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Vivimos en casas de parientes

En agosto del 2013 las excavadoras del Ayuntamiento de Jerusalén demolieron el hogar de la familia Zir en el barrio de Silwan, al este de la ciudad, parte ocupada por Israel. La casa, de pladur y aluminio, estaba en una colina propiedad de los Zir, según detalla Jaled Zir, el cabeza de familia. Un año antes, habían pedido una licencia de obras al consistorio, que se la denegó, como suele hacer con los palestinos de Jerusalén que solicitan estos permisos.

Poco después recibieron una orden de demolición con el argumento de que el terreno donde se ubicaba la casa era zona verde no edificable. «Crecí viendo a mi abuelo y a mi padre trabajar esta tierra, teníamos pollos y cabras, pero a mí no me lo permiten», explica Jaled, que recurrió la orden de demolición, pero obtuvo por respuesta la llegada sin previo aviso de policías y excavadoras.

Los Zir, padre, madre y cinco hijos –el pequeño de cuatro meses–, se refugiaron en una cueva que usaban como establo. «Nos desalojaron también de la cueva y vivimos repartidos en dos casas de parientes», recuerda Jaled. En su terreno plantó 23 árboles e instaló un pequeño parque infantil que las autoridades requisaron.

Él trabaja en la construcción y en el Centro de Información Wadi Hilweh, una oenegé que lucha contra la creciente colonización del barrio palestino de Silwan por parte de israelís.

Silwan es «uno de los lugares de Jerusalén este que ha sufrido una mayor expulsión (de palestinos) en los últimos años», asegura la oenegé israelí B’Tselem.

En el vecindario de Batan al Hawa de Silwan, «la organización de colonos Ateret Cohanim desaloja a familias con el apoyo de ministerios y ayuntamiento, y los tribunales israelís lo aprueban, aunque los fines sean ilegales: el traslado forzoso de personas de sus casas en un territorio ocupado», señala B’Tselem.

Ateret Cohanim ha presentado demandas para desahuciar a 81 familias palestinas en Batan al Hawa. La expulsión es posible porque alegan que los terrenos eran propiedad de judíos antes de la creación del Estado de Israel, en 1948, y la guerra posterior con una coalición árabe.

Según la ley, solo los judíos pueden reclamar la Custodia de la Propiedad Ausente de sus posesiones anteriores al 1948. Los colonos suelen ofrecer dinero a las familias palestinas que viven en un lugar que les interesa para que se vayan. Si no aceptan, reclaman la propiedad por vía judicial y la familia se arriesga a perder la casa.

Con información de: El periódico

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