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Chicho Ibáñez Serrador y el Museo Árabe Yusuf Alburch

Chicho Ibáñez Serrador
Chicho Ibáñez Serrador

Todos recordamos a ese polifacético realizador de televisión, todo un mago de la pequeña pantalla que supo meternos el miedo dentro del cuerpo, y que hoy en día muchos ven en él un maestro de las artes cinematográficas en el género del Terror. Hablamos de Chicho Ibáñez Serrador, cuya imagen sentado en un sillón orejero de piel marrón y fumando un puro fue durante décadas su sello personal.




Vino al mundo (seguramente una noche oscura de truenos y relámpagos) dentro del teatro de Montevideo (Uruguay) un 4 de julio de 1935. Mamó del mundo artístico por sus cuatro costados, ya que desciende de dos familias de artistas.

Su terrorífica y exitosa obra

Cuentos para mayores sería uno de sus obras más populares, escrita y dirigida por el mismo Chicho quien se basaría en autores como O´Henry, entre otros. En el año 1962, estrenaba una serie que seguramente parecería para los tiempos de la audiencia de hoy, basada en un texto original de Chicho y dirigida por Narciso Ibáñez Menta (su padre). Se tituló Los Bulbos, en donde se ofrecían imágenes efectistas y sanguinolentas.

Edgar Allan Poe como inspiración

A pesar de su rápida carrera, no se le reconoció hasta 1963 con Obras maestras del terror. La idea consistió en llevar a la gran pantalla tres relatos de Edgard Allan Poe en forma de episodios y aprovechar el tirón entre el público. Luego pondría en marcha la primera serie de ciencia ficción vista en la televisión española, titulada Mañana puede ser verdad, que dejó a los españolitos con estremecimientos y sorprendidos. La serie, en horario nocturno de los jueves, mostraba temas relacionados con la ecología y el fin del mundo, temas novedosos para la época y vistos a través de autores como Asimov, Matheson y el omnipresente Poe. El capítulo de más éxito y crítica, sin duda, lo consiguió con Historias para no dormir.

Experiencias paranormales

Uno de los trabajos más importantes, y que a Chicho le gusta recordar, es La residencia, ya que fue todo un fenómeno cinematográfico y recaudó cifras que marcaron récord durante bastante tiempo. En ella trabajó la austríaca Lili Parmer a la que adoraba, además de los británicos John Mouder Brown y Mary Maude. Lo que nadie sabe es que, en este rodaje, Chicho vivió extrañas experiencias.

“Fue en una de las grabaciones con Lili Parmer y un reducido número del equipo. Fuimos testigos en un corto espacio de tiempo de extrañas desapariciones de objetos que se cambiaban de lugar. En un momento, yo me desquicié, y en medio de la situación discutí con la actriz. Se formó tal tensión que fuimos testigos de como una silla se elevaba para caer bruscamente, escuchando un tremendo estruendo, con lo que todos quedamos mirándonos atónitos”.


Atrapado por lo paranormal

Chicho Ibáñez Serrador se declaraba abiertamente creyente y un apasionado del mundo paranormal y la parapsicología en general. Si le preguntáramos sobre su opinión en relación a la ufología y la realidad de los ovnis en particular, no dudaría ni un momento su respuesta. Afirma haber sido testigo del avistamiento de un ‘platillo volante’ mientras circulaba por una carretera solitaria de la provincia de Barcelona en el año 1971. El avistamiento, detectado por los radares del aeropuerto de El Prat, fue recogido incluso por el diario ABC.

A pesar de su delicada salud en la que se encuentra Chicho en la actualidad, es positivo y reafirma su creencia en “la vida después de la vida”.

Museo Árabe Yusuf Al Borch ©Lourdes Gómez
Museo Árabe Yusuf Al Borch ©Lourdes Gómez

Una investigación paranormal

Del dominio público son los fenómenos paranormales que tienen lugar en ‘La casa de la muerte’, como se ha conocido desde tiempos atrás al Museo Árabe Yusuf Alburch de la ciudad extremeña de Cáceres. En los últimos años se han realizado una ingente cantidad de excavaciones, hallándose piezas pertenecientes a la cultura árabe, así como otras de origen celta. D. José de la Torre, propietario de la finca en cuestión, construyó para su familia una casa sobre el actual museo. No era extraño percibir la presencia de “algo” invisible que se movía a su libre albedrío, cambiando los objetos de lugar. Desde hace aproximadamente más de veinticinco años, son muchos los testigos que dicen ver a un supuesto espectro de una apuesta mora que vaga por el museo.

