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Granada es la provincia de España que más baños árabes conservados aglutina, con un total de 31

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Granada puede presumir de ser la provincia española que más baños árabes conservados aglutina, con un total de 31. Se trata de un recurso turístico en alza gracias al interés que ha tomado la Administración por fomentar la conservación de estas infraestructuras cuyo uso se extendió durante ochocientos años y que supuso un elemento clave de la cultura islámica.

Buena parte de los baños árabes de Granada, un total de doce, se encuentran en el conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife y estaban reservados al uso privado de los sultanes. Sin embargo, esto suponía una excepción ya que en su mayoría fueron públicos y su proliferación se vinculó con los rituales de purificación del cuerpo previos a la oración.

Es por ello que “en el ámbito urbano, y sobre todo en los primeros tiempos del Islam en la Península, el baño o ‘hammam’ estaba adscrito a mezquitas y formaba parte de sus bienes, de modo que los recursos económicos que generaba servían para mantener este lugar de oración”, según ha informó el arqueólogo asesor de la Delegación de Cultura de Granada, José Javier Álvarez.

Estos monumentos reflejan la arquitectura de la época, con columnas y amplios arcos que comunicaban las estancias y tragaluces circulares o con forma de estrellas que concedían una luz intimista al lugar.

Suelen estar conformados por varias salas: el vestíbulo de entrada (al bayt al-maslaj), a través del cual se accedía a la sala fría (al bay al-barid). A continuación se pasaba a la sala templada, la más importante, y luego a la sala caliente (al bay al-sajun), que estaba comunicada con la caldera y la leñera. No había restricciones de ningún tipo para usar estas instalaciones, tan sólo que hombres y mujeres no coincidieran. Ambos sexos aprovechaban estos encuentros para interrelacionarse, especialmente ellas.

A los pies de la Alhambra, en el barrio morisco del Albaicín, se encuentra uno de los baños árabes mejor conservados de España, el Bañuelo, que fue construido en el siglo XI y estaba vinculado a la Mezquita de los Conversos, conservando su uso original hasta que Felipe II prohibió definitivamente el uso del hamman.

DESTRUIDOS

La creencia, durante el proceso de cristianización, de que en los baños se tejían conspiraciones, hizo florecer la intransigencia respecto a los ‘buenos usos y costumbres’ que les fueron reconocidos a los musulmanes en las Capitulaciones. A partir de 1499, “ante las hostilidades entre vencedores y vencidos se les va despojando de toda posibilidad de usar su idioma, su vestimenta y de ejercer su fe, incluyendo el uso de los baños públicos”, añade el experto.

La presión sobre los moriscos continuará durante el reinado de Carlos V, pero será con Felipe II cuando se les prohibió sus costumbres y se inició un proceso de destrucción de los baños.

Pese a ello, la provincia de Granada conserva 31, de los que 12 están en la Alhambra, seis en la capital granadina y 13 en el resto de la provincia, donde hasta hace muy poco estaban muy infravalorados, llegando a estar olvidados y siendo usados como gallineros e incluso cochineras.

El delegado provincial de Cultura, Pedro Benzal, ha explicado que la entrada en vigor de la Ley de Patrimonio Andaluz ha dado una herramienta a la Administración para poder proteger estos monumentos con la declaración de Bien de Interés Cultural –en Granada hay 11 declarados– e intervenir en ellos.

Los expertos aseguran que muchos de los baños que fueron destruidos en la época de Felipe II aún pueden conservar parte de su estructura bajo la actual trama urbana, tal y como evidencia el callejero de muchos pueblos granadinos que aún identifican el nombre de sus calles con estas construcciones.

Con información de:EP

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