia en su totalidad corresponderá a los padres, de la siguiente forma: el tercio para la madre y el resto para el padre. En caso de que el fallecido no tenga hijos pero sí hermanos, el porcentaje de la madre disminuirá de un tercio a una sexta parte. La esposa hereda la cuarta parte de lo que haya dejado su marido en caso de no tener hijos o hijas; pero si no es así, recibirá la octava parte.

El sistema hereditario islámico es sumamente complejo, sin embargo, eruditos musulmanes en lo que respecta a la herencia de las mujeres, cuando han hecho un resumen del conjunto de este sistema, han llegado a la conclusión de que éstas heredan en sólo cuatro casos la mitad de lo que recibe el hombre, en más de ocho casos la mujer hereda la misma parte que el hombre, en más de diez casos la mujer hereda más que el hombre y en muchos otros casos sólo hereda la mujer. 2

En realidad, la herencia depende mucho de la estructura social y económica y de la función de cada uno de los sexos, por lo que su reglamento ha de ser contemplado en este contexto. Hay que tomar en consideración que las obligaciones financieras de los hombres en el Islam exceden con mucho a las de las mujeres. El novio debe proporcionarle un regalo a su novia como dote. Este regalo es de la exclusiva propiedad de ella aún en el caso de que se divorcie después. La novia no tiene ninguna obligación de hacer regalo alguno al novio. Es más, el marido musulmán tiene la obligación del mantenimiento de su esposa e hijos. La esposa, por otra parte, no está obligada a ayudarlo en esta tarea. Su propiedad y sus ganancias son de su exclusiva propiedad, excepto aquello que quiera ofrecer voluntariamente a su marido. Además, hemos de considerar que el Islam aboga de forma vehemente por la vida familiar.

Hay que aclarar que las leyes se hacen para casos habituales y no los excepcionales en la sociedad islámica. De este modo, en el Islam una persona puede hacer su testamento favoreciendo a alguien que crea que puede necesitarlo, hacer una donación en vida. A la luz de estos hechos, podemos decir que los hombres musulmanes, en general, tienen mayores cargas financieras que las mujeres, así, las reglas de la herencia, quieren compensar este desequilibrio.  3

Otro tema que tuvo especial relevancia con la llegada del Islam es la poligamia. Hemos de mencionar que la poligamia no vino con el Islam sino que era una práctica ancestral y una costumbre común arraigada en la Arabia preislámica. El Corán recoge esta práctica en la aleya 3 de surat An-Nisa:

“Y si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces casaos con [otras] mujeres que os sean lícitas: dos, tres o cuatro; pero si teméis no ser capaces de tratarlas con equidad, entonces [sólo] una o [con] aquellas esclavas que sean de vuestra propiedad. Esto hará más probable que no os desviéis de la rectitud.” [Corán: 3:4]

En esa época los hombres se casaban con un número ilimitado de mujeres y el Corán ha venido a regular y limitar el número a cuatro, estableciendo asimismo una condición difícil de cumplir y que supone un impedimento en sí. Pero la poligamia en el Libro Sagrado apareció en el contexto de las obligaciones que tiene la comunidad hacia los huérfanos y las viudas, porque como religión no elude estas profundas responsabilidades e insiste en ellas en muchas aleyas. De hecho la referente a la poligamia aparece justo después de señalar

“Así pues, dad a los huérfanos sus bienes y no sustituyáis lo malo [vuestro] por lo bueno [que les pertenece], y no consumáis sus bienes junto con los vuestros: esto es, en verdad, un grave delito.” 4

El Islam “toleró” o “permitió” la poligamia pero exigió la equidad entre las cuatro mujeres tanto física, mental como espiritualmente, e insistió sobre la obligación de complacerlas a todas por igual, lo cual reaparece en la aleya 129 del mismo versículo y que afirma la imposibilidad de llevar a cabo la equidad:

“Y no seréis capaces de tratar a vuestras mujeres con ecuanimidad, por mucho que lo deseéis; así pues, no os inclinéis tanto a una que la otra quede como que tiene y no tiene marido. Pero si rectificáis y sois conscientes de Él  ciertamente, Dios es en verdad indulgente, dispensador de gracia.”[129:4]




Aún así, casarse con más de una mujer se ha convertido en un derecho de los hombres y el matrimonio polígamo en una institución cultural y socialmente aceptada. Cada uno encuentra o sonsaca sus razones propias para disfrutar de este derecho auto designado. Lo cual no se puede recriminar, a nuestro juicio, siempre y cuando haya un acuerdo entre los interesados.