Le comenté al amigo Chicho de este lugar del que ya había escuchado hablar, y hasta allí nos fuimos. Los acontecimientos podrían haber sido el guión de uno de los capítulos de Historias para no dormir.

Una noche de Terror

Chicho Ibáñez Serrador y yo nos acercamos a la ciudad mágica de Cáceres acompañados del amigo Horacio Ruiz, (hipnoterapeuta) y de un equipo de doce personas coordinadas por los investigadores José Luis Tajada y Fernando Rosillo. También llevamos con nosotros un número ingente de aparatos, mesas de sonido, más de quince micrófonos, quinientos metros de cables y ocho cámaras de televisión.

Nos colocamos en el museo Árabe desde las seis de la tarde y a partir de las tres y media de la mañana empezaron a constatarse hechos extraños: sonidos, voces y mensajes que impregnaban la mesa de sonido  y provenientes de distintas galerías donde no se encontraba nadie. A través de las cámaras se observaban terroríficas y misteriosas imágenes, en donde una de las velas situadas en la octava galería se encendía de forma desconocida e inusual. La temperatura llegaba incluso hasta dos y tres grados bajo cero en el interior del museo a medida que la noche se prolongaba, lo que se conoce como termogénesis.

Toda la noche era un vaivén de fenómenos inexplicables. El hijo de Chicho, Alejandro, se prestó a una experiencia de hipnosis y, bajo los efectos alterados de conciencia, pudo observar en un momento determinado cómo una mujer que no era del equipo atravesaba una cortina de la galería del museo. Toda una noche llena de hechos asombrosos donde lo que sí nos quedó claro a cada uno de nosotros fue que aquel lugar sobrepasaba a la razón.

Conversando con Chicho Ibáñez Serrador

¿Te parece posible la existencia de vida en otros planetas?

Matemáticamente, es imposible que seamos los únicos del Universo. No sé si lo sabes, pero me interesan mucho los juegos de azar y he estudiado a fondo la Ley de Posibilidades. Esa ley afirma que en una infinita cantidad de galaxias y —como se ha demostrado ahora— con soles y planetas, tendrá que haber en varios de ellos seres inteligentes.

¿Tienes algún concepto de Dios?

Muchos. ¿Qué te parece la idea de que cada cuerpo celeste sea un glóbulo rojo o blanco, o una plaqueta (como a ti te guste más) y el Universo consista, en realidad, en la corriente sanguínea de un ser inmenso que puede llamarse Fernández y ser oficinista?

Abierta esa brecha… después de la muerte, ¿qué?

Creo que algo tiene que haber, el problema es que no sé bien qué. Desde siempre me sentí atraído por diferentes teorías. La que más me gusta es que, después de muerto, me enfrentaré a un señor con una gran capa roja, cuernos, rabo, un tridente y olor a azufre, que me diga: “¿De qué te extrañas, Chicho? Siempre te han estado hablando de mí…”.

¿Has vivido alguna experiencias cercanas a la muerte?

He tenido “sensaciones” que un ser querido tras su muerte, pero bien pudo ser sugestión impelida por un deseo. He vivido experiencias paranormales en diferentes rodajes, de las que ya te he hablado alguna vez.

¿Y qué hay en torno a la idea del destino o la predestinación?

Tengo casi la seguridad completa de que ello es así. A veces, me propongo hacer o dejar de hacer algo que pueda llevarme a no seguir ese esquema predeterminado, ese esquema que siempre presentí como se desarrollaría. Es inútil, no hay forma de cambiarlo.


¿Crees en la reencarnación?

Aquí ya tengo más dudas, y es lamentable, porque me habría encantado ser un gordo cardenal del Renacimiento.

¿Esto de lo que hablamos te produce miedo?

No, todo lo contrario. Las distintas experiencias paranormales que he vivido me han dado paz.

Por Julio Barroso
Con información de El Ibérico

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