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Guerra de Israel contra Irán: "la depresión global Netanyahu" y el "factor petróleo" – Alfredo Jalife-Rahme

Miembros del Ejército iraní desfilan durante el acto de graduación de la Academia de la Fuerza en Teherán, Irán

Debido al vigoroso repudio de Rusia –al que se han sumado potencias relevantes como China, Francia y Alemania (y potencias medianas como Suecia, Turquía y Arabia Saudita)–, la amenaza de un inminente ataque nuclear israelí a las instalaciones atómicas de Irán se ha retrasado unos cuantos segundos en «el reloj atómico del juicio final» que está a cinco minutos fatídicos de su epílogo (ver Bajo la Lupa, 9, 13 y 16/11/11).

Tom Donilon, consejero de seguridad nacional de Obama, recalcó el «aislamiento sin precedente» de Irán sobre su programa nuclear, lo cual desembocará en más sanciones asfixiantes, esta vez a la industria petroquímica persa (Haaretz, 19/11/11).

Lo interesante de las declaraciones de Donilon es que haya referido que EU comparte la postura de Rusia y China de impedir el equipamiento militar nuclear de Irán. Perfecto. ¿Pero dónde queda el contencioso de las 400 bombas nucleares clandestinas de Israel que obligan a los países de la región a defenderse con todos los medios posibles a su alcance para disuadir el expansionismo bélico de la entidad sionista?

No hay que perder de vista que Obama se reunió con los mandatarios de Rusia y China al margen de varias cumbres recientes en la cuenca del Pacífico: G-20, APEC, ASEAN y el este de Asia, además de la visita del presidente de EU a Australia, donde concretó una perturbadora alianza militar para cercar más a China. ¿Qué acuerdo sobre Irán habrán alcanzado EU, Rusia y China?

Ahora sí que le han llovido a la teocracia jomeinista brutales presiones tridimensionales: 1) a escala local (extraño bombazo en las instalaciones misilísticas cerca de Teherán, que no pocos analistas atribuyen al Mossad); 2) a escala regional (apretón de tuercas a su aliada Siria), y 3) a escala mundial (reporte del nipón Amano, polémico director de la AIEA; condena de la ONU sobre la conspiración de corte hollywoodense para asesinar al embajador saudita en EU, etcétera).

Durante su reciente visita a Turquía, el etnocida global Henry Kissinger declaró que la instalación del escudo misilístico por EU en el país otomano tenía el objetivo de obligar a Irán a sentarse a negociar su programa nuclear.

Hoy la fractura tectónica geoestratégica –que puede desembocar en una tercera guerra mundial que anhelan los circuitos del sionismo financierista jázaro de Wall Street y la City– se ubica en una incandescente línea horizontal continua y contigua que va de Afganistán/Pakistán, pasa por Irán/Irak, y alcanza Siria/Líbano en el mar Mediterráneo.

Tampoco se pueden soslayar los tres recientes cuan ominosos exhibicionismos militares que han perturbado los nervios de los geoestrategas: 1) prueba exitosa por el Pentágono de un misil hipersónico «seis veces más rápido que la velocidad del sonido» con la «capacidad de golpear cualquier parte del planeta en una hora» (Russia Today, 18/11/11); 2) despliegue de barcos militares rusos en las aguas territoriales de Siria para impedir una intervención foránea (Haaretz, 18/11/11), y 3) Los Guardias Revolucionarios Islámicos de Irán realizarán ejercicios militares de defensa que simulan un ataque israelí a sus instalaciones atómicas (IRNA, 18/11/11).

Percibo más pesimistas en el corto plazo a los analistas rusos («Las intimidaciones psicológicas contra Irán llevarán a una nueva guerra», RIA Novosti, 15/11/11) que a los chinos, como Sun Lixin, del Instituto Chino de Estudios Internacionales («No es tan simple el uso de la fuerza contra Siria e Irán», People’s Daily, 18/11/11): «Una guerra contra Irán es improbable a corto plazo. Los temas domésticos quizá restrinjan a EU» que no cesa de “presionar y a amenazar a Irán «para que no saque provecho de las turbulencias en Medio Oriente», por lo que su «punto de penetración es el tema nuclear».

