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Juan Goytisolo, la voz de los silenciados y los desterrados

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Mi primer encuentro con Juan Goytisolo fue hace 34 años, con ocasión de la presentación de su libro Crónicas Sarracinas en la sede parisina de la editorial Ruedo Ibérico, dirigida entonces por José Martínez Guerricabeitia, alma páter de la lucha antifranquista en París, y hoy arrojado al muladar de la historia por “los progres” de último cuño.

Goytisolo, autor y hombre rebelde que por su enfrentamiento con la censura franquista se exilió en París desde 1957 y, años más tarde, se trasladó a Estados Unidos, donde ejerció como profesor  de literatura española en distintas universidades de ese país. En la década de los ochenta fijó su residencia en la ciudad imperial de Marraquesh. Desde esa exótica atalaya se erigió en estudioso de la tradición oriental y de la cultura árabe, especialmente en todo lo relacionado con la España Musulmana. El jurado del Premio Cervantes destacó de Goytisolo “su voluntad de integrar a las dos orillas, a la tradición heterodoxa española y su apuesta permanente por el diálogo intercultural”.

El destierro voluntario de Juan Goytisolo se transmuta en una forma de ser y en una desmitificación del lugar de nacimiento como elemento  sustentador de una  determinada identidad. “Soy castellano en Cataluña, afrancesado en España, español en Francia, latino en Norteamérica, nesrani en Marruecos y moro en todas partes”, escribió el autor.

La extensa obra de Goytisolo, despierta sentimientos encontrados en todo lector interesado por lo español, en su pasado histórico y en su presente. Ensayista  prolífico  desde un exilio que le proporciona la lejanía para el análisis crítico y reflexivo,  pertenece  a esa categoría de autores  que se esfuerzan por su incansable indagación de  un pasado adrede oculto y en ser la voz del otro (el judío, el morisco, el inmigrante), de los desterrados (Blanco White, Américo Castro) y de los olvidados por la historia oficial.

Un autor que no deja indiferente a nadie, sobre lo propio y lo ajeno, sorteando el discurso de lo correcto, de lo oficial, a la búsqueda de una mayor profundización a través del carácter reivindicativo de sus escritos y ensayos: “La lucidez conduce al pesimismo. Ver la repetición de errores del hombre tiene algo desolador. Hay un cierto desamparo ante la brutalidad del destino. La especie humana no es más que un conjunto de animales educados, pero animales”, afirmaba Goytisolo en una entrevista, en 2010

Por Mustafa Akalay Nasser
Con información de Red Marruecos

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