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Laarbi Maateis conoce el Islam y cree que el que va a la yihad en Siria se convierte en un criminal

Laarbi Maateis
Laarbi Maateis

 

– ¿Qué sabe del menor que dice haberse ido a Turquía?

– Sus padres nos han recordado que el operativo de la ‘Duna’ fue desproporcionado.

–¿Esa teoría de que aquella operación ha sembrado estos frutos?

–No me extraña. Una cosa así se queda grabada y este chaval tenía, en aquellas fechas, 11 ó 12 años, cada miembro de la familia en una esquina con un arma en la cabeza… No son formas. Estoy de acuerdo en que la Policía, todo el mundo, debe investigar y detener. El fondo sí pero las formas no. A nuestro entender la figura del testigo protegido, que se utilizó en la ‘Duna’, debe desaparecer del Código Penal porque da pie a montar películas que pueden causar indefensión a los acusados. Creo que esta figura se está aplicando sólo a los musulmanes.

– La ‘Duna’ no fue lo que se presumía, al menos en los Tribunales, pero es evidente que en Ceuta existe un sustrato radical. ¿Quién está difundiendo esa versión, equivocada a su juicio, de la norma islámica?

– No voy a negar que hay bastantes jóvenes en esa órbita. Si no fuera porque Marruecos tiene unos servicios de Inteligencia de lo más avanzados del mundo y por su gran actuación hubiéramos tenido miles de casos en Marruecos y muchos en Ceuta, bastante más que 3 ó 4. Hay bastantes jóvenes que se radicalizan solos,  sobre todo a través de Internet, sin escuchar mensajes de sus imames, sin el mínimo conocimiento de la jurisprudencia islámica. Son vídeos de Internet, de Youtube, los que los empujan por ahí contando cómo se trata a los musulmanes en ciertos países.

–Es difícil entender que sólo por Internet, sin apoyo logístico sobre el terreno, se pueda llegar adonde hemos llegado. ¿Está Takfir Wal Hijra en Ceuta?

–Gracias a Dios se están haciendo en Marruecos detenciones que están acabando con ese fenómeno de fanatismo islámico. Ceuta está en la frontera y puede haber acceso de ciertas personas, en nuestro caso procedentes de Castillejos. Hay muchas noticias…



– ¿Qué pasa en Castillejos?

–Es muy extraño. Se da en Meknes, Castillejos y Casablanca. Supongo que porque es una zona fronteriza, porque hay contacto con gente de Ceuta, fronteras terrestres y aeroportuarias cercanas para salir con documentos falsos, facilidades para conseguir documentación ceutí, gente que domina el castellano y puede viajar a cualquier país europeo o árabe con esos pasaportes… Marruecos, además, no tiene visado con Turquía, que es frontera con Siria.

–¿Esos captadores se reúnen en la calle, en casas particulares…?

–La UCIDCE se preocupa por la integración de las personas practicantes, vinculadas a las comunidades. Hablar de Benzú, Los Rosales y el Príncipe supone insinuar que sus comunidades cargan una sospecha por ser, en su mayoría, jóvenes con barba. Tener barba no es ser terrorista, como no todos los vascos son de ETA. Creo que esos jóvenes fueron captados por desconocimiento, ignorancia y buena fe. Espero que quien lea mis palabras sea consciente de qué dicen las fatwas y las cuatro escuelas, que se molesten en informarse y sepan qué es la yihad y las condiciones para participar en ella. Me parece que no ha quedado claro: son actuaciones con buena fe muy mal hechas que, en lugar de en mártires, les convierte en criminales. Si no saben son mártires. Si lo conocen seguramente es criminalidad.

–¿Hay takfiris en Ceuta?

–Apenas existen. Cinco o seis. Ellos nos consideran incrédulos  por respetar la legislación y a nuestros gobernantes. No voy a decir que todos los takfiris son de la misma ideología yihadista. Nosotros estamos haciendo todo lo posible para acercarnos a los jóvenes. Nos desplazamos a las barriadas donde hay más jóvenes que practican el Islam para contactar con ellos y hacerles llegar el verdadero mensaje de cómo debe actuar un musulmán.

–¿Adónde vienen?

–Son muy pocos los que frecuentan la ciudad, aunque ese poco es peligroso. También hay que tener en cuenta el desplazamiento de nuestros jóvenes a Marruecos y dejar claro que la mayor parte de los contactos son a través de Internet: correos electrónicos, el whatsapp y, sobre todo, el Paltak. Ahí se encuentra mucha gente de Ceuta, de la Península, de Marruecos, de no sé dónde… Ahí se captan, se intercambian mensajes, vídeos, prensa… Se ven muchas cosas que traumatizan, que ponen en cuestión a quienes dicen abanderar la democracia, y quien no tiene la información correcta, el mensaje del profeta que dice que ‘quien mata a una persona mata a toda la humanidad’, se expone a equivocarse.

–En todo lo que hemos hablado no encaja la visita de Omar Hadouchi a Darkawia nada más conocerse la inmolación de un ceutí en Siria.

–Hadouchi es una persona que fue detenida por los atentados de Casablanca y que, después de estar encarcelado, fue indultado por el  Palacio Real. Tenemos que pensar: una persona que es indultada, se pone a predicar por todo Marruecos, cuyo abogado es el ministro de Justicia actual del país vecino… Cuando viene había una tensión importante entre la UCIDCE y la provincia de Rincón. Viene a dar un sermón y, de golpe y porrazo, se va. Tiene muchas lecturas. Para mí los responsables de esa mezquita fueron utilizados, y no me extrañaría que lo sean más veces, para atacar y derrocar a la UCIDCE. Creo que, además, se le mandó expresamente a esa mezquita, a la implicada en la ‘Operación Duna’, que siempre está marcada de terrorista y fanática cuando en realidad ahí rezan personas de todas las clases. En la mezquita de mi comunidad o de mi barriada no se le pide la documentación a nadie para rezar. Tenemos que saber controlar movimientos, pero prohibir a alguien rezar, no.



– A quien reza no, pero a quien dirige el rezo sí, ¿no?

–Por supuesto. Pero es la comunidad, no la UCIDCE, la que debe saber quién se pone en el púlpito. Por lo visto Hadouchi tiene contacto directo con algunas personas de esa comunidad. En cualquier caso hay que recordar que es libre, que ha sido absuelto, como Ahmed el de Guantánamo, que fue a Afganistán a memorizar el Corán. Lo que no puede ser es que a la condena se dé un trato y a la absolución otro.

Por A. Q.
Con información de El Faro

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