Un factor geoestratégico de primer orden es el retiro humillante estadounidense de Irak en los próximos días, cuyo vacío será llenado por Irán.

La derrota militar de EU en Irak pretende ser recompensada con el derrocamiento del régimen sirio de Bashar Assad (lorientlejour.com, 19/11/11) con el fin de debilitar el eje Siria/Hezbolá/Hamas que representa el frente «occidental» de Irán en el mar Mediterráneo en sus tres fronteras con Israel.

En vísperas de un encuentro con su homólogo israelí Ehud Barak durante una reunión de seguridad en Canadá, el secretario del Pentágono, León Panetta, declaró que un ataque israelí dañaría la economía mundial (Haaretz, 18/11/11).

En entrevista simultánea de Stratfor (11/11/11), dos israelíes-estadunidenses, George Friedman (director de Stratfor) y el superhalcón Robert Kaplan (dedicado a asuntos de seguridad y defensa), comentan el contencioso iraní, en particular, la depresión económica global que puede ser provocada por el unilateralismo militar del primer ministro Netanyahu.

A juicio de Friedman,»si se corta el flujo de petróleo, el efecto en EU sería enorme e Israel sería culpado (¡supersic!) de la recesión masiva o depresión».

Kaplan critica la personalidad disfuncional de Netanyahu y minimiza la alharaca sobre la capacidad nuclear iraní que «todavía se encuentra lejos» para concretar una bomba nuclear: «¿Y qué tiene que Irán posea 3 o 4 bombas nucleares sin un sistema defensivo, en comparación a lo que EU puede hacer?»

¡Seguro que los fundamentalistas sionistas van a acusar a los israelíes-estadunidenses Kaplan y Friedman de «antisemitas»!

Friedman considera que «el punto crítico no son las bombas nucleares», sino que «EU completa su retirada de Irak», lo cual «ha movido el equilibrio del poder en la región», por lo que EU intenta que Irán no ejerza plenamente su enorme influencia en Irak. ¿Cómo? Los vacíos siempre se llenan.

Stratfor se prepara a la nueva hegemonía del «arco chiíta» como consecuencia de la derrota estratégica de EU en Irak.

Friedman considera que el alza brutal del petróleo hasta 400 dólares el barril, cuando «Europa se encuentra en una crisis mayúscula y el sistema financiero del mundo es tambaleante, reconfiguraría el mapa global para siempre».

¿Quién podrá detener a Netanyahu? Kaplan admite que Netanyahu es capaz de correr cualquier riesgo con tal de llevar agua a su molino y reconoce la importancia geoestratégica de Irán –encrucijada del golfo Pérsico, el mar Caspio, Asia Central y Medio-Oriente–: país de «enorme importancia» que «puede ser aliado futuro (¡supersic!) de EU», en detrimento de los presentes aliados árabes de Washington.

Sin contar las represalias iraníes de un bombardeo masivo a las seis petromonarquías del «Consejo de Cooperación de los Países Árabes del Golfo»
( supuestos aliados de la OTAN), según escenarios militares de EU, a mi juicio, en la fase de prerrecesión trasatlántica, la mejor arma de Irán no es la bomba atómica, que todavía no posee –si nos basamos en evidencias y no en falsificaciones, mistificaciones y veredictos perentorios de intenciones–, sino sus represalias mediante el cierre del estrecho de Ormuz, donde cruza 40 por ciento del petróleo mundial, lo cual elevaría hasta 500 dólares el barril que sumiría al mundo en una depresión económica en la peor coyuntura posible para EU y a unos meses de su crucial elección presidencial: «la depresión Netanyahu».

BAJO LA LUPA – La Jornada

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