Una de las causas que justifican esta práctica hoy en día es la esterilidad de la mujer. En este caso, si el marido quiere tener hijos, toma otra esposa para ello sin tener que divorciarse de la primera. Se añade a eso la enfermedad crónica por la que no puede tener relaciones maritales con su marido, o no puede llevar una vida conyugal normal, por lo que aquel se casa de nuevo sin dejar de mantener a la primera o de cuidarla. Otra de las justificaciones comunes es el hecho de que existen hombres con un alto nivel de testosterona que los hace sexualmente demandantes. Una sola esposa puede no ser capaz de satisfacer sus deseos sexuales, si su período menstrual o sangrado posparto son más largos de lo común o simplemente ella no tiene el mismo deseo que su marido.

Teniendo en cuenta que el matrimonio es un contrato entre dos personas que acuerdan una serie de normas conyugales y que son exclusivas de la pareja, sería muy importante señalar la desigualdad existente entre los hombres y las mujeres en este asunto. El Islam prohíbe a las mujeres tener más de un esposo al mismo tiempo. Ningún país musulmán lo acepta y lo considera como adulterio mientras que, por el contrario, es un derecho legal para los hombres. Él también puede tener una enfermedad crónica, ser estéril, no tener tanto deseo sexual y un sinfín de razones que llevan a la mujer a buscar “apoyo” en otro u otros. La respuesta de muchos se reduce a razones naturales que descartan esta opción como viable, alegando la posición dominante del hombre y su autoridad por sus atributos y fuerza naturales.

Teniendo en cuenta estas cosas y suponiendo que una mujer pueda tener dos o más esposos, surgiría la competencia entre ellos por ver quién tiene la autoridad y el comando del hogar, lo que provocaría celos, ira y odio entre los esposos. Otra justificación es que una mujer puede quedar embarazada una sola vez en un año mientras que un hombre puede dejar embarazada a varias mujeres al mismo tiempo y como éste es el responsable de proveer a sus esposas e hijos sería poco práctico desde este punto de vista que fuera al revés.

Por más que nos parezca injusta la poligamia en una dirección y no en otra hay varios pensadores e investigadores occidentales que abogan por ella considerándola muchas veces una solución a los problemas que enfrenta la sociedad. Citaremos, en primer lugar, al pensador francés Gustave le Bon que dice en su libro La Civilización Árabe:

“[…] la polygamie orientale, institution excellente qui élève beaucoup le niveau moral des peuples qui la pratiquent, donne beaucoup de solidité à la famille et a pour résultat final de rendre la femme infiniment plus respectée et plus heureuse qu’en Europe”. 5

(“ La poligamia oriental, una excelente institución que eleva el nivel moral de los pueblos que la practican mucho, le da mucha solidez a la familia y tiene el resultado final de hacer que las mujeres sean infinitamente más respetadas y felices que en Europa “).

Ha escrito también:

“Je ne vois pas en quoi la polygamie légale des Orientaux est inférieure à la polygamie hypocrite des Européens, alors que je vois très bien, au contraire, en quoi elle lui est supérieure. On conçoit donc parfaitement que les Orientaux qui ont visité nos grandes cités trouvent notre indignation à leur égard fort singulière et la jugent sévèrement. ” 6

“No veo cómo la poligamia legal de los orientales es más baja que la poligamia hipócrita de los europeos, mientras que, al contrario, veo muy bien cómo es superior a ella. Por lo tanto, es perfectamente comprensible que los orientales que han visitado nuestras grandes ciudades encuentren nuestra indignación hacia ellos muy singular y la juzguen severamente.”

Annie Besant, que fue presidenta de la teosofía mundial, en su libro Las Religiones de la India, dice:

“Je lis dans l’Ancien Testament 12 que l’ami de Dieu dont le coeur était soumis à la volonté de Dieu 13 était polygame 14. Le Nouveau Testament 15 n’interdit pas non plus la polygamie si ce n’est aux évêques et aux diacres qui doivent se suffire d’une seule épouse. L’on trouve également la polygamie dans les anciens livres indiens. Or, l’on ne fait de reproche à l’Islam que parce qu’il est facile de guetter les défauts des autres doctrines et de les critiquer. Mais comment les Occidentaux peuvent-ils s’insurger contre la polygamie pratiquée d’une manière limitée dans l’Orient alors que la prostitution est monnaie courante dans leur société? L’observateur attentif peut remarquer que la monogamie n’est vraiment respectée [en Occident] que par peu d’hommes honnêtes, car il n’est pas juste de dire d’une société qu’elle est monogamique, lorsqu’en plus de l’épouse légale, il existe plusieurs maîtresses derrière le rideau. Il s’ensuit donc que si l’on évalue les choses d’une manière juste, il apparaît que la polygamie islamique, qui préserve les femmes, les protège, les nourrit et les vêt, est supérieure à la prostitution occidentale qui permet à l’homme de prendre une femme dans le seul but d’assouvir ses pulsions, puis de la jeter à la rue dès qu’il est arrivé à ses fins.” 7

