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Rivera Núñez,varias generaciones de calígrafos

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La caligrafía es el arte de escribir con bellos rasgos, denotando en la escritura la personalidad, carácter y talento del que escribe. En mi familia paterna, conozco a partir de mi abuelo Fernando Rivera esta aptitud para la caligrafía, heredada a mi padre y mi hermano. En mi familia materna, está mi madre.

Me exigí conocer estos documentos para dejar constancia a futuras generaciones desde donde viene esta vena caligráfica. Como toda empresa fue difícil sacar de aquellos libros antiguos y ya con polilla las páginas deseadas. Mi tío Carlos, hermano de mi padre, colaboró conmigo y pude obtener tan deseado documento de mi abuelo Fernando.

Mi padre me facilitó el de mi madre, lo tomó de un cuaderno de planes de cuando ella  ejercía su carrera docente. Los rasgos de mi abuelo han quedado plasmados en las cartas de venta u otros documentos que se le encargaban en la alcaldía municipal de mi pueblo, la preciosa letra de ambos debió fascinar a más de alguna autoridad de la época así como lo sigue haciendo ahora con nosotros sus descendientes.

Una definición contemporánea de la práctica de la caligrafía es “el arte de dar forma a los signos de una manera expresiva, armoniosa y elegante” (Mediavilla 1996). La historia de la escritura es una historia de evoluciones estéticas enmarcadas por las habilidades técnicas, velocidad y limitaciones materiales de las diferentes personas, épocas y lugares. (Diringer 1968: 441).

La Caligrafía abarca desde creaciones completamente utilitarias hasta magníficas obras de arte donde la expresión abstracta puede (o no) sobreponerse en importancia a la legibilidad de las letras (Mediavilla 1996). La caligrafía clásica difiere de la tipografía y de la escritura manual no clásica, aunque un calígrafo puede ser capaz de crear todas ellas.




Mi padre es un ejemplo de ello, y es quizás el único en mi pueblo que aún llena diplomas con tinta china, en letra gótica  de forma manual y artística. Sus canutos y plumillas, siguen en vigencia y cada año parecen retomar nuevos brillos en sus manos. Él mismo cuenta que en sexto grado su profesor lo descubrió y le pidió que llenase él mismo su diploma de sexto grado.

Mi madre me contaba que cuando se graduó de profesora, envió una carta para solicitar un puesto en San Pedro Sula y fue su letra la que le dio el pase a ocupar tan ansiado puesto de trabajo en esa importante ciudad de Honduras.

Mi hermano Ovidio, es un abogado que persiste en mantener el cuidado de los rasgos de la letra, sus documentos parecen escritos a máquina, perfectos. Es un verdadero deleite leerlos y apreciarlos en su verdadera dimensión.

La tradición afirma que los caracteres chinos, la forma más antigua conocida de escritura de los existentes hoy en día, fueron inventados por Cang Jie  (hacia 2650 A. C.).

La cultura china concede una gran importancia a la caligrafía. Ésta se fundamenta en la belleza visual de los ideogramas, la técnica de su realización y los preceptos metafísicos de la cultura tradicional china.

La caligrafía occidental se desarrolla mucho más tarde y de forma totalmente independiente. Su origen es el alfabeto latino, con el que en la Edad Media escribían los monjes copistas sobre pergaminos.

Aproximadamente en la misma época la cultura islámica desarrolla su propia caligrafía, basada en el alfabeto árabe, y debido a la prohibición religiosa de representar seres vivos, la convierte en un arte decorativo de amplio uso en la arquitectura.

El bolígrafo primero, y posteriormente las máquinas de escribir y los ordenadores han supuesto la desaparición de la caligrafía de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, es hoy un arte muy vivo, una forma de expresión artística que une la escritura con otras artes plásticas como el dibujo y la pintura y que da lugar a obras de gran belleza plástica, en las que constantemente buscan inspiración los creadores de nuevas tipografías.

La caligrafía está presente a nuestro alrededor en la publicidad, los logotipos de compañías y las etiquetas de muchos productos.

Es un verdadero banquete para nuestra vista, y para los que amamos las letras disfrutar de una forma de escritura que está ligada al talento, al cuidado, al arte a mano. Aún quedan calígrafos, y yo estoy feliz porque varios pertenecen a mi familia.

Por Perla Rivera Núñez (Poeta hondureña)
Con información de Diario Latino

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