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FE, ADORACIÓN Y MORALIDAD

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La Adoración sin Fe no tiene valor, de la misma manera Fe sin adoración no es valorada en su totalidad. Pero esa Fe es como una vela quemándose en el cielo abierto, sin una linterna que la proteja.

La Adoración sirve como una linterna para la vela de la luz de la Fe, y esa linterna está reforzada por virtudes morales por una red de alambre que la cubre.

En otras palabras, un verdadero ser humano debe poseer estos tres atributos:

Creer y obedecer a Allâh.

Adorarlo y realizar todo con sinceridad.

Poseer un buen carácter moral.

En su adoración de ser aceptados por Allâh, los creyentes deben cultivar las virtudes morales prescritas por el Qu’ran y ejemplificados por nuestro Maestro, el Más Noble Profeta Muhammad (BPD).

De otra manera, sus plegarias rituales redituarán sólo fatiga y de los ayunos derivarán solamente en hambre.

Sinceridad es un prerrequisito para la adoración, y la sinceridad constituye la mayor parte de la virtud moral.

Varios caracteres inmorales, incluyendo algunos que han sido observados en la adoración religiosa son conocidos por perder su Fe en el momento de la muerte.

Como contraste, muchos no creyentes han tenido la gracia de obtener un verdadero carácter Islámico. A través de esta gracia, y por su servicio a la humanidad, ellos se han ganado el favor de Allâh, consiguiendo la Fe hasta el final de sus vidas, y se han ganado la entrada al Paraíso con la ayuda del Señor.

Para aquellos verdaderos y virtuosos creyentes, quienes ejecutan su adoración y realizan buenas acciones, tienen la promesa de felicidad en el Más Allá.

Seguramente entre los amigos de Allâh, no existe el miedo, Tampoco ellos agravian. Existen dos clases de Fe.

Una de ellas escogida como segunda mano, por imitación.

La otra clase es adquirida directamente, por convicción personal.

A menos que te hayas descartado la imitación, nunca llegarás a alcanzar la convicción. Lee el libro de tu propio ser aquí y ahora.

No esperes por el terrible Día de la Resurrección, pero llámate a ti mismo a cuentas antes de que te encuentres con el Todo-Glorioso.

La Admisión al Paraíso debe ser ganada aquí, para este mundo es el semillero del Más Allá.

De la manera que siembras , recogerás.

En ese mundo nadie ha de ser juzgado injustamente; cada uno recibirá lo que él o ella se merece.

Arremángate a ti mismo ahora con una gran determinación.

Conviértete en un servidor de Allâh, siempre atento a que sólo eres una simple criatura mortal.

Sé digno del honor de servirlo a Él, el Siempre Viviente.

La servitud a uno mismo sólo será un obstáculo, pera bajo la servidumbre a Allâh te traerá el perdón y te convertirá en soberano de ambos mundos.

Tú eres uno de esos que dicen: “Mi madre y padre creen en Dios; yo estoy en compañía de ellos, entonces debo creer también?”

Abandona esta fe por imitación y encuentra tu propia convicción.

Refresca tu fe a través de la afirmación de la Divina Unidad.

Observa los trabajos de Allâh, el Señor de la Majestad.

¿Cómo es que Él revive a esta tierra desanimada?

Tú y Yo también seremos devueltos a la vida después de la muerte, con todas las demás criaturas.

El es aquél que trae la muerte y dá la vida.

Observa como Él es capaz de crear y traer de la no-existencia a la vida, luego el retornarlo a la no-existencia lo que Él ha creado y traerlo de vuelta a la vida.

Abre tus ojos a ésto, para que la fe de segunda mano sea reemplazada por la verdadera convicción.

Por Sheikh M.O.al-Y.al-H.

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