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El enemigo disfrazado de Ahmed – Crónicas desde Oriente Próximo – Sal Emergui

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Un agente en el papel de mujer arabe en jerusalén Este.


Ahmed es un joven palestino que ha participado en numerosas manifestaciones contra Israel. Dice con orgullo rozando la resignación que se ha convertido en un experto en lanzar piedras y cócteles molotov contra los soldados y policías israelíes. También contra civiles ya que para él, “todos son colonos. Muchas veces lo ha hecho cerca de su casa, en Kalandia, territorio palestino entre Ramala y el norte de Jerusalén. Más conocido por el checkpoint. En más de una ocasión ha ido al barrio de Silwan (parte oriental de Jerusalén) para “enseñar” a los más jóvenes cómo y cuándo tirar piedras y esconder la mano. Montar un cóctel molotov y escapar corriendo. Cómo pasar de tranquilo adolescente que pasea por las calles a un encapuchado lleno de rabia gritando “Allâhu Akbar” ante los númerosos fotógrafos. De no interesar a nadie a verse en los medios de comunicación de medio mundo.

“Para unos, es una forma de resistencia contra la ocupación. Para otros, es un método de presionar para que los colonos se vayan de nuestras tierras. También es una forma de pasar el rato y matar el aburrimiento”, nos confiesa con sinceridad. 

Ahmed reza “para que un día los palestinos conquistemos Jerusalén,Tel Aviv y Haifa”. No quiere hacerse fotos ni muchos menos dar detalles de su vida. Sólo que tiene “19 años aproximadamente”. Desconfía de todos. De todo. Teme especialmente ser víctima de una trampa de los Mistaravim. Los agentes de esta unidad policial israelí se disfrazan de “árabes” para detener a los más violentos durante los choques. El último ejemplo, seguro que ya lo han visto pero por si acaso ahí va esta foto captada por Baz Ratner, el compañero de Reuters, durante los disturbios de la Nakba en Jerusalén Este.

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No es una mujer palestina con pistola que se cuela entre los agentes israelíes para poder abrir su coche. Es un miembro de la unidad de Mistaravim, instantes después de interpetar su papel.

No sorprende que el desconfiado Ahmed les tema porque los Mistaravim hablan un árabe perfecto (con todos los matices de cada zona) y su aspecto local les hacen pasar como uno o una más en Kalandia, Nablús o Yenín. Están entrenados como cualquier unidad antiterrorista pero con la diferencia que deben saber maquillarse y disfrazarse. Para no despertar sospechas y ganarse la confianza de los manifestantes o milicianos, no dudan en “lanzar” piedras contra los soldados o policías israelíes. Contra los suyos aunque exhibiendo mala puntería. Cuando las cosas se calientan, los Mistaravim agarran al “objetivo” y antes que se entere ya está esposado. El agente se coloca rápidamente un distintivo de la Policia (suele ser una gorra) para que sean reconocidos por los suyos.

El nuevo jefe de la Policía en Jerusalén, Nisso Shajam, considera que el uso de esta unidad en la obtención de información y detención de los más buscados es fundamental para evitar la anunciada Tercera Intifada. No cree en las redadas nocturnas que suelen acabar con los detenidos en la calle al cabo de unas horas sino que prefiere atraparles “con las manos en la masa”. En las últimas semanas de enfrentamientos, la Policía ha arrestado a 120 palestinos “sospechosos de  alterar el orden, atacar agentes, preparar atentados y lanzar piedras y cócteles mólotov contra ciudadanos israelíes”. La alta cifra de las detenciones se debe también a los Mistaravim, una especie de espías domésticos.

Los habitantes de Silwan han visto el cambio de la táctica policial. Antes, los agentes circulaban en vehículos protegidos y blindados. Hoy van en coches normales. Y si es necesario, camuflados.

Volvemos a Kalandia, bajo control de Jordania hasta ser ocupada por Israel en la guerra del 67. Ahmed nos cita para un futuro muy próximo: “No sé exactamente la fecha exacta pero esto va explotar. Puede ser en las próximas semanas o en septiembre, dice aludiendo el mes en el que el presidente palestino, Abu Mazen pretender recabar el reconocimiento de la ONU  a un Estado palestino sin necesidad de negociar con israel. En ese caso, no se descarta un choque generalizado y muy violento.

Mientras Abu Mazen esté esos días en los pasillos de la ONU en Nueva York, Ahmed movilizará a los suyos en Kalandia. Bajo la mirada de otros jóvenes, promete que estará allí. Los Mistaravim seguramente también.

Sal Emergui

Periodista barcelonés, Sal Emergui trabaja como freelance en esta zona desde 1997. Corresponsal con base en Jerusalén de varios medios de comunicación españoles de radio y televisión centrándose principalmente en el conflicto entre palestinos e israelíes. Desde el 2007, colabora para EL MUNDO Y EL MUNDO.ES.

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