“Leí en el Antiguo Testamento 12 que el amigo de Dios cuyo corazón estaba sujeto a la voluntad de Dios 13 era polígamo 14. El Nuevo Testamento 15 tampoco prohíbe la poligamia, excepto a los obispos y diáconos que deben tener una sola esposa. La poligamia también se encuentra en los antiguos libros indios. Sin embargo, el Islam es criticado solo porque es fácil observar y criticar las deficiencias de otras doctrinas. Pero, ¿cómo pueden los occidentales rebelarse contra la poligamia practicada de manera limitada en Oriente cuando la prostitución es común en su sociedad? El observador atento puede observar que pocos hombres honestos respetan realmente la monogamia [en Occidente], porque no es justo decir de una sociedad que es monógama, cuando además de La esposa legal, hay varias amantes detrás de la cortina. Por lo tanto, se deduce que si uno evalúa las cosas de manera justa, parece que la poligamia islámica, que preserva a las mujeres, las protege, las nutre y las viste, es superior a la prostitución occidental que permite tomar a una mujer con el único propósito de calmar sus impulsos, y luego tirarla a la calle tan pronto como logre sus fines “.

Siendo de una forma u otra, la tendencia actual de las legislaciones civiles de la mayoría de los países es restringir o prohibir la poligamia. En muchos casos se incluye en el contrato de matrimonio una cláusula que indica por solicitud expresa de la mujer, su derecho a solicitar el divorcio en caso de que su marido contraiga un segundo matrimonio, como efectivamente recoge el código de estatuto personal egipcio y que trataremos en el siguiente capítulo; y se exige a los maridos dar el nombre y la dirección de su primera esposa o esposas a la hora de formar un nuevo matrimonio, siendo obligado informarla de tal hecho por las autoridades competentes.




Por ende, la situación de las mujeres cambió considerablemente después de la revelación del Corán. Ellas eran absolutamente conscientes de su condición y con frecuencia la reivindicaron y participaron activamente en la construcción del Islam y en todas las actividades comunes, con entusiasmo y dinamismo, tal como exigía la creación de una nueva civilización.

Participaron en la enseñanza como discípulas y maestras, y en labores sociales. Fueron tan firmes como el hombre en la organización y la defensa de la nueva religión, incluso en las épocas de persecución. Estuvieron presentes en los juramentos de fidelidad al Profeta y emigraron de Meca a Medina en pie de igualdad, colaborando y opinando en las asambleas y dirigiendo oposiciones contra las mayorías. Las mujeres empezaron a llevar una vida digna para ellas y para sus familias; y la nueva religión gravó sobre ellas el impuesto del Zakat 8, igual que los varones. Y el Zakat es también colaborar en la construcción del Islam, por lo que el esfuerzo de las mujeres es igual de meritorio que el de los hombres. Si bien el Islam insistía en que sobre los varones pesaba la obligación de mantener a sus mujeres.

Entonces, gracias a la participación de las mujeres en pie de igualdad con el hombre se produjo el crecimiento de la conciencia femenina, alcanzando esta conciencia un elevado grado de madurez, que le permitió grandes realizaciones.

En el seno de la familia se distribuían las responsabilidades, colaborando ambos en el mantenimiento del hogar y en la educación de los hijos. Ambos esposos son iguales en derechos, como sentencia el Corán 9:

“Tienen los mismos derechos y obligaciones, y los hombres tienen un grado sobre ellas”.

El grado (dáraÿa) que tienen sobre las esposas es el derecho que emana de la obligación que pesa sobre los hombres de mantener económicamente a la familia.

