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Terrorismo islámico, principal obstáculo para la paz y seguridad

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El Terrorismo islámico está integrado por personas que se definen como fundamentalistas y dicen reivindicar la religión musulmana, pese a que sus acciones no tienen ninguna conexión con lo que decía y hacía el Profeta Muhammad y se encuentra muy lejos de sus enseñanzas.

Es decir sus miembros son personas que ejecutan actos de terrorismo refugiándose en el Islam para reclutar jóvenes descontentos con su vida y sin poder integrarse a la globalización y a la cultura occidental que ha devenido predominante y como les cuesta adaptarse pretenden exculpar sus frustraciones sumándose a las organizaciones terroristas.

Si bien el origen de estas acciones terroristas se remontan al conflicto árabe israelí, cobraron mayor envergadura cuando finalizó la guerra fría y se crearon nuevos grupos armados que al amparo del error estratégico que fueron las invasiones a Irak (2003) y a Afganistán (2001), cobraron mayor sostén y apoyo en la población de los Estados Musulmanes.

De esos grupos el más conocido es Al Qaeda, con miembros originarios de Arabia Saudita y apoyo de los Talibanes.

En los últimos años el panorama se ha complicado aún más ya que a estos grupos fundamentalistas que ejercían actos terroristas con células organizadas piramidalmente, se le ha agregado el denominado Estado Islámico (ISIS, siglas en Inglés) que ocupa una franja entre Siria e Irak y que además de combatir al régimen de Assad, operan desde ese Califato y apoyan a quienes quieran cometer atentados en las ciudades de occidente.

Ésto es lo novedoso del accionar del ISIS , los que cometen los atentados terroristas no conocen a la jerarquía, ni saben quién los conduce solo se conectan con uno o dos militantes que llegan y les dicen lo que deben hacer y desde el corazón de esas ciudades de occidente estos jóvenes que han nacido o se han criado en esas ciudades cometen los atentados.

En Estados pertenecientes al África subsahariana se han realizado atentados contra objetivos norteamericanos (embajadas, aviones, barcos) y Boko Haram en Nigeria ha establecido en nombre del ISIS (Estado Islámico) un bunker terrorista desde donde se atenta contra objetivos occidentales ( empresas petroleras) y se brinda ‘asilo’ a los combatientes. Libia es prácticamente un Estado fallido (sin Estado) y el ISIS opera desde ahí a su antojo.

La ‘Pax Americana’ a partir del año 1989, con la caída del muro de Berlín y la disolución de la URSS parecía un hecho irreversible, la democracia occidental como sistema político se iba a hacer universal y junto al capitalismo, dejarían atrás siglos de enfrentamientos bélicos y de guerras declaradas.

Pero ello no sucedió, al contrario, los último días hemos visto como se asesinaban un centenar de personas inocentes en Niza por un ‘lobo solitario’ que vivía y trabajaba legalmente en esa ciudad, tenía tres hijos y no iba a rezar, ni se le conocía preocupación política alguna. El ISIS se adjudicó el atentado después que las autoridades francesas trataron en vano de publicar que era obra de un violento. Violento sí, religioso no, pero un triunfo resonante para el ISIS que vengó así la muerte de uno de sus líderes días antes en Irak y demostró que está en capacidad de seguir atentando. Tanto es así que el Primer Ministro francés Manuel Vals ha reconocido que ‘Francia se debe acostumbrar a vivir con el terrorismo’, en una clara rendición.

Es decir que pasamos de una paz universal a un conflicto universal en poco tiempo.

Como las economías occidentales tienen el problema de la cada vez menor cantidad de población joven les ha obligado a recibir a miles de inmigrantes que vienen de países con culturas diferentes muchas veces identificadas, superficialmente con la fe que dicen profesar los terroristas, el Islam. Ello trae como consecuencia no deseada el crecimiento de los partidos xenófobos y racistas, que aprovechan la coyuntura para ganar el voto de los que temen a los atentados y confunden a los migrantes con los terroristas. El resultado del Brexit es un claro ejemplo de ello.

En ese marco es muy difícil lograr que el mundo encuentre la necesaria armonía, para crecer y disminuir la pobreza, para luchar contra los enemigos de toda la humanidad: el medio ambiente, la lucha contra las pandemias y la necesidad de encontrar fuentes alternativas de energía, además de resolver el problema del empleo, todas estas cuestiones quedan relegadas por la importancia de los refugiados, las migraciones y el terrorismo.

La Argentina no debe ni puede estar ausente en la lucha contra el terrorismo internacional y por ende debe vigilar los lavados de dinero y el narcotráfico como prioridades a combatir ya que son dos elementos que les sirven a los terroristas para realizar sus actos y que sin ellos es muy difícil poder operar.

En ese marco creemos que debe posicionarse la sociedad y el gobierno argentino en la hora actual en el marco internacional.

Por  César Mayoral, (ex embajador)
Con información de Cronista

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