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Sabiduría de Acadia en la moralidad cristiana – Por Felipe Llanas Moreno


Los principios morales judeo-cristianos se reputan como auténticos por la grey que los practica, o que por lo menos los acepta. La doctrina católica tiene a los diez mandamientos como el sancta sanctorum de sus postulados de conducta humana ideal y como fundamento de su espiritualidad. Por otra parte, las catorce obras de misericordia son el reglamento que pone en práctica el decálogo, que es ley sustantiva, para hablar en términos jurídicos.

Los diversos concilios llevados a cabo a través de la historia han dado forma a tales nociones de comportamiento que nutren los catecismos e impulsan los elementos que ostentan como destino una vida comunitaria armónica, de solidaridad, comprensión y auxilio mutuo. Esto vendría a ser, en términos llanos, el establecimiento del Reino de Dios en la tierra, acordes con el catolicismo cristiano.

Sin embargo, reconocer los orígenes históricos de los conocimientos y los postulados que sostienen no ha sido tarea principal de la iglesia romana y de otras iglesias cristianas y menos de la feligresía, lo que acusa un manifiesto estado de enajenación muy cercano al fanatismo mas ramplón.

La biblia es considerada documento original, “obra de Dios”, aseveración que es refutada por las múltiples investigaciones arqueológicas, filológicas y de antropología social, que se han emprendido en occidente. Recuérdese la expedición de Napoleón Bonaparte a Egipto en 1798. Durante todo el siglo XIX, el llamado siglo sin Dios, los aspectos religioso-espirituales fueron analizados, compulsando los resultados derivados de la comprobación metódica con la superchería y los abusos de los clérigos en la interpretación doctrinal.


En este sentido, y como muestra de lo anteriormente comentado, es menester volver unos pasos atrás y traer a cuento las catorce obras de misericordia obligatorias para todo buen cristiano católico. Es curioso ver consignadas en la normatividad moral Acádica, en uno de sus preceptos, la aparición de tres de las obras de misericordia a que nos hemos referido.

Acadia se ubicaba en la región norte del territorio babilónico. Es el reino de Nembrod, según la Biblia en Génesis 10,10. Su fundación se ha calculado hacia el año 2,500 a. C. Fue un reino de pueblos de habla semítica, influida por el sumerio, y después pasó al dominio total de asirios y babilónicos. La dinastía más notable fue la de Sargón y sus sucesores y duró doscientos años. Su lengua ha sido estudiada para mayor conocimiento del proto-semítico, de donde surgieron lenguas tan trascendentales como el hebreo, el arameo y el árabe.


A continuación se ofrecen un puñado de preceptos morales Acádicos, dejando un espacio indicativo y un asterisco para señalar el claro antecedente de de las obras de misericordia cristiana, ejemplo elevado de amor al prójimo. La versión es del padre Angel Ma. Garibay K., de tabletas babilónicas publicadas en “Some cuneiform tablets” (1906) de Kerr Duncan Macmillian, y en “Babylonian Wisdom”, Londres, 1923.

NORMAS DE VIDA MORAL.

-Si eres sabio, comprende y haz lucir tu modestia.

Guarda tu lengua y guardarás tu palabra.

-Salud del hombre es la guarda de su lengua.

-Nada impertinente digas, nada fuera de tiempo hagas.

-No tengas prisa en salir al público.

-En lugar de pleitos, haz resoluciones.

-Por un pleito inútil se pierde lo principal.

-La impotencia de mi enemigo es un muro para mi.

-Haz justicia a tu enemigo.

*Da de comer al que tiene hambre; da de beber al que tiene sed, y

viste al desnudo: en eso se goza Dios.

-No te cases con ramera: tuvo seis mil maridos.

-Mujer que se entregó a Istar no tiene medida en su entrega.

-No la metas en tu casa que ella será tu tirana.

-No digas lo que es malo: dí siempre las cosas buenas.

-No hables lo que hay en tu alma, sino cuando te halles solo.

-Cuando hablas apresurado tendrás que volverte atrás.

-Sacrificios a los dioses alargan la vida humana.

-Escribe como lo lees y recoge lo que oyes.

Dad de comer al hambriento, dad de beber al sediento, vestir al desnudo. El amor al prójimo es un valor cristiano, pero es también Acádico por origen! Que virtud tan deleitante, cuanto decoro en justipreciar el pasado del hombre; encontrar en la antigüedad la generosa pertinencia de nuestro existir presente, en contraposición a la soberbia, a la ceguera de la humanidad posmoderna.

F.LL.M. JULIO DE 2011.

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