Lo primordial para el profeta mismo era la coordinación y la complementación entre ambos sexos. Muchos sostienen que el hadiz en el que el Profeta dijo que las mujeres son “menos inteligentes que los hombres” ha sido malinterpretado y, peor aún, aplicado en el Derecho. El Profeta se dirigía a las mujeres, con el tono de un maestro que no hace concesiones; no se dirigía a los hombres para informarles de cómo eran las mujeres. “La búsqueda del conocimiento es una obligación para todo musulmán y musulmana”, “Buscad el conocimiento desde la cuna hasta la tumba”. Con estos famosos hadices del profeta, el Islam incita a la formación, tanto espiritual como intelectual, de las mujeres. Algunas tenían grandes virtudes en la época del Profeta, como Umm Salama, Jadiŷa, Fátima. No es extraño que el Profeta les pidiera asesoramiento a ellas sobre asuntos de suma importancia.

El Corán, en numerosos versículos, enfatiza que el hombre y la mujer han sido creados iguales y que son diferentes en algunos aspectos o en su constitución física pero ambos pertenecen al mismo género humano. Este énfasis se debió a la creencia de algunas tribus, pueblos o sociedades del pasado, que mantenían que la mujer no era un ser humano, sino que descendía de los genios; algunos llegaron incluso a pensar que carecía de razón como el resto de los animales.

“¡Oh, Humanos! ciertamente os creamos de un hombre y de una mujer y os dividimos en naciones y tribus para que os reconozcáis. Por cierto que el más honrado de vosotros ante Dios es el más cauto porque Dios es sapientísimo y está bien enterado” [Corán: 8:78]

Aquí, una vez más, vemos que la mujer es considerada en su dimensión humana y como parte integrante de la sociedad. Ambos son considerados por igual en esta dimensión; la diferencia entre ellos debe ser entendida como dos partes necesarias, ambas son indispensables e irreemplazables y ambas tienen derechos y obligaciones que les corresponden por su naturaleza y en virtud de las necesidades de cada uno.

Por Mouna Aboussi Jaafer (Universidad de Málaga)


Notas:

  1. Con relación a [la herencia de] vuestros hijos, Dios os prescribe [lo siguiente]: al varón le corresponde el equivalente a la porción de dos hembras; pero si hay más de dos mujeres, les corresponden dos tercios de lo que [sus padres] dejen; y si sólo hay una, recibirá la mitad. Y a los padres [del difunto], les corresponde a cada uno un sexto de lo que deje, si tiene algún hijo; pero si no tiene ninguno y sus padres son los [únicos] herederos, entonces a su madre le corresponde un tercio; y si tiene hermanos y hermanas, entonces a su madre le corresponde un sexto una vez descontados los legados que haya hecho, o las deudas [pendientes].No sabéis quienes son más merecedores de vuestro favor, si vuestros padres o vuestros hijos: [de ahí esta] prescripción de Dios. Ciertamente, Dios es omnisciente, sabio.”. [Corán: 4:11] ver también [Corán 4:12,176].
  2. Véase, SULṬᾹN, Salah Din, Mirāṯ al-marˈa fil Islām wal Adyān al-ujrā, El Cairo, Dār Annahḍa, 1999, HARBI, Jaled, “Mirāṯ al-marˈa fil Islām”, 2008. Disponible en www.islamway.net/article/3771.
  3. Más información en: LEMU, B. Aisha y HEEREN, Fatima, Woman in Islam, Islamic Foundation, London 1978. p. 23.
  4. [Corán : 4:2]
  5. Citado por AL- ŶERAISSY, Jaled, Les Mérites de la polygamie, Riad, Bureau de Prédication de Rabwah, 2008.
  6. Idem.
  7. Idem.
  8. Zakat: El azaque, es el tercero de los Cinco Pilares del Islam. Es una proporción fija de la riqueza personal que debe tributarse para ayudar a los pobres y necesitados benéficos.
  9. La aleya que viene a continuación a suscitado una gran polémica por dejar claro que el Corán establece la superioridad del hombre sobre la mujer: “Las divorciadas deberán esperar, sin volver a casarse, un período de tres menstruaciones: pues no es lícito que oculten lo que Dios ha creado en su seno, si creen en Dios y en el Último Día. Y sus maridos tienen pleno derecho a tomarlas de nuevo durante ese período, si desean la reconciliación; pero, en justicia, los derechos de las mujeres [con respecto a sus maridos] son iguales que los derechos de estos con respecto a ellas, si bien los hombres tienen prioridad [a este respecto]. Y Dios es poderoso, sabio.”[Corán 2 :228]
    Mirar el estudio de Abdelnur Prado: http://dfint.ua.es/es/documentos/congresos-cursos-yactividades/
    esta-el-hombre-por-encima-de-la-mujer.pdf

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