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Tierra Yerma,chilenos mercenarios en Irak

Inspirada en los hechos reales que llevaron a miles de chilenos, la mayoría ex militares, a convertirse en mercenarios durante la invasión a Irak el 2003, la actriz y realizadora Miryam Heard construye una ficción, que ambientada en Arica, narra la historia de dos hermanos –ex soldados– y del estrés postraumático que sufre uno de ellos al regresar inválido de Badgad.

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La película que ganó Viña Construye se encuentra en su etapa de post producción ©El Mostrador

En el año 2003, Chile se negó apoyar la invasión a Irak. Sin embargo, miles de ex soldados, convertidos en mercenarios, viajaron a Bagdad para prestar supuestamente apoyo privado a los servicios de vigilancia particular que ofrecía en ese país la empresa norteamericana, Blackwater. Una especie de empresa de la muerte, cuya herencia fundacional fue privatizar la guerra.

Aunque no existen cifras oficiales, en el libro Blackwater: Auge del ejército mercenario más poderoso del mundo, el periodista norteamericano Jeremy Scahill cuenta en su libro editado el 2008 que solo el añ0 2004 los efectivos chilenos que llegaron a actuar en zonas como Kerbala o Samawa llegó a 800 ex soldados, una buena parte de ellos militares en retiro que formaron parte del Ejército en los años 80 y 90.

La historia de la participación de chilenos en estas milicias privadas ha sido contada en diarios y revistas, pero hasta ahora no se había llevado a la pantalla.

La cineasta, de origen alemana-inglesa y residente en Chile, Miryam Heard comenzó a interesarse por esta historia a partir del año 2010, cuando se enteró que en Chile se habían instalado filiales de Blackwater para reclutar a militares que, en su mayoría, o bien habían sido amnistiados o habían zafado de la justicia, por violaciones a los derechos humanos.

“Lo que a mi me interesaba es lo que estaba anexo a este reclutamiento, el estrés post traumático con el que llegaron los mercenarios. En 2012, los norteamericanos se dieron cuenta que los muertos eran más los que estaban a la vuelta de la esquina que los que estaban en el campo de batalla. Eso me parecía aterrorizante, ahora eso eran los soldados profesionales, de los mercenarios no había ni siquiera estadísticas”, cuenta la realizadora.

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©El Mostrador

Ese interés al poco tiempo se transformó en guión de su primer largometraje Tierra Yerma. Se trata de una película de ficción, que actualmente se encuentra en post producción, luego de haber ganado cuatro premios en la categoría Viña Construye del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar.

La historia, que fue filmada en el Altiplano, específicamente en el Salar del Surire, Caquena y Guallatire, en la región de Tarapacá –donde se encuentra ambientada– narra la historia de dos hermanos –el actor Julio Milostich en el papel del hermano menor y Erto Pantoja, en el del mayor– que deben vivir una historia de tormento psicológico, luego que el mayor de los hermanos regresara de Irak, donde fue a combatir reclutado por una filial chilena de Blackwater.

“Mi historia se relaciona con la vida de ellos. Con la claustrofobia, la relación entre dos hombres que fueron soldados. Uno de ellos está ahora en silla de ruedas, y el otro que trabaja como guardia de seguridad en Arica, debe hacerse responsable de su hermano lisiado. Es una historia de culpa, de miedo, de ternura, de odio y también de poder”, explica Heard.

Siendo la primera película chilena que trata de un conflicto armado con alcances globales, Heard, en su filme toma la decisión de no mostrar la guerra de manera explícita. “Los efectos del estrés postraumático, generalmente nunca son en imágenes. Por esa razón se cuenta la guerra a través de flash backs del protagonista solo con sonidos”, adelanta.

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Francisco Mena Molina, de Libélula post producción. Julio Milostich y la directora Miryam Heard ©El Mostrador

La motivación de hacer esta película, cuenta la directora, se relaciona, además, con experiencias personales. Heard, junto a sus padres vivió mucho tiempo en Abu Dhabi, por lo que conoció directamente la situación de Medio Oriente, en una época en que esa ciudad era una lugar humilde y no el centro de operación de los multimillonarios árabes de hoy.

“Yo estaba en Abu Dhabi para la invasión de Kuwait en los 90. Después para la guerra del 2003, también la viví muy de cerca porque tenía amigos que eran refugiados. Entonces me encontré en un momento en que sentí que era un puente entre ambas realidades, la del Medio Oriente y la de Chile”, sostiene la realizadora, quien como actriz participó en cinco películas de Raúl Ruiz, y ahora protagoniza la serie María Graham, de Valeria Sarmiento.

Para Julio Milostich estar participando de esta película es “como colaborar en una foto que retrata la macrabra realidad de la cosas”. “Cuando supe que en la guerra de los norteamericanos casi no hay norteamericanos, y que los que reclutan son empresas de la muerte, empecé a alucinar con el personaje que me regaló Miryam. Para mi, la historia comienza en un viaje que es como una puna del alma. A las personas que fueron a pelear les dijeron que iba a reconstruir…jajaja…un gran cuento”.

Además de la historia, que se separa de las últimas producciones chilenas donde el foco ha estado puesto en una mirada intimista del propio entorno, esta película –tal como rescata Carola Fuentes, directora de Viña Construye– presenta además una imagen país distinta al privilegiar el desierto como espacio fílmico.

Por Hector Cossio
Con información de El Mostrador

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