Jesús, el hijo del hombre 4

José,llamado “Justus”

 

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Jesús el peregrino

 

Dicen que era villano y una espiga endeble en una endeble y raquítica sementera; un hombre obtuso y bruto.

Dicen que sólo el Viento peinaba sus cabellos y que sólo la lluvia lavaba su rostro y sus ropas.

Dicen también que era un loco, y atribulan sus palabras a influencia de los demonios. Pero ese hombre ha retado a duelo a sus enemigos, y sus palabras continúan infundiéndoles temor, porque ningún ser humano puede detenerse ante Él. Cantó una melodía cuya resonancia nadie podrá interrumpir. Ella seguirá libremente vibrando de siglo en siglo, recorriendo los océanos, llevando el eco de aquellos labios que la modularon y el gran Espíritu que la engendró.

Era un extraño; sí, sí; era un Peregrino que andaba en el Sendero del Sacrosanto Lugar. Era un Mensajero que venía a golpear nuestras puertas. Era un Huésped que venía de lejanas

ciudades, y que no encontró entre nosotros cumplido y generoso hospedaje; por eso regresó al Lugar que le fue preparado desde la creación del mundo.